Acta Pediátrica Española

ISSN 2014-2986
Resultados de la búsqueda para: pediatrics

Resumen
Introducción: El síndrome confusional agudo (SCA), también denominado delirium, es un síndrome mental orgánico transitorio en el que se alteran de forma variable las funciones cognitivas, en especial la atención. Es más frecuente en ancianos y niños, aunque en estos últimos la literatura aún es escasa. Las causas del SCA se pueden clasificar en tres grandes grupos: procesos sistémicos, ingesta de fármacos/drogas y enfermedades neurológicas, siendo las causas más frecuentes en niños la intoxicación, la epilepsia, los traumatismos craneoencefálicos (TCE) y las infecciones del sistema nervioso central. Ante un SCA en la edad pediátrica siempre deben hacerse una correcta anamnesis y un diagnóstico diferencial adecuado. Es importante descartar siempre la posibilidad de una patología orgánica ante un comportamiento anómalo o agresivo de inicio brusco y no atribuirlo a trastornos del comportamiento o patología psiquiátrica.

Casos clínicos: Presentamos cuatro casos clínicos de SCA de distinta etiología del Servicio de Urgencias Pediátricas de un hospital secundario.

Conclusiones: Aunque el SCA es más frecuente en adultos, los pediatras debemos estar preparados para identificarlo, tratar sus síntomas y averiguar la causa subyacente con el fin de instaurar tratamiento precoz.

Publicado en Notas clínicas
Viernes, 29 Mayo 2020 12:56

Ataxia por celiaquía

Resumen
Introducción: En la enfermedad celíaca las manifestaciones extraintestinales, con ausencia de las intestinales clásicas, son cada vez más frecuentes. La ataxia por gluten es una manifestación frecuente en adultos con celiaquía, pero en pediatría se considera excepcional.

Caso clínico: Presentamos un caso de un niño de 11 años con ataxia progresiva de difícil diagnóstico, con marcadores serológicos de celiaquía prácticamente normales y con diagnóstico por biopsia intestinal, y con respuesta positiva a inmunoglobulinas intravenosas y dieta libre de gluten.

Conclusión: Puede resultar recomendable en pacientes con ataxia cerebelosa realizar un tipado de HLA junto a valoración de serología de celiaquía, y en caso de sospecha realizar panendoscopia digestiva oral.

Publicado en Notas clínicas

Introducción: El Plan Estratégico de Pediatría y Neonatología (PEPN) valora la figura del psicólogo clínico en la atención psicológica a familias y profesionales en las Unidades Neonatales de nivel III para facilitar la atención centrada en la familia. El objetivo de este trabajo es describir la opinión de los padres de recién nacidos prematuros o pretérmino (RNPT) ingresados sobre la necesidad de recibir atención psicológica periparto, así como de la satisfacción en la atención recibida durante el ingreso.
Método: Estudio observacional transversal mediante encuestas anónimas entregadas en la consulta de seguimiento al prematuro. Análisis descriptivo de variables sociodemográficas. Los resultados se analizaron de forma descriptiva utilizando STATAv14.
Resultados: Se analizaron 119 encuestas (88% respondidas por madres). El 77% fueron RNPT ≥33 semanas, el 20% pesaron <1.500 g y el 25% fueron gemelares. El 65% de los padres sintieron antes del nacimiento angustia y el 65% lo asoció a la prematuridad. Un 47% consideró positiva la ayuda de un psicólogo durante el ingreso, tanto más cuanto mayor era la prematuridad (p= 0,017). Un 8% consultó con un psicólogo privado tras el parto. Globalmente, la atención percibida durante el ingreso fue satisfactoria en un 91%.
Conclusiones: La condición de prematuridad es una situación de máxima vulnerabilidad somatopsíquica. Requiere un abordaje multidisciplinar para identificar situaciones de sufrimiento y alteraciones en el apego. La detección y atención precoz son prioritarias. El psicólogo clínico en Neonatología es percibido como necesario para atender una clínica altamente especializada. Se trata de una necesidad asistencial no cubierta en el momento actual.

Publicado en Originales

Introducción: En muchas plantas de hospitalización pediátrica se atienden pacientes que requieren más cuidados que los que se suponen para estas unidades. El objetivo de este trabajo es tratar de documentar esta situación y proponer mejoras asistenciales.
Material y métodos: Se han revisado los ingresos de 2012, 2014 y 2016 de un hospital secundario sin Cuidados Intensivos, buscando criterios de ingreso en Cuidados Intermedios que define la literatura. Se ha realizado una encuesta de opinión en la Sociedad Española de Pediatría Hospitalaria.
Resultados: Los pacientes que se adecúan a los criterios de Cuidados Intermedios suponen un 18,2% (2012), 20,8% (2014) y 19,8% (2016) del total de los ingresos pediátricos (médicos) del hospital secundario analizado.
Han participado 15 hospitales. La mayoría, el 80% (12), donde se incluyen todos los terciarios con UCIP, contestan que se atienden en planta pacientes con estas características.
Los hospitales con UCIP han trasladado desde su planta a intensivos el 1,22% de los ingresos; los hospitales sin UCIP, el 1,23% (p= 0,98); los hospitales secundarios sin UCIP, el 1,01%, y los hospitales comarcales, el 3% (p<0,001). Los hospitales en los que este problema no se percibe trasladan el 2,41%, frente a los que sí, el 1,12% (p<0,001).
Conclusiones: Existe conciencia de que se atienden pacientes con mayores requerimientos que los que se suponen en este nivel asistencial. Esto se hace con seguridad, pero convierte parte de nuestra asistencia en un nivel no bien definido entre la hospitalización habitual y los cuidados intensivos. Se deben establecer vías de colaboración para definir, regular y abordar esta situación.

Publicado en Originales

Las recomendaciones en la introducción de la alimentación complementaria (AC) han ido variando a lo largo de las últimas décadas, y aun hoy en día existen algunas diferencias entre regiones y sociedades científicas, unas veces motivadas por la ausencia de suficiente evidencia científica y otras muchas por diferencias culturales en relación con la alimentación. El objetivo principal de esta revisión es recopilar las últimas recomendaciones sobre AC de los Comités de Nutrición de las principales sociedades científicas pediátricas de influencia en nuestro entorno (Asociación Española de Pediatría [AEP], Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica [ESPGHAN] y Academia Americana de Pediatría [AAP]), haciendo especial énfasis en las diferencias que entre ellas pudieran existir.
La definición de AC es compartida por las tres sociedades, y las recomendaciones en relación con su introducción son muy similares entre sí. Establecen que debería iniciarse no antes de los 4 meses pero tampoco más allá de los 6, principalmente por motivos nutricionales y de desarrollo neurológico. De acuerdo con las últimas evidencias científicas publicadas, todas ellas propugnan que tanto los alimentos potencialmente alergénicos como el gluten pueden introducirse con el resto de la AC, en cualquier momento a partir de los 4 meses. Asimismo, ninguna de las tres sociedades realiza recomendaciones acerca de cuál es el mejor método de alimentación para introducir la AC, si bien la ESPGHAN y la AEP comentan la necesidad de que se realicen más estudios comparativos a largo plazo.

Publicado en Nutrición infantil

Las fracturas abiertas son raras en pediatría, siendo la mayoría de ellas secundarias a traumatismos de alta energía. Resulta imprescindible una estabilización inicial del paciente, junto con una historia clínica y exploración vasculonerviosa adecuada. La profilaxis antibiótica precoz constituye una pieza clave en el manejo inicial de estas fracturas por parte del pediatra, cumpliendo en el niño unas características especiales, debido a una recuperación más rápida y a un menor riesgo infeccioso. Presentamos un caso clínico, a través del cual repasaremos la profilaxis antibiótica más adecuada en función del tipo de fractura abierta que presente nuestro paciente según la clasificación de Gustilo y Anderson modificada.

Publicado en Notas clínicas

School-aged children who are not progressing academically: considerations for paediatricians
Rey-Casserly C, McGuinn L, Lavin A; AAP Committee on psychosocial aspects of child and family health. Section on Developmental and Behavioural Pediatrics. Pediatrics. 2019; 144: e20192520.

«El fracaso escolar es un gran problema que debiera ser abordado desde todos los ámbitos», apuntaba el buen pediatra Venancio Martínez en un editorial de Pediatría Integral en septiembre de 2014, sobre una observación de las cifras de fracaso escolar en España que nos colocan en los puestos de cabeza de la Unión Europea. En Estados Unidos las cifras se sitúan en entorno de la media europea. La Academia Americana de Pediatría (AAP) ha considerado que el fracaso escolar es también responsabilidad del pediatra y ha publicado unas consideraciones para los pediatras que pasamos a resumir.
Se estima que un 13% de los niños escolarizados tiene algún tipo de problema de aprendizaje. De estos, un 35% tendría algún problema específico de aprendizaje (entendido como una alteración en uno o más de los procesos psicológicos básicos que participan en el entendimiento y en el uso del lenguaje, que se manifiestan como una incapacidad para escuchar, pensar, hablar, leer, escribir, deletrear o hacer cálculos matemáticos), un 20% alteraciones del lenguaje y un 13% otros problemas de salud que limitan la capacidad de estar alerta o la vitalidad, como las cardiopatías, el asma o la epilepsia, entre otros. Un 9% de esos niños estaban diagnosticados de trastorno del espectro autista, un 6% de discapacidad intelectual y otro 6% de retraso del desarrollo psicomotor. Algo menos del 2% de los niños presentaba múltiples discapacidades.
Aunque la mayor parte de la responsabilidad para la evaluación y el manejo de estos niños con problemas académicos recae tradicionalmente en el sistema escolar, los pediatras, como garantes del bienestar y de la salud de los niños, contribuyen de forma importante. La AAP, a través de la Sección de Neurodesarrollo y Conducta, señala en este documento de posicionamiento el papel que debe corresponder al pediatra, que incluye las siguientes funciones:
• Prevención. Incluye la contribución a proteger a estos niños frente al daño cerebral. Las vacunaciones, el seguimiento del crecimiento y del desarrollo, el cribado de la anemia, la promoción del uso de cascos en las actividades deportivas, las medidas de fijación para los vehículos, la prevención en el uso de tabaco, alcohol y otras sustancias, junto con la identificación del riesgo psicosocial, son algunas de las herramientas que emplean los pediatras en su práctica habitual.
• Reconocimiento temprano de los problemas de aprendizaje. Debe realizarse una historia detallada previa en el periodo perinatal, del desarrollo y el comportamiento y del patrón de sueño. La recogida precisa de una historia familiar y social (p. ej., algunas veces las historias de trauma personal y la ansiedad pueden interferir en el aprendizaje), así como de múltiples cambios de colegio. Debe completarse con una exploración física exhaustiva, poniendo especial atención a las alteraciones neurológicas (tono, coordinación).
• Diagnóstico de las afecciones médicas subyacentes. En algunos niños, la historia y los hallazgos físicos revelan la necesidad de realizar pruebas adicionales, como el electroencefalograma, las pruebas de neuroimagen y los test genéticos y/o metabólicos.
• Remisión para evaluaciones más específicas. Es frecuente requerir la valoración por parte de psicólogos, neuropsicólogos o logopedas que evalúen las habilidades de capacidad cognitiva, el funcionamiento adaptativo de los logros académicos, las habilidades de comunicación, el funcionamiento motor, el estado emocional y/o de comportamiento de estos niños. A pesar de estas derivaciones, el pediatra acompañará a la familia y le ayudará a tomar decisiones.

Lo que aporta este trabajo:
Lo que tradicionalmente se ha considerado un problema de las familias y las escuelas, el fracaso escolar, es también un aspecto en el que el pediatra se debe ver involucrado. Por una parte, porque existen motivos directamente médicos por los que los niños pueden fracasar en el colegio. Pero, por otra, el fracaso escolar, además de otras situaciones del entorno escolar, está muy directamente relacionado con la salud. Como bien comenta Venancio Martínez, «el estudio del desarrollo en la edad preescolar, precisamente cuando nuestro contacto con los padres es más frecuente, debería detectar a estos niños antes de que puedan tener dificultades en la escuela». Asimismo, deberían participar más activamente en el asesoramiento del diseño de los planes educativos. El reto es grande e implica una mejora en los programas de formación de los pediatras en el periodo de residencia, pero también en la formación continuada, en especial en el ámbito de la atención primaria, además de una mayor cercanía a la realidad de los centros educativos. Abordajes como el de la AAP, a través de su estrategia «Bright Futures: Guidelines for health supervision of infants, children and Adolescents», pueden servir de guía para ello.
• Tratamiento. Algunos niños necesitan tratamientos médicos concretos, y otros más ayuda por parte de logopedas, fisioterapeutas o terapeutas ocupacionales. El pediatra debe ser el que coordine estos tratamientos. La meta última del tratamiento es permitir al niño alcanzar su máximo potencial, lo cual requiere muchas veces ciertas adaptaciones y modificaciones en la educación (regulado por ley). La evidencia revela que hacer repetir de curso a un niño no es una estrategia efectiva para ayudarle a encontrar su máximo potencial.
• Monitorización. Se utilizan instrumentos y cuestionarios estructurados para medir en los niños el funcionamiento cognitivo y adaptativo, el habla y el lenguaje, el estado conductual y emocional, las habilidades motoras finas y la coordinación en las evaluaciones. Los logros académicos del niño se valoran usando medidas estandarizadas. Es importante establecer un diálogo continuo entre los pediatras y las escuelas.
Un papel clave para el pediatra que atiende a niños con alteraciones de salud mental o del neurodesarrollo es ayudar a los adultos implicados en su educación a percibir apropiadamente las fortalezas y los desafíos que en ella se plantean. Estos niños pueden ser percibidos como perezosos o intencionadamente oposicionistas, más que como niños con un déficit neurocognitivo que les imposibilita alcanzar un progreso académico típico.

M.J. Galiano Segovia
Pediatra. Centro de Salud María Montessori. Leganés (Madrid)

 


Associations between screen based media use and brain White matter integrity in preschool-aged children
Hutton JS, Dudley J, Horowitz-Kraus T, DeWitt T, Holland SK. JAMA Pediatr. [DOI: 10.1001/jamapediatrics,2019.386].

En este estudio, los investigadores se plantearon confirmar científicamente si existen riesgos neurobiológicos debido al uso de dispositivos electrónicos en niños preescolares. Analizaron la asociación entre el uso de pantallas a esa edad y los índices de integridad y mielinización de la sustancia blanca, especialmente de los tractos relacionados con el lenguaje, las funciones ejecutivas y el inicio de la lectura. Partieron de la hipótesis de que un mayor tiempo de uso de pantallas estaría asociado con una menor mielinización en esas áreas cerebrales y con peores puntuaciones en los test que evaluaban dichas capacidades.
La investigación fue coordinada por el Dr. Hutton, pediatra del Hospital Infantil de Cincinnati. Se llevó a cabo un estudio transversal entre agosto de 2017 y noviembre de 2018. Completó todas las pruebas un total de 47 niños sanos de 3-5 años de edad, nacidos con, al menos, 36 semanas de edad gestacional, y sin factores de riesgo ni alteraciones en su neurodesarrollo.
Los padres rellenaron una encuesta sobre el uso de dispositivos con pantallas (Screen Q survey), que consta de 15 ítems en los que se valora el acceso a pantallas, la frecuencia de uso y el contenido visualizado, solos o en compañía de los padres. Las puntuaciones van de 0 a 26, y las más altas reflejan un mayor uso de dispositivos electrónicos.
A los niños se les realizaron test para valorar el lenguaje, la comprensión lectora y el procesamiento fonológico (CTOPP-2), test de denominación rápida de objetos, test de vocabulario expresivo (EVT-2) y test de habilidades prelectoras Get Ready to Read (GRTR).
Se completó el trabajo realizando a los niños estudios de neuroimagen mediante resonancia magnética dinámica, una potente técnica para cuantificar la integridad de la sustancia blanca cerebral, y en concreto valorar la organización y la mielinización de los tractos. Se valoraron especialmente las áreas relacionadas con el lenguaje. El fascículo arqueado co¬necta las áreas cerebrales receptiva (Wernicke) y expresiva (Broca) del lenguaje, y se asocia con habilidades como la fonología y el vocabulario. El fascículo uncinado y el fascículo longitudinal inferior se relacionan con el procesamiento semántico, la integración emocional y la incorporación de imágenes visuales.
Aunque las redes sensoriales maduran relativamente pronto, las conexiones para habilidades intelectuales superiores, como el lenguaje, las funciones ejecutivas y la lectura, tienen
un desarrollo un poco más tardío, y dependen mucho de la es¬timulación tanto en el hogar como en otros ambientes.

Resultados y conclusiones del estudio
Al analizar estadísticamente los resultados obtenidos en el estudio, se observó una asociación entre un mayor uso de pantallas en los niños preescolares y una menor mielinización de las áreas y tractos de sustancia blanca cerebral relacionados con el lenguaje, la función ejecutiva y las habilidades para la lectura. Es decir, los niños con un mayor uso de pantallas tenían una menor «maduración» en las áreas cerebrales que intervienen tanto en el lenguaje como en la lectura, así como puntuaciones más bajas en los test del lenguaje y vocabulario.
En este estudio se pone de manifiesto que, al menos en algu¬nos aspectos, el uso de dispositivos con pantallas durante la temprana infancia se acompaña de riesgos neurobiológicos.

Lo que aporta este trabajo:
Los autores responden a la demanda de la sociedad de apoyar consejos saludables en datos objetivos y con rigor científico. Es la primera vez que se publica un estudio con pruebas de neuroimagen sobre la repercusión del uso de pantallas en niños preescolares. Aunque la muestra no es muy amplia, hay que valorar el enorme esfuerzo que supone llevar a cabo este tipo de estudios en niños tan pequeños. Es difícil que los preescolares colaboren en los test, y las pruebas de neuroimagen no siempre pueden realizarse correctamente a esta edad.
Los resultados de este artículo apoyan las recomendaciones que tanto desde la Asociación Española de Pediatría, la Academia Americana de Pediatría y la Organización Mundial de la Salud se están realizando sobre la importancia de limitar el uso de pantallas en niños pequeños.
Se necesitan más estudios de este tipo para conocer cómo influye el uso de pantallas según las diferentes edades de los niños y confirmar su alcance a largo plazo.

C. Esteve Cornejo
Pediatra. Clínica Universidad de Navarra. Madrid

La miocardiopatía dilatada en pediatría es un reto para los cardiólogos pediátricos, tanto por su etiopatogenia como por su pronóstico. Presentamos el caso de un lactante de 1 mes y medio de vida con diagnóstico de miocardiopatía dilatada cuya madre estaba infectada por el virus de la inmunodeficiencia humana.

Publicado en Notas clínicas

Objetivo: Conocer el nivel actual de conocimientos de reanimación cardiopulmonar (RCP) pediátrica del personal sanitario de Lanzarote y analizar la eficacia de los cursos de RCP avanzada pediátrica en la isla.
Método: Estudio analítico transversal de los cursos de RCP avanzada pediátrica y neonatal realizados en la isla desde 2016 hasta 2018. Se recogieron las puntuaciones en las evaluaciones teóricas al inicio y al final del curso así como en las prácticas y se contrastaron con variables sociodemográficas del alumnado. Se aplicó la prueba de Wilcoxon para contrastar las puntuaciones teóricas antes y después del curso y modelos de regresión lineal múltiple para estudiar la relación entre desempeño y distintas variables sociodemográficas.
Resultados: 77 alumnos realizaron los cursos con una puntuación mediana que aumentó significativamente de la evaluación inicial (14 puntos) a la final (18 puntos) sobre 20 (p < 0,001). En la evaluación práctica tanto de RCP básica como de avanzada y neonatal, las puntuaciones medianas de cada una de las maniobras superaron el valor 4, siendo el mínimo exigido 3 sobre 5. Los médicos y los profesionales con mayor puntuación teórica inicial ejecutaron mejor las maniobras de RCP básica y avanzada (p <0,05). Los profesionales más jóvenes realizaron mejor la RCP avanzada (p <0,05).
Conclusiones: Los cursos de RCP avanzada pediátrica y neonatal son métodos docentes eficaces a corto plazo para la formación teórico-práctica de los profesionales sanitarios. Se precisan futuros estudios que midan el efecto a medio y largo plazo de los mismos.

Publicado en Originales

La protección inmunológica del recién nacido depende principalmente de factores inmunitarios maternos proporcionados a través de la leche. Sin embargo, muy pocos estudios han evaluado la variabilidad natural de los diferentes compuestos inmunitarios presentes en la leche humana de mujeres sanas pertenecientes a poblaciones heterogéneas. En este contexto, el objetivo de este trabajo fue la detección y cuantificación de una amplia gama de factores inmunitarios solubles, entre los que se incluyen factores de inmunidad innata (IL-1β, IL-6, IL-12, INFγ, TNFα) y adquirida (IL-2, IL-4, IL-10, IL-13, IL-17), quimioquinas (IL-8, Groα, MCP1, MIP1β), factores de crecimiento (IL-5, IL-7, EGF, G-CSF, GM-CSF, TGFβ2) e inmunoglobulinas (IgA, IgG, IgM), en la leche producida por mujeres sanas de diversas etnias procedentes de distintos entornos geográficos, dietéticos, socioeconómicos y ambientales. A partir de los resultados de este trabajo, pudimos determinar que un grupo de estos factores (IgA, IgG, IgM, EGF, TGFβ2, IL-7, IL-8, Groα y MIP1β) estaba presente en todas o en la mayoría de las muestras recogidas en todas las cohortes y, por tanto, podría considerarse como el núcleo común (core) de la leche humana en condiciones fisiológicas.

Publicado en Nutrición infantil

En este trabajo se conmemora el centenario de la muerte de Manuel Tolosa Latour (1857-1919), médico madrileño, uno de los pioneros en la formación en España de la pediatría como especialidad médica.
Se realiza una búsqueda en repositorios de prensa digitalizada: ABC-Blanco y Negro, La Vanguardia, Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España, Biblioteca Virtual de Prensa Histórica y otras fuentes secundarias.
El Dr. Tolosa Latour destacó por sus aportaciones científicas, sus iniciativas para la protección de la infancia y sus actividades como higienista reformista, así como por sus acciones en el ámbito institucional, social y legislativo. Contribuyó decisivamente a la formulación y aprobación de la Ley de Protección a la Infancia de 1904, primera ley proteccionista en España, conocida como Ley Tolosa Latour. Creó sanatorios marítimos y de montaña. Trabajó en el Hospital del Niño Jesús en sus comienzos, en la primera Gota de Leche de Madrid. Participó y presidió sociedades científicas, entre ellas la entonces recién creada Sociedad de Pediatría de Madrid. Contribuyó a dar visibilidad internacional a la medicina española de los niños. Manuel Tolosa, junto con Elisa Mendoza, su mujer, y su entorno familiar y profesional más cercano, contribuyeron al desarrollo de redes de protección social a la infancia, y también a dar cauce para que la mujer ganara presencia en el espacio público.

Publicado en Artículo especial

Tamana SK, Ezeugwu V, Chikuma J, Lefebvre DL, Azad MB, Moraes TJ, et al. PLoS One. 2019; 14(4): e0213995.

Los niños comienzan cada vez antes a utilizar dispositivos basados en pantallas, y a pasar más tiempo delante de las mismas, lo cual se asocia con patrones de dieta insanos, una pobre calidad de sueño, un aumento del riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y una mayor frecuencia de obesidad, así como consecuencias negativas para la salud mental.
En este trabajo los autores examinan la asociación entre el tiempo que los preescolares están delante de una pantalla y las posibles alteraciones del comportamiento. El estudio se realizó analizando los datos del estudio CHILD (Canadian Healthy Infant Longitudinal Development), un ensayo de cohortes desde el nacimiento, observacional, inicialmente diseñado para examinar la interacción entre los genes y el ambiente sobre el desarrollo de asma y atopia. Se reclutaron mujeres embarazadas, mayores de 18 años, durante el segundo y tercer trimestre de su embarazo, entre 2009 y 2012 en 4 ciudades de Canadá (Edmonton, Toronto, Vancouver y Manitoba). Se incluyeron 3.455 díadas padres-niños. Los padres completaban cuestionarios sobre la familia y las características del niño (estatus socioeconómico, etnia, estado de nutrición de la madre y el niño, y estrés de la madre al inicio y durante el seguimiento). En las visitas clínicas de los 3 y los 5 años, las familias participantes completaban cuestionarios acerca del tiempo que los niños pasaban delante de las pantallas, la calidad del sueño y la actividad física. A los 5 años, los padres completaban cuestionarios para valorar el comportamiento de sus hijos (Child Behavior CheckList [CBCL], medida validada empíricamente de 99 ítems sobre problemas de comportamiento). De las 3.455 familias incluidas, a los 5 años completaron el CBCL 2.427 (70,2%).
El estudio fue aprobado por el Comité de Ética de la Universidad de Toronto y se recogió el consentimiento informado en todos los casos.
Los datos sobre potenciales covariantes asociadas con el tiempo que los niños pasaban delante de las pantallas o el comportamiento se recogieron de las historias del hospital (sexo, peso al nacer, edad gestacional, número de orden de nacimiento, diabetes gestacional, edad materna) o a través de cuestionarios estandarizados (duración y tipo de sueño, actividad física, estatus socioeconómico, estado marital, etnia, exposición al tabaco en convivientes, lactancia materna, depresión materna, interacción padre-niño y estrés de los padres en los 5 años de seguimiento).
El tiempo delante de las pantallas (TV/DVD, ordenadores, tabletas, móviles o videojuegos) se valoró a los 3 y 5 años. Se agruparon los participantes en 3 categorías: menos de 30 minutos al día, entre 30 minutos y 2 horas diarias, y más de 2 horas al día. El umbral más alto para el tiempo total de pantalla a la edad de 3 años estaba ajustado a 1 h/día, y a los 5 años a 2 h/día, basado en las guías canadienses.
Las puntuaciones más altas obtenidas en las encuestas específicas (CBCL) indican problemas mayores de comportamiento, tanto internos (ansiedad/depresión, abstinencia, somáticos, emocionalmente reactivos), como externos (inatención, agresividad) y totales (internos, externos, problemas de sueño y otros). El punto de corte (≥65) indica problemas de comportamiento clínicamente significativos.
Al analizar los datos del CBCL, se observaron problemas de comportamiento externo clínicamente significativo en el 1,2% de los niños (n= 28) y problemas de comportamiento interno en el 2,5% (n= 61). Menos del 1% de los niños (n= 18) tenían ambos problemas. Los niños tenían una puntuación media en el CBCL más alto (media de 40,6 ± 9,9) que las niñas (media de 38,7 ± 9) (p ≤0,001). No se encontraron diferencias respecto a los problemas de comportamiento interno cuando se evaluó por sexos.
En cuanto al tiempo que los niños pasaban delante de alguna pantalla, a los 5 años, el 13% (n= 317) estaban expuestos a más de 2 h/día, mientras que el 83% (n= 2.005) de los niños cumplieron con las pautas canadienses de tiempo de pantalla recomendadas de menos de 2 h/día. A los 3 años, el 58% de los niños (n= 1.415) cumplieron con las pautas canadienses de tiempo de pantalla recomendadas de menos de 1 h/día. No hubo diferencias significativas por sexos.
Los niños expuestos a más tiempo de pantalla a los 3 y 5 años mostraron una mayor morbilidad conductual a los 5 años, con una relación dosis-respuesta entre el tiempo de pantalla y los problemas de comportamiento. Los niños que pasaban delante de una pantalla más de 2 h/día obtuvieron puntuaciones más altas en los problemas de comportamiento externo (sobre todo de inatención) clínicamente relevante, comparados con los que pasaban menos de 30 minutos. No había ninguna asociación significativa entre el tiempo de pantalla y los problemas de comportamiento agresivo.
La asociación entre el tiempo de pantalla y la morbilidad del comportamiento fue mayor que cualquier otro factor de riesgo, incluida la duración de sueño, el estrés parental y los factores socioeconómicos. Realizar más de 2 horas de actividad física a la semana se relacionaba con una menor morbilidad de salud mental.
Una de las limitaciones de este estudio es que los datos, el tiempo de pantallas, dormir y la actividad física no se validaron con medidas objetivas, sino que se recogieron de la información facilitada por los padres. También era posible que los padres pudieran responder a los niños que mostraban más dificultades de comportamiento externo ofreciendo más tiempo de pantallas como una estrategia para tranquilizarlos.
Un tiempo de pantalla por encima del umbral de las 2 horas a los 5 años se asoció con un riesgo aumentado de morbilidad externa clínicamente relevante, y específicamente con problemas de inatención. La asociación entre el tiempo de pantalla y la morbilidad comportamental era mayor que cualquier otro factor de riesgo, como dormir, el estrés parental y los factores socioeconómicos. Los hallazgos de este estudio indican que la edad preescolar puede ser un periodo crítico en el que apoyar a los padres y a las familias acerca de limitar el tiempo de pantalla y favorecer la actividad física.
 
Lo que aporta este trabajo:
Las nuevas formas de comunicación y de ocio, basadas fundamentalmente en el uso de imágenes a través de dispositivos móviles u otro tipo de pantallas, ha cambiado de forma radical nuestra forma de vida e, indudablemente, la forma de entender el ocio. En el caso de los niños, ha significado una disminución de la forma de jugar y también de interactuar con el medio y con sus iguales. A pesar de que el tiempo transcurrido desde este cambio de paradigma todavía es escaso para poder valorar las consecuencias a largo plazo, se publican cada vez más estudios que señalan un aumento de la morbilidad, fundamentalmente en el ámbito del comportamiento, ya en edades tempranas. Como en otras esferas de la maduración del niño, las edades más tempranas son especialmente sensibles, lo que implica que debamos prestar especial atención a estos periodos. Este artículo no hace sino reforzar el papel de los pediatras para ofrecer recomendaciones a las familias sobre el tiempo adecuado de permanencia delante de una pantalla de los niños. En España las recomendaciones de la Asociación Española de Pediatría son coincidentes con los de la Asociación Pediátrica de Canadá y de la Academia Americana de Pediatría, que recomiendan un máximo de 2 h/día en los niños de 5 años y de 1 h/día en los de 3 años.

M.J. Galiano Segovia

Pediatra. Centro de Salud María Montessori. Leganés (Madrid)

Cannanbis concentrate use in adolescents

Meier MH, Docherty M, Leischow SJ, Grimm KJ, Pardini D. Pediatrics. 2019; 144(3): e20190338.

Los concentrados de cannabis, compuestos por extractos de plantas que contienen altas concentraciones del tetrahidrocannabinol (THC), se han ido haciendo cada vez más populares entre los adultos de Estados Unidos. El presente estudio pretende conocer el uso de estas sustancias entre los adolescentes. Para ello, se reclutaron durante el año 2018 un total de 47.142 estudiantes de 8.º, 10.º y 12.º grado de 245 colegios de Arizona, pertenecientes a grupos raciales y étnicos diversos, con edades entre 14 y 19 años. Los participantes contestaron a una encuesta que contenía, entre otras, 4 preguntas relacionadas con el consumo de cannabis. Se les peguntaba si habían consumido marihuana, concentrado de cannabis u otras sustancias en alguna ocasión, y si lo habían hecho en el último mes. También se les preguntaba sobre el consumo de alcohol, tabaco, cigarrillos electrónicos y otras drogas, así como la edad de comienzo de su uso. Especial interés tenían las preguntas realizadas sobre los factores de riesgo personal, compañeros, familia, colegio y comunidad.
Se compararon 3 grupos (consumidores de concentrados cannabinoides, consumidores de cannabis no concentrado y no consumidores de cannabis), para comprobar si había distinciones en cuanto a factores sociodemográficos, uso de otras sustancias o factores de riesgo o de protección relacionados con el uso de drogas.
En los resultados destaca que el 33% de los adolescentes había consumido cannabis, y el 24% concentrados cannabinoides en alguna ocasión en su vida. Como era de esperar, la prevalencia de consumo se incrementaba con la edad, desde el 19,9% en los participantes de menor edad hasta el 46,6% en los mayores, variando el consumo de concentrados de cannabis en esos mismos grupos de edad del 14,7 al 32,9%. La mayoría (72%) de los adolescentes que habían consumido marihuana había utilizado también concentrados de cannabis en alguna ocasión.
En este estudio, la prevalencia de consumidores de cannabis era ligeramente superior en las chicas que en los chicos. El consumo también era superior en los adolescentes cuyos padres no habían completado los estudios de Educación Secundaria. En cuanto a la asociación con el consumo de otras drogas, los consumidores de concentrados de cannabis también utilizan cigarrillos electrónicos 24 veces más frecuentemente que los que no consumen cannabis, y habían iniciado el uso de sustancias antes de los 17 años. Además, es 13,86 veces más frecuente el consumo de alcohol antes de los 17 años en los adolescentes consumidores de cannabis que en los no consumidores.
Como señalan los autores de este artículo, los consumidores de concentrados de cannabis asocian más factores de riesgo, como son: no percibir los daños de la marihuana, tener amigos que también consumen, permisividad de los padres y disponibilidad de las drogas en sus entornos próximos. Además, estos adolescentes presentan menos factores de protección frente al consumo de drogas.
Comentario y situación en España
El consumo de cannabis se está incrementando de forma paralela a la disminución de la percepción del riesgo que supone para la salud. El THC es el principal constituyente psicoactivo del cannabis y tiene relación dosis-efecto en la adicción, la discapacidad cognitiva y las experiencias psicóticas. Se ha pasado de contenidos del 12% de THC de la marihuana a contenidos superiores al 39-69% o incluso más del 80%, según los medios utilizados para producir los concentrados de cannabis. El uso de estos concentrados incrementa enormemente los efectos adversos.
En España, según el Informe 2018 del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones, el cannabis es la sustancia psicoactiva ilegal con mayor prevalencia entre los estudiantes de 14-18 años, y se indica que, en 2016, 3 de cada 10 (31,1%) habían consumido esta sustancia alguna vez en la vida. Durante los años 2004-2012 su consumo descendió. Sin embargo, desde 2014 se ha producido un cambio de tendencia (creciente). En cuanto a la edad, los jóvenes comienzan a consumir esta droga antes de cumplir los 15 años.
El porro o canuto es la forma más extendida (el 97,7% de los alumnos que han consumido cannabis en los últimos 30 días así lo han señalado), seguido del uso de pipas de agua, bongs, cachimbas o shishas, aunque mucho menos habitual (17%). El consumo de hachís (resina o chocolate) se encuentra menos extendido que la marihuana: una minoría (el 12,2% de los consumidores) señala que lo que ha fumado principalmente en los últimos 30 días ha sido hachís. El consumo por vía oral (pasteles, galletas...) o usando cigarrillos electrónicos es minoritario: tan sólo el 5,7 y el 1,8%, respectivamente, han utilizado estos métodos.
En España el consumo de cannabis se encuentra más extendido entre los varones (a diferencia de los datos reflejados de los adolescentes de Arizona), y se ha observado que en el grupo de 18 años ya son 1 de cada 2 los que lo han consumido en alguna ocasión (56,3%).
En cuanto a la hora de valorar estrategias para frenar el consumo de drogas, los expertos indican que los jóvenes, en general, conocen en parte los riesgos, pero les compensan los beneficios que consiguen, como son la evasión y la satisfacción inmediata. En cualquier caso, hay que asegurar que les llegue la información correcta de los riesgos tanto a corto como a largo plazo. La evidencia científica señala que se incrementa entre 3 y 5 veces el riesgo de sufrir brotes psicóticos o incluso esquizofrenia, especialmente al consumir cannabis de mayor concentración. En los estudios de neuroimagen de consumidores crónicos de cannabis se observa una disminución del tamaño de áreas del cerebro, como el hipocampo y el lóbulo frontal, con una mayor densidad de receptores cannabinoides, que conlleva la pérdida, por ejemplo, de la capacidad de reflexionar. Estos cambios estructurales en el cerebro no se observan en un consumo puntual, pero sí en los grandes consumidores, sobre todo cuando empiezan a consumir cannabis desde la adolescencia. La edad de inicio y la concentración del cannabis consumido son los principales predictores del daño cerebral.
Además de las consecuencias para la salud, el consumo de drogas afecta a otras esferas de la vida, ya que propicia la aparición de problemas judiciales o legales, el aumento del absentismo y el fracaso escolar y probables problemas delincuenciales para obtener las drogas. El porcentaje de repetidores de curso en consumidores de cannabis es del doble respecto a los que no consumen, así como los problemas de agresividad que desencadenan en el entorno familiar.
 
Lo que aporta este trabajo:
Los estudios a través de encuestas están sujetos a limitaciones, pero son herramientas útiles para conocer datos poblacionales. Los investigadores de este artículo aportan así información sobre el alcance del consumo de drogas entre los adolescentes del estado de Arizona, y reflejan unas tendencias que son comunes en otros países como España. Los resultados indican que las cifras del consumo de cannabis a estas edades son realmente alarmantes, especialmente el uso de concentrados cannabinoides y la asociación con el consumo de otras drogas.
Artículos como este deben impulsarnos a insistir en la población, especialmente a los adolescentes, sobre los riesgos reales del consumo de drogas. No se puede trivializar. El consumo de concentrados de cannabis se está convirtiendo en un problema de salud pública de una magnitud que todavía no ha alcanzado sus cotas máximas, ya que sigue aumentando. Los psiquiatras nos alertan de que las altas prevalencias del consumo de cannabis en los adolescentes están incrementando el número de jóvenes con depresión, psicosis y suicidios, así como el desarrollo de trastornos mentales crónicos en la edad adulta.

C. Esteve Cornejo

Pediatra. Clínica Universidad de Navarra. Madrid

La leche humana es un fluido complejo, compuesto por una amplia variedad de sustancias, entre las que se incluyen nutrientes y otros componentes bioactivos. Los datos disponibles en la actualidad sugieren que, en condiciones fisiológicas, el número y la concentración de estas sustancias pueden variar en función de muchos factores (base genética, etnia, localización geográfica, dieta, tiempo posparto...). En este contexto, el objetivo del proyecto internacional INSPIRE era conocer la variabilidad natural en la composición de la leche humana entre mujeres sanas que difieren en cuanto a su localización geográfica, etnia, dieta y situación socioeconómica, que se reflejan en la existencia de grandes diferencias en los factores ambientales, microbiológicos y socioculturales relacionados con la crianza y el entorno del recién nacido. En este artículo se muestra el diseño general del estudio y los resultados obtenidos con los oligosacáridos de la leche humana (HMO), uno de los componentes mayoritarios en este fluido biológico, con funciones biológicas muy relevantes para la salud infantil. Los resultados muestran un claro efecto de la cohorte (p <0,05) sobre las concentraciones de casi todos los HMO. Además, la edad materna, el tiempo posparto, el peso y el índice de masa corporal se correlacionaron con varios HMO. Por otra parte, se observaron diferencias en el perfil de HMO entre poblaciones étnicamente similares pero que viven en lugares diferentes, lo que sugiere que los factores medioambientales pueden desempeñar un papel en la regulación de la síntesis de los diferentes HMO.

Publicado en Nutrición infantil

Antecedentes:El síndrome de alienación parental (SAP), descrito como una forma de maltrato psicológico infantil, suele emerger en el contexto de divorcios conflictivos. El menor rechaza a un progenitor injustificadamente tras la manipulación psicoemocional ejercida por el otro, y acaba interiorizándola como propia, contribuyendo al descrédito del progenitor rechazado.

Objetivos:Determinar la prevalencia de ciertas manifestaciones descritas en el SAP, el rechazo parental (RP) y las acusaciones de abusos sexuales o maltrato del menor por parte de un progenitor hacia el otro (Acusaciones) en la urgencia pediátrica y evaluar su relación con los divorcios conflictivos.

Pacientes y método: Se estudiaron retrospectivamente las historias de los niños atendidos en las urgencias de un hospital terciario, a lo largo de 3 años, con una miscelánea de diagnósticos psiquiátricos y de índole psicosocial al alta. Se correlacionaron las variables RP y Acusaciones con el divorcio y la concurrencia de conflicto.

Resultados:Se estudiaron 357 niños, con una prevalencia de RP del 9% y de Acusaciones del 11%. En ambas se analizaron los diagnósticos al alta y se constató una relación contundente con la situación de divorcio conflictivo. En el análisis de regresión logística, la Odds ratio (OR) de la relación RP/conflicto fue de 5,6 (intervalo de confianza [IC] del 95%: 2-18; p <0,002), y la de Acusaciones/conflicto de 12 (IC del 95% 4-43; p <0,001).

Conclusiones: La prevalencia encontrada de RP y Acusaciones y su alta relación con los divorcios conflictivos obligan al pediatra a estar instruido y sensibilizado para detectar un posible SAP, reclamando su diagnóstico y atención psicosocial, y evitar ser manipulado y convertido en cómplice inocente de esta forma de maltrato.

Publicado en Originales

Objetivo: Comparar el riesgo de hiponatremia usando solución salina hipotónica (HT) frente a solución isotónica (IT) y sus efectos adversos.

Metodología: Ensayo clínico aleatorizado, abierto, no ciego, realizado, tras la firma del consentimiento informado, en pacientes ingresados en unidades de cuidados intensivos pediátricos tras una cirugía electiva, de 6 meses a 14 años de edad, con un peso >6 kg y natremia al ingreso de 130-150 mEq/L, que se mantuvieron a dieta con sueroterapia i.v. Fueron excluidos los pacientes con anomalías de secreción de hormona antidiurética. Se determinaron los niveles de natremia, calcemia, potasemia y cloremia al ingreso y al cabo de 8, 24 y 48 horas. Se evaluó a los pacientes con normonatremia (135-145 mEq/L).

Resultados: Un total de 60 pacientes recibieron suero HT (glucosalino 1/3: 51 mEq/L de sodio) y 70 suero IT (glucosalino 5/0,9%: 154 mEq/L de sodio). La incidencia de hiponatremia (sodio <135 mEq/L) a las 8 horas en el grupo HT fue del 38,9%, y en el IT del 4,6% (p <0,001) (Odds ratio [OR]= 13,15; intervalo de confianza [IC] del 95%: 3,65-47,3), y a las 24 horas del 43% en el grupo HT y del 11% en el IT (p= 0,021) (OR= 6,15; IC del 95%: 1,43-26,39). Encontramos 3 casos de hipernatremia a las 8 y 24 horas, todos en el grupo IT (7%), sin diferencias significativas (p= 0,2) ni variaciones en la incidencia de acidosis hiperclorémica. Los valores medios de potasemia y calcemia fueron normales

Conclusiones: El suero IT en el postoperatorio de una cirugía general protege frente a la hiponatremia, sobre todo en las primeras 24 horas, sin riesgo significativo de presentar hipernatremia ni acidosis hiperclorémica. Se podrían utilizar soluciones comercializadas estándares sin suplementos de potasio y calcio en el postoperatorio de corta estancia, si las cifras son normales al ingreso.

Publicado en Originales
Proudfoot NA, King-Dowling S, Cairney J, Bray SR, MacDonald MJ, Timmons BW. Pediatrics. 2019; 144(1): e201822242.
 
La prevención de la enfermedad cardiovascular (ECV) debería empezar en la infancia.
Hay abundante evidencia científica en población adulta que demuestra que la actividad física previene y enlentece la progresión de la ECV.
Los niños en edad escolar que son más activos tienen mejores indicadores de salud cardiovascular, como, por ejemplo, menor presión arterial (PA) en reposo, mejor estado de forma cardiovascular e índices más favorables de resistencia arterial. Estos hallazgos han propiciado que la Asociación Americana del Corazón (AHA) recomiende la actividad física como parte de la estrategia primaria en la prevención de la ECV. La actividad física puede retardar el declive en la salud cardiovascular, que comienza ya desde el nacimiento. Sin embargo, hay poca evidencia para apoyar esta recomendación en la infancia temprana (≤8 años).
El propósito del estudio Health Outcomes and Physical Activity in Preschoolers (HOPP), un ensayo observacional prospectivo, era determinar el efecto de la actividad física sobre los indicadores de salud cardiovascular durante la infancia temprana. En concreto, se valoró el efecto de la actividad física total y de la actividad física modera-intensa sobre el estado cardiovascular, la elasticidad arterial y la PA durante un periodo de 3 años. La hipótesis de trabajo era que los niños pequeños que realizan más actividad física y de mayor intensidad tienen mejores indicadores de salud cardiovascular.
Cada año, durante 3 años, los niños incluidos en la cohorte de estudio, completaban una serie de valoraciones distribuidas en 2 visitas separadas por 19 ± 14 días. En la primera visita se realizaba una antropometría y una valoración del estado de forma. Al final de la visita, al niño se le proporcionaba un monitor de actividad física (acelerómetro) para llevar durante 1 semana en la cadera derecha. Después del periodo de actividad monitorizada, el niño iba a la segunda visita, en la que se valoraba la elasticidad arterial en reposo y la PA. Los datos se recogieron entre agosto de 2010 y septiembre de 2014. En la visita inicial se obtenía el consentimiento informado por escrito de los representantes legales de los niños.
Se excluyeron del estudio los niños con cualquier patología o retraso en el desarrollo cognitivo. Completaron la visita inicial 418 niños; 42 participantes se perdieron durante el seguimiento.
La actividad física se midió mediante acelerómetros. Para valorar una perspectiva integral de la salud cardiovascular, se tuvieron en cuenta 3 indicadores relativos: a) indicador de estado de forma cardiovascular mediante prueba de esfuerzo (carrera en cinta) con medida de la recuperación de la frecuencia cardiaca; b) la elasticidad arterial mediante la velocidad de onda de pulso y el índice B de elasticidad de la arteria carótida, y c) PA sistólica medida en posición sentada.
La mayor duración de carrera en la cinta en los niños se correlacionó con la actividad física total y la actividad física modera-intensa, así como en el tiempo de recuperación de la frecuencia cardiaca basal. También se encontró una mejoría de la elasticidad arterial en función del ejercicio, pero sólo en la velocidad de onda de pulso. La actividad física moderada-intensa se asoció con una menor tasa de cambio en la PA sistólica sólo en las niñas. Los efectos eran independientes de la edad, la estatura o el índice de masa corporal.
Los autores concluyen que los niños que realizan mayor actividad física en edades tempranas tienen mejores índices de salud cardiovascular. A mayor intensidad de la actividad, menor rigidez en la pared arterial. Además, sugieren que la causa de esa mejoría puede estar mediada por una mejora de la función del sistema nervioso autónomo, al igual que ocurre en el sujeto adulto. La actividad física moderada-intensa también proporciona más beneficios (medidos como menor rigidez arterial).

Lo que aporta este trabajo:
Este estudio aporta evidencia de que la actividad física es beneficiosa para la salud cardiovascular, tanto en niños como en niñas, independientemente de la edad, la estatura o el índice de masa corporal, y rellena un importante agujero en la literatura, demostrando que los efectos protectores de la actividad física sobre la salud cardiovascular empiezan pronto en la infancia. Aunque los autores no especifican el tipo de actividad física que realizaron los participantes en el estudio, como pediatras hemos de reivindicar el papel que tiene el juego al aire libre –y las actividades lúdicas que comporta–, no sólo para la salud cardiovascular de nuestros niños, sino también para su desarrollo madurativo y emocional. Saltar a la comba, jugar en el patio al balón, montar en bicicleta o jugar al «pilla-pilla» no deben quedarse en el recuerdo de lo que eran las ocupaciones del tiempo libre de la generación de sus padres, sino que continúan siendo parte importante en la promoción de la salud de los niños, en especial de los más pequeños.
 
M.J. Galiano Segovia
Pediatra. Centro de Salud María Montessori. Leganés (Madrid)
 
 
 
 
 
Association of gluten intake during the first 5 years of life with incidence of celiac disease autoimmunity and celiac disease among children at increased risk
Andrén Aronsson C, Lee HS, Hård Af Segerstad EM, Uusitalo U, Yang J, Koletzko S, et al; TEDDY Study Group. JAMA. 2019;
322(6): 514-523 [DOI: 10.1001/jama.2019.10329] [PubMed PMID: 31408136; PubMed Central PMCID: PMC6692672].

Este artículo es fruto del seguimiento de la cohorte de niños que participaron en el estudio TEDDY (The Environmental Determinants of Diabetes in the Young). El estudio TEDDY consiste en el seguimiento desde el nacimiento hasta los 15 años de una cohorte de niños con riesgo genético de padecer enfermedad celiaca y diabetes mellitus, procedentes de 6 centros situados en Finlandia, Alemania, Suecia y Estados Unidos, con el fin de determinar el riesgo de aparición a lo largo del seguimiento de diabetes mellitus o enfermedad celiaca, en función de variables relacionadas con la dieta. En este caso, se investigó el riesgo de aparición de anticuerpos de celiaquía y de enfermedad celiaca en los 5 primeros años, en función de la cantidad de gluten consumida.
Los niños se incluyeron en el estudio al nacimiento (periodo de reclutamiento entre 2004 y 2010), y la determinación de riesgo genético se realizó mediante el estudio de los genotipos de HLA.
Se incluyeron 8.676 recién nacidos portadores de algunos de los genotipos HLA asociados a la enfermedad celiaca y diabetes mellitus. Para la determinación de la autoinmunidad se midieron los anticuerpos antitransglutaminasa anualmente desde los 2 años.
La ingesta de gluten se estimó a partir de un registro de ingesta de 3 días, que se recogió a los 6, 9 y 12 meses, y cada 2 años hasta llegar a los 5.
El objetivo primario fue una autoinmunidad positiva, definida como aumento en los niveles de antitransglutaminasa en suero en 2 determinaciones consecutivas. El objetivo secundario fue la confirmación de enfermedad celiaca mediante biopsia intestinal o niveles de autoanticuerpos persistentemente elevados.
Pudieron evaluarse 6.605 pacientes (un 49% eran niñas, con una media de edad durante el seguimiento de 9 años [rango intercuartil: 8-10]). Desarrollaron anticuerpos positivos 1.216 (18%) y se confirmó la enfermedad celiaca en 447 (7%). El pico de mayor incidencia se encontró entre los 2 y los 3 años. El riesgo era mayor en los niños homocigotos para HLA DR3-DQ2. La ingestión de gluten se asoció de forma significativa con el riesgo de autoinmunidad positiva por cada aumento en 1 g en el consumo de gluten (Hazard ratio [HR]= 1,30; intervalo de confianza [IC] del 95%: 1,22-1,38); el riesgo absoluto a los 3 años si se consumía la cantidad de referencia de gluten era del 28,1%, pero si se consumía más de 1 g al día por encima del consumo de referencia, el riesgo absoluto ascendía al 34,2% (valor de la diferencia del 6,1%; IC del 95%: 4,5-7,7). Lo mismo ocurría respecto al riesgo de enfermedad celiaca: por cada gramo de aumento en el consumo de gluten aumenta el riesgo (HR= 1,50; IC del 95%: 1,35-1,65), un 20,7% de riesgo con el consumo basal, un 27,9% si el consumo era mayor de 1 g al día de gluten respecto al basal (diferencia de +7,2%; IC del 95%: 6,1-8,3).
Los autores concluyen que el consumo de altas cantidades de gluten en los primeros 5 años de vida en los niños con un riesgo genético aumentado se asocia a un riesgo mayor de desarrollar anticuerpos o enfermedad celiaca.
 
Lo que aporta este trabajo:
Nos quedan por conocer muchas cuestiones sobre la enfermedad celiaca y, por tanto, nos falta mucho para establecer recomendaciones consistentes de consumo de gluten para la población general: ¿cuándo debe incluirse en la dieta del niño?, ¿en qué cantidades? La incertidumbre es todavía mayor para las recomendaciones en familiares de primer grado de niños diagnosticados de enfermedad celiaca o diabetes mellitus. Quizá resultados como los de este estudio nos permitan aportar algún consejo para ellos, basado en datos científicos. Por ejemplo, restringir la cantidad de gluten en los primeros 5 años, en especial en los niños con mayor riesgo genético. Es cierto que los estudios longitudinales son laboriosos y costosos pero, sin duda, proporcionan una información relevante y permiten establecer hipótesis sólidas que deberán evaluarse con los estudios de intervención pertinentes.
 
J.M. Moreno Villares
Departamento de Pediatría. Clínica Universidad de Navarra. Madrid
Muth ND, Dietz WH, Magge SN, Johnson RK
Pediatrics. 2019; 134: e20190282
 
Resumen
El consumo excesivo de azúcares añadidos, especialmente el de las bebidas azucaradas, contribuye a la alta prevalencia de obesidad en la infancia y la adolescencia. También aumenta el riesgo de caries dental, enfermedad cardiovascular, hipertensión, dislipemia, resistencia a la insulina, diabetes mellitus tipo 2 e hígado graso.
 La Organización Mundial de la Salud recomienda limitar la ingesta de azúcares añadidos a menos del 10% del total de calorías –aunque sería deseable que fuera menor del 5%– para aumentar los beneficios en la salud. Pero los azúcares añadidos todavía representan en los niños norteamericanos un 17% del total de sus calorías, la mitad de las mismas procedentes de bebidas azucaradas. Los azúcares añadidos no incluyen la fructosa y la lactosa, que se encuentran de forma natural en frutas, verduras y leche sin azúcar. La Academia Americana del Corazón recomienda que los azúcares añadidos no deberían incluirse en la dieta habitual de niños menores de 2 años.
 Por tanto, parece necesario implementar estrategias políticas para reducir el consumo de bebidas azucaradas en niños y adolescentes.
 Los pediatras desempeñan un papel muy importante en la identificación temprana, la prevención y el tratamiento de la obesidad. Pero son necesarios cambios en la política pública de salud para mejorar la nutrición infantil reduciendo el consumo de bebidas azucaradas. El pediatra de cabecera puede contribuir a implementar estas medidas.
 
Recomendaciones de política de salud pública
Aumentar el precio de las bebidas azucaradas mediante la imposición de impuestos a la producción y la distribución. Este aumento de impuestos se debe acompañar de una amplia campaña de educación para ayudar a las partes interesadas a entender los riesgos de su consumo, así como la justificación y los beneficios del impuesto. Esos ingresos por impuestos deben asignarse, al menos en parte, a la reducción de las diferencias socioeconómicas y en el acceso a la salud. 
Estas medidas se han demostrado eficaces, ya que han conseguido reducir las ventas de bebidas azucaradas en alrededor de un 10%.
Apoyar los esfuerzos para disminuir la publicidad de bebidas azucaradas destinada a niños y adolescentes.
Aunque las empresas están protegidas por los derechos comerciales de libre comercio, se podría eliminar el subsidio publicitario para los alimentos y bebidas nutricionalmente pobres que se comercializan para los niños.
También se debería prohibir la venta y evitar la publicidad tanto en autobuses como alrededor de las zonas escolares, así como el patrocinio de bebidas azucaradas en eventos deportivos para jóvenes.
Garantizar el acceso a alimentos y bebidas saludables y de-salentar el consumo de bebidas azucaradas en todos los programas de nutrición que ofrece el gobierno para ayudar a familias de bajos ingresos.
Se ha demostrado que dar 30 céntimos por cada dólar que se gasta en fruta y verdura aumenta la compra de estos alimentos un 26%. La educación debería extenderse además resaltando los beneficios de consumir frutas y verduras y los riesgos para la salud de las bebidas azucaradas y los azúcares añadidos.
Los niños, los adolescentes y sus familias deberían tener acceso a una información nutricional creíble, incluidas las etiquetas de nutrición, los menús de restaurantes, los anuncios, etc.
No está claro que las etiquetas nutricionales ayuden a mejorar la salud, pero el consumidor que lee las etiquetas tiende a hacer elecciones más saludables.
Se deberían adaptar y seguir políticas que propiciaran que las bebidas saludables fueran la elección por defecto. Por ejemplo, servir agua o leche como bebida por defecto en los menús infantiles. Si la opción más saludable resulta la más fácil de escoger (o por defecto), esta será la más probable.
Los hospitales deberían servir como modelo de implementación de políticas para limitar o desincentivar la compra de bebida azucaradas.
Habría que aumentar la concienciación pública sobre la contribución de las bebidas azucaradas a la obesidad y, por tanto, cambiar las normas sociales respecto a las bebidas azucaradas.
El consumo de azúcares añadidos supone un porcentaje alto de las calorías en las dietas habituales de niños y adolescentes, lo que contribuye a aumentar la incidencia de enfermedades crónicas y, sobre todo, la obesidad.
Es labor de todos intentar disminuir el consumo de azúcares añadidos, pero para ello es necesario que los gobiernos colaboren mucho más en la adopción de medidas de salud pública, concienciando a la población con campañas de educación. También los pediatras, desde sus consultas, pueden contribuir informando a las familias; asimismo, se puede contribuir a través de la participación en los consejos escolares, de salud, las juntas, los comités de hospitales, etc., a mejorar la alimentación de niños y adolescentes. 
 
Lo que aporta este estudio:
Frente a la realidad del aumento en la ganancia de peso de la población infantojuvenil, las medidas de consejo e intervención nutricional desde las consultas de pediatría o desde los centros escolares no son suficientes. Se necesitan políticas de salud pública que incluyan un gravamen sobre las bebidas azucaradas (en España esta medida está implementada en Cataluña desde 2017), y una regulación estricta en la publicidad dirigida a niños y adolescentes, pero en la que también deben estar involucrados los pediatras, en especial en el ámbito de la atención primaria, no sólo en el aspecto asistencial, sino mediante su participación en las estructuras administrativas locales y autonómicas.
 
M.J. Galiano Segovia
Centro de Salud María Montessori. Leganés (Madrid)
 
 
 
White MP, Alcock I, Grellier J, Wheeler BW, Hartig T, Warber SL, et al.
Scientific Reports. 2019; 9: 7.730.
 
Resumen
Cada vez hay más datos de estudios epidemiológicos que sugieren que, a mayor contacto con la naturaleza (parques, bosques o playas), mejor es el estado de salud y el bienestar, al menos en poblaciones favorecidas, mayoritariamente urbanas. Vivir en una zona urbana más verde se asocia con una menor probabilidad de padecer enfermedad cardiovascular, obesidad, diabetes mellitus y enfermedad mental, entre otras afecciones, en población adulta, y con un menor riesgo de sufrir obesidad y miopía en niños. La mayoría de datos se obtienen de forma indirecta, a través del conocimiento de su lugar de residencia, pero no se correlaciona necesariamente con la cantidad de contacto «directo», es decir, el tiempo que realmente se pasa en ambientes naturales.
En este estudio los autores han diseñado un modelo para medir el tiempo real de contacto con un ambiente natural por semana y correlacionarlo con variables de salud bien conocidas. Como se trataba de una muestra nacional representativa, les permitió estratificar por variables socioeconómicas que podían condicionar los resultados. El estudio se realizó en Reino Unido y comprendía una muestra de 4.000 personas por semana, procedentes de las encuestas de los años 2014-2016 del programa «Monitor of Engagement with the Natural Environment» (MENE). La muestra final evaluada estaba constituida por 20.654 adultos. Tanto la valoración del estado de salud como del bienestar se realizaron mediante autodeclaración. La duración del contacto con el medio natural se obtuvo multiplicando el número de visitas semanales por la duración de una de las visitas escogidas aleatoriamente en esa semana. Con estos datos la duración se estratificó en 7 categorías (entre 0 y ≥300 min).
 
Comentario
Los autores encontraron una asociación significativa entre los sujetos que señalaron que su estado de salud era bueno y el bienestar elevado con haber estado en contacto con la naturaleza ≥60 minutos/semana; esta significación se mantuvo después de corregir por las variables socioeconómicas sólo para el grupo que estuvo al aire libre ≥120 minutos/semana, sin encontrar una mejoría mayor con duraciones más prolongadas.
Por debajo de 120 minutos de visita semanal a ambientes naturales no se encontró ninguna diferencia al comparar con el grupo que no tenía ningún contacto, como si 120 minutos fuera un umbral a partir del cual se obtienen beneficios para la salud.
Entre las posibles explicaciones que los autores encuentran puede estar el hecho de que permanecer más tiempo en contacto con la naturaleza sea un marcador indirecto de actividad física. Señalan también que no importa el modo en que se llegue al umbral de 120 minutos para conseguir el beneficio (p. ej., largos paseos 1 o 2 veces a la semana frente a paseos diarios de corta duración).
Es cierto que el estudio tiene limitaciones, incluida la falta de evaluación de la «calidad» de la exposición; sin embargo, los hallazgos van en la línea de lo obtenido en los estudios epidemiológicos en que se estimaba de una forma indirecta las salidas al aire libre. Los autores sugieren en sus conclusiones que pasar ≥120 minutos a la semana en ambientes naturales puede representar un «umbral» importante para la salud y el bienestar en la población adulta inglesa.
 
Lo que aporta este artículo:
A veces nos cuesta aceptar lo que parece de sentido común: vivir más en contacto con la naturaleza nos hace estar más sanos y sentirnos mejor. En una época en que parece que todo debe ser mensurable para ser creído y, por tanto, aceptado, sean bienvenidos estudios como el comentado para reforzar las ideas que proporcionan el sentido común y la observación. Como en muchas otras estrategias encaminadas a hacer que la población siga unos hábitos de vida saludables, la pregunta es cómo se lo transmitimos a los ciudadanos y, especialmente, cómo hacemos que nuestros niños y nuestros jóvenes aprecien que vivir más en contacto con la naturaleza no sólo consigue que se encuentren mejor hoy, sino que también tengan una vida más saludable y, ¿por qué no?, quizá más feliz.
 
J.M. Moreno Villares
Clínica Universidad de Navarra. Madrid

La anemia hemolítica autoinmune (AHAI) por crioaglutininas es una entidad poco frecuente en pediatría. Consiste en la unión de inmunoglobulinas tipo M a eritrocitos a bajas temperaturas, con fijación de complemento, lo que conlleva una anemia hemolítica intravascular (mediada por complemento) y/o extravascular (principalmente en macrófagos hepáticos). La mayoría de los casos se presentan tras una infección por Mycoplasma pneumoniae o por el virus de Epstein-Barr. Debe sospecharse en los pacientes con anemia aguda y elevación de parámetros de hemolisis en un contexto infeccioso, y realizar el diagnóstico diferencial con otras causas de anemia hemolítica y parainfecciosa. En el presente caso se pone de manifiesto la dificultad de realizar el diagnóstico de AHAI en un paciente afectado de drepanocitosis desconocida previamente, lo cual condiciona una forma de presentación clinicoanalítica atípica de AHAI secundaria.

Publicado en Notas clínicas

Advanced ultrasound techniques for pediatric imaging
Hwang M, Piskunowicz M, Darge K. Pediatrics. 2019; 143: e20182609.

Resumen
La ecografía constituye una herramienta esencial en el abordaje diagnóstico en pediatría, por su disponibilidad, seguridad y bajo precio. En esta revisión se presentan los avances más recientes en la técnica ecográfica y su aplicabilidad clínica, que se concretan en mejoría de la sensibilidad de la escala de grises convencional, el uso de Doppler color y la posibilidad de obtener una información funcional adicional. Además, la revisión ilustra el empleo de cada técnica en casos clínicos paradigmáticos.

Ecografía de contraste
En este tipo de ecografía se usan agentes de contraste que son microburbujas de gas microencapsuladas con fosfolípidos de 2-3 µm de tamaño, que generan una señal potente de ultrasonidos. La técnica requiere la inyección del contraste en una vía periférica, que se elimina por exhalación a través de los pulmones, por lo que es más seguro que el contraste usado en la tomografía computarizada (TC) o en la resonancia magnética (RM). Además, elimina la necesidad de sedación en niños.

La principal utilidad de esta prueba en niños pequeños es su capacidad para diagnosticar algunas lesiones focales benignas en el hígado, como los hemangiomas, la hiperplasia nodular o la infiltración grasa. Al ser capaz de delimitar bien el patrón de vascularización de una lesión, puede ser de ayuda para distinguir entre lesiones benignas y malignas. En las lesiones malignas, generalmente muy vascularizadas, el fenómeno de aclarado rápido del contraste es uno de los rasgos más característicos de la ecografía de contraste y, además, puede identificar áreas de necrosis frente a áreas de tumor viable, por lo que sirve de guía para las biopsias dirigidas. Como es útil para el seguimiento de estas lesiones, disminuye la necesidad de realizar TC o RM.

También es útil para el diagnóstico de la isquemia o el daño en un órgano (p. ej., para valorar el grado de afectación en una enterocolitis necrosante). En el caso de los lactantes podría incluso servir como método alternativo para el diagnóstico de muerte cerebral. También serviría para valorar el grado de inflamación, fibrosis o cicatrización (p. ej., para distinguir lesiones fibróticas o una inflamación en un paciente con enfermedad de Crohn).

Una indicación de esta técnica aprobada por la Food and Drug Administration en niños es su empleo en la urosonografía de eliminación, para el diagnóstico del reflujo vesicoureteral, como una alternativa a la cistourografía convencional. La técnica consiste en la administración de las microburbujas a través de una sonda urinaria y evaluar la existencia de reflujo con la ecografía. Su mayor sensibilidad y la posibilidad de evaluar de forma detallada la uretra han posibilitado que reemplace a la cistografía convencional.

Elastografía
La elastografía es una técnica de imagen funcional que valora la rigidez de los tejidos determinando la velocidad de conducción de las ondas de ultrasonido. Cuanto más rígido es un tejido, más rápido viajan las ondas.

Hay dos tipos de elastografías: de onda cortante (hear-wave) y de tensión o de deformación (strain). La primera se usa para cuantificar el grado absoluto de rigidez de un tejido, y se basa en aplicar ondas de alta intensidad midiendo cómo se propagan lateralmente con la deformación de los tejidos. La segunda es una técnica semicuantitativa de la compresión manual o el movimiento interno fisiológico (p. ej., el latido cardiaco) que resultan en el desplazamiento axial reflejo de la elasticidad del tejido.

Una de las principales ventajas de la elastografía es que ha disminuido la necesidad de realizar biopsias hepáticas. Podría usarse en el diagnóstico de otras patologías, como la detección de un segmento fibrótico en el intestino o de cicatrices renales.

Ecografía en 3 o en 4 dimensiones
Tradicionalmente, el inconveniente de las ecografías en 3 dimensiones (3D) era la duración del procesamiento de las imágenes. Los nuevos avances tecnológicos permiten realizar reconstrucciones de imágenes muy rápidas a partir de los cortes en 2 dimensiones. Son útiles para determinar el volumen de un órgano o de una masa. La ecografía en 4D permite añadir la dimensión tiempo a la ecografía en 3D.

Ecografía Doppler ultrarrápida
Consiste en una técnica Doppler avanzada con una resolución muy alta, muy superior a la convencional. Permite detectar con una sensibilidad 50 veces superior los cambios de flujo en el cerebro, que se correlacionan bien con la actividad neuronal valorada en el electroencefalograma. Esta resolución temporal es muy superior a la de la RM funcional.

Ecografía de alta frecuencia
La ecografía de alta frecuencia proporciona un gran aumento en la resolución, hasta llegar a los 30 µm, superior a la TC o la RM. Se aplica principalmente en neonatología y dermatología, o para el estudio neuromuscular, vascular de tiroides, linfáticos, etc.

Lo que aporta este estudio:
La ecografía ya constituía una herramienta clave en el diagnóstico de todo tipo de lesiones en el paciente pediátrico. Los avances tecnológicos permiten aumentar mucho sus posibilidades no sólo para el diagnóstico, sino también para el seguimiento de las lesiones y, por tanto, como guía en el tratamiento. Ya no sólo proporcionan imágenes, sino que además aportan una información funcional. La ecografía combina facilidad de desplazamiento, bajo precio, ausencia de radiación y sedación innecesaria junto con seguridad, por lo que adquiere una gran relevancia como herramienta en la clínica. Quizás, en un sistema como el español, haya que dilucidar la accesibilidad de esta técnica y la dependencia del radiólogo para su realización. Mientras que otras técnicas de imagen pueden realizarlas los técnicos ante de ser evaluadas por los radiólogos, de momento no ocurre lo mismo con la ecografía. Probablemente, en el marco de la profesión se requiera una reflexión sobre el mejor modo de hacer accesible a la población infantil una herramienta de diagnóstico con tantas virtudes y tan pocos inconvenientes como la ecografía.

J.M. Moreno-Villares
Clínica Universidad de Navarra. Madrid

 

Estado general de salud y satisfacción vital en niños con enfermedades crónicas
General health and life satisfaction in children with chronic illness
Blackwell CK, Elliott AJ, Ganiban J, Herbstman J, Hunt K, Forrest CB, et al. General health and life satisfaction in children with chronic illness. Pediatrics. 2019; 143(6): e20182988.

Resumen
Los autores de este artículo se plantearon investigar cómo repercuten las enfermedades crónicas en el estado general de salud y en la satisfacción vital de los niños. Gracias a los avances de la medicina y a los cuidados específicos, algunas enfermedades que hace un tiempo eran mortales son actualmente tratables. Se incrementa cada vez más la expectativa de vida, por lo que también se eleva el número de años que se vive con esas enfermedades. La prevalencia de enfermedades crónicas en Estados Unidos y en otros países desarrollados continúa en aumento. Se estima que 1 de cada 5 niños tiene una enfermedad crónica. Los pacientes con estas enfermedades pueden sufrir tanto limitaciones físicas y retrasos del desarrollo psicomotor como dificultades escolares y sociales. De todas formas, aún no se ha determinado el grado de satisfacción vital que tienen estos niños a pesar de su enfermedad.

La satisfacción vital es un componente de la salud y parte de la construcción multidimensional del bienestar, y se define como la evaluación individual de la propia vida como buena y satisfactoria.

Es llamativa la ausencia de estudios sobre satisfacción vital en el contexto de enfermedades crónicas, especialmente en la edad pediátrica.
Los investigadores de este trabajo plantearon dos hipótesis: a) la enfermedad crónica está negativamente asociada con la salud general, y b) la enfermedad crónica no se asocia con la satisfacción vital.

En total, 1.113 cuidadores, pertenecientes a 3 estudios simultáneos de cohortes, completaron el Patient-Reported Outcomes Measurement Information System (PROMIS) para padres con el fin de evaluar el estado general de salud física, mental y social, así como el PROMIS en relación con la satisfacción vital. Participaron 1.253 niños de 5-9 años de edad, entre marzo de 2017 y diciembre de 2017. Un 20% de los niños tenía, al menos, una enfermedad crónica, y un 8,5% más de dos. Los investigadores armonizaron los factores demográficos y los factores ambientales y familiares estresantes (familias monoparentales, salud mental materna e ingresos familiares) con medidas comunes en todas las cohortes. Para examinar las asociaciones entre enfermedades crónicas y el estado de salud de los niños y la satisfacción vital, se ajustaron modelos de regresión lineal.

En cuanto a los resultados del estudio, como era de esperar, los niños con enfermedades crónicas tenían un peor estado general que aquellos sin enfermedades (β ajustada= –1,20; intervalo de confianza [IC] del 95%: –2,49 a 0,09). Sorprendentemente y por contraste, los niños con enfermedades crónicas tenían similares niveles de satisfacción vital (β ajustada= –0,19; IC del 95%: –1,25 a 0,87). En cambio, los niños con diagnóstico psicológico de estrés tenían la asociación negativa más fuerte, tanto para el estado de salud como para la satisfacción vital.

Comentario
La plataforma PROMIS se creó en 2004 por el National Institutes of Health de Estados Unidos para poder evaluar el estado de salud y el resultado de las intervenciones que se realizan al respecto. Es un sistema de información que mide los resultados referidos por los propios pacientes. La valoración del estado de salud, especialmente el de la satisfacción vital, es algo muy personal. Para los investigadores es un reto saber qué es lo que sucede en el interior de los pacientes, cómo valoran su estado de salud y su calidad de vida, y hasta qué grado son consistentes sus respuestas. Esta preocupación ha llevado a la creación de múltiples herramientas de medida del estado de salud y de las intervenciones sociosanitarias. Así surge PROMIS como resultado del trabajo colaborativo de grupos de investigación y centros de reconocido prestigio estadounidenses. Esta plataforma permite generar medidas de resultados referidos por los pacientes de forma estandarizada. Además, se ha hecho el esfuerzo de adaptarlas idiomáticamente para que su uso pueda tener un alcance internacional en la investigación y la práctica clínica. Durante el periodo 2006-2007, el PROMIS recopiló datos de muestras amplísimas, tanto de pacientes como de población general americana, asegurando que existiera una representación adecuada según la edad, el sexo, el nivel educativo, el estatus socioeconómico y el grupo étnico. Con toda esta información se crearon «bancos de ítems», que son herramientas muy útiles para medir aspectos relacionados con la calidad de vida. La plataforma PROMIS cuenta además con el apoyo de modelos matemáticos, que permiten una mayor precisión a la hora de valorar las respuestas de los pacientes. Con estos análisis matemáticos se puede medir el funcionamiento mental humano a la hora de responder a un cuestionario sobre su salud, estableciendo una relación entre el nivel de habilidad del examinado y la probabilidad de que responda correctamente a las preguntas. Los resultados obtenidos son más fiables y se simplifica el estudio, ya que de esta manera los investigadores no necesitan un tamaño muestral tan grande, al contar con herramientas ya validadas y de aplicación universal.

Los autores de este artículo concluyen que, aunque los padres de los niños con enfermedades crónicas valoran con peores resultados la salud de sus hijos, la satisfacción vital de estos niños resulta comparable con la de sus compañeros sanos.

Los niños con enfermedades crónicas aprenden a afrontar y superar situaciones adversas (dolor, sufrimiento, limitaciones funcionales...) y nos dan una lección a los adultos cuando les vemos sonreír y jugar a pesar de sus dificultades.

Lo que aporta este artículo:
Este trabajo de investigación tiene el interés de haber sido realizado a través de la plataforma PROMIS, considerada una herramienta útil y fiable para estudios en relación con el estado de salud y la satisfacción vital, también en la edad pediátrica.

Los progresos de la medicina están facilitando que sobrevivan cada vez más niños con enfermedades graves y crónicas. Con este estudio los autores aportan la evidencia de que las enfermedades crónicas no imposibilitan a los niños tener una vida feliz y satisfactoria.

C. Esteve Cornejo
Pediatra. Clínica Universidad de Navarra. Madrid



El principal objetivo de este trabajo es mostrar cómo la correcta aplicación de técnicas cibermétricas a la pediatría puede proporcionar una ingente cantidad de información que, correctamente analizada y contextualizada, facilita la toma de decisiones estratégicas a los distintos agentes involucrados de forma directa o indirecta en esta especialidad médica. En el presente artículo se proponen dos análisis complementarios. El objetivo del primer análisis es determinar la presencia online de las sociedades españolas de pediatría. Para ello, se recopilaron diversas métricas online relacionadas con la presencia, la visibilidad, el impacto y la conectividad de 39 sociedades. Los resultados indican que las sociedades españolas de pediatría no disponen de sitios web de gran impacto y que utilizan principalmente Facebook y Twitter, aunque el uso de estas plataformas difiere ampliamente entre ellas, lo que refleja la existencia de distintas estrategias de comunicación web. El objetivo del segundo análisis es evaluar el impacto de los hashtags relacionados con la vacunación en Twitter, para lo cual se analizaron hashtags en español relacionados con las vacunas sistemáticas recomendadas por la Asociación Española de Pediatría (un total de 18). Los resultados muestran un bajo volumen de contenidos (pocos tweets), que despiertan escaso interés (pocos comentarios) y que obtienen una difusión (retweets) e impacto (likes) moderados.

 
Prescripción de antibióticos para niños en los servicios de urgencias de Estados Unidos (2009-2014)
Poole NM, Shapiro DJ, Fleming-Dutra KE, Hicks LA, Hersh AL, Kronman MP. Antibiotic Prescribing for Children in United States Emergency Departments: 2009-2014. Pediatrics. 2019; 143(2): e20181056.
 
Resumen
Existe desde hace años la preocupación sobre el uso de los antibióticos. Los equipos investigadores y los laboratorios farmacéuticos nos alertan, cada vez más, de la falta de nuevas terapias eficaces ante la aparición de gérmenes multirresistentes. Estamos ante un grave problema de salud pública.
 
El interés por conocer la situación real de este problema movió a los autores de este artículo a investigar la prescripción antibiótica realizada a pacientes de 0-17 años en los servicios de urgencias de Estados Unidos. Para este estudio retrospectivo, los autores utilizaron la base de datos de los servicios sanitarios nacionales desde 2009 a 2014 y los analizaron mediante un modelo de regresión logística multivariable. Estudiaron la proporción de visitas a urgencias en las que se prescribieron antibióticos, clasificados por tipo y espectro de acción, distinguiendo si los pacientes habían sido atendidos en servicios de urgencias pediátricos o no. Analizaron, además, si se habían prescrito los antibióticos adecuados en primera línea y si las prescripciones eran concordantes con los protocolos de tratamiento para infecciones respiratorias altas.
 
De una media anual de 29 millones de visitas de niños a los servicios de urgencias en Estados Unidos, sólo un 14% (intervalo de confianza [IC] del 95%: 10-20) se llevó a cabo en servicios de urgencias pediátricos. Se prescribieron antibióticos con más frecuencia en los servicios de urgencias no pediátricos que en los pediátricos (el 24 frente al 20%; p <0,01). De todos los antibióticos prescritos, un 44% (IC del 95%: 42-45) eran de amplio espectro, y un 32% (IC del 95%: 30-34), en total algo más de 2 millones por año, no estaban indicados. Al comparar los servicios de urgencias pediátricos con los no pediátricos, en estos últimos se prescribían con más frecuencia macrólidos (el 18 frente al 8%; p <0,0001) y existía una menor frecuencia de concordancias de antibióticos de primera línea según las guías, para las condiciones respiratorias estudiadas (el 77 frente al 87%; p <0,001). Los niños con asma, bronquitis y crup
recibían una calidad de atención superior en los servicios pediátricos, donde se les realizaban, además, menos exploraciones complementarias innecesarias.
En los servicios de urgencias de Estados Unidos se prescriben anualmente cerca de 7 millones de antibióticos a niños, principalmente en los servicios no pediátricos. El esfuerzo que se está realizando entre los pediatras para hacer una prescripción adecuada de antibióticos debe trasladarse a los centros de urgencias no pediátricos que atienden a niños y adolescentes. Debe evitarse la prescripción de antibióticos en los procesos en que no están indicados, e incrementar el uso de antibióticos de primera línea según las guías de prescripción. En concreto, los macrólidos son los que con más frecuencia se prescriben inapropiadamente en la población pediátrica.
 
Comentario
Los autores de este artículo concluyen que más de 2 millones de prescripciones de antibióticos en sus servicios de urgencias no pediátricos podrían evitarse anualmente si se hiciera el esfuerzo de seguir las guías de consenso. Son unas cifras muy considerables, y éste no es un problema sólo de Estados Unidos.
 
En España, los expertos nos alertan en esta misma línea. Actualmente contamos con guías de trabajo ajustadas a las características de nuestro entorno. En esta línea, por ejemplo, en 2007 se puso en marcha la Guía ABE por iniciativa de un grupo de pediatras de centros de salud y hospitales del Servicio Madrileño de Salud. En 2018, esta Guía pasó a depender de la Asociación Española de Pediatría de atención primaria (AEPap), en concreto del Grupo de Trabajo de Patología Infecciosa (GPI).
 
La Guía ABE está formada por unos documentos de consulta rápida, de acceso libre y gratuito, de gran utilidad para el diagnóstico y el tratamiento inicial de las enfermedades infecciosas más comunes, al alcance de todos los profesionales que atienden a niños y adolescentes. Disponemos de éstos y otros valiosos protocolos de las distintas sociedades científicas de fácil consulta para hacer, entre todos, un uso más racional de los antibióticos. En estos documentos de consenso se subrayan algunas consideraciones prácticas:
  • Es predecible la etiología más frecuente de cada infección si se tienen en cuenta su localización y la edad del paciente.
  • Las infecciones respiratorias altas son las que más prescripción antibiótica generan, y en muchos casos erróneamente, ya que la etiología viral es la más frecuente, sobre todo en la edad pediátrica.
  • Conviene ajustar la dosis y los días de tratamiento de los antibióticos. En los niños también hay que tener en cuenta que la correcta cumplimentación de los fármacos estará muy determinada por el sabor y la facilidad de su administración.
  • Hay que hacer frente a la presión soportada por los médicos al exigir la prescripción de antibióticos, tanto por parte de los padres como por el volumen asistencial al que hacen frente.
  • Se ha observado que la disminución del uso de antibióticos de una manera juiciosa no aumenta la frecuencia de complicaciones.
 
Lo que aporta este trabajo:
Con los datos obtenidos en este estudio, los autores ponen de manifiesto que en la práctica se siguen recetando antibióticos inadecuadamente. Partiendo de estos datos, cabe destacar algunos aspectos:
  • Los niños no son «adultos pequeños»: a la hora de prescribir tratamientos, en concreto antibióticos, las indicaciones son diferentes.
  • Una elevada proporción de antibióticos administrados a niños y adolescentes se prescriben en los servicios de urgencias, ámbito asistencial en el que hay que poner especial atención.
  • Todos los profesionales (pediatras o no) que atienden a niños y adolescentes deben conocer las guías de consenso para el tratamiento de enfermedades infecciosas.
  • Hay que fomentar el uso apropiado de antibióticos para maximizar el impacto terapéutico y minimizar la toxicidad, el desarrollo de resistencias y los costes.
 
C. Esteve Cornejo
Pediatra. Clínica Universidad de Navarra. Madrid
 
Toxicidad del cannabis en pediatría
Cannabinoid toxicity in pediatrics
Blohm E, Sell P, Neavyn M. Curr Opin Pediatr. 2019; 31: 256-261.
 
Resumen
La legalización del cannabis en varios estados norteamericanos ha favorecido su accesibilidad. Aunque el consumo global de marihuana permanece estable, ha aumentado entre adultos jóvenes, padres con niños pequeños en casa, probablemente por la baja percepción del riesgo producido por su uso. Este hecho conlleva un riesgo mayor de ingestión en niños, ya sea accidental o exploratoria. Por otra parte, sólo se dispone de datos del uso de cannabinoides sintéticos a partir de 2014.
 
Toxicidad aguda
Farmacocinética y farmacodinámica de los cannabinoides
El principal componente psicoactivo del cannabis es el tetrahidrocannabinol (THC), responsable de la mayoría de sus efectos psicotrópicos, aunque existe más de un centenar de compuestos cannabinoides. Hay receptores de cannabinoides en numerosas partes del sistema nervioso central, lo que explica la compleja constelación de síntomas de la intoxicación por cannabis.
 
Cuando la marihuana se fuma, las concentraciones séricas del THC alcanzan el pico en minutos para descender rápidamente, lo que hace difícil detectar la intoxicación aguda en un análisis de sangre. Los efectos psicotrópicos del THC persisten bastante tiempo después de que las concentraciones séricas lleguen a ser indetectables. El metabolito final del THC, el THC-COOH, se detecta en orina hasta 3-5 días después de la exposición a la droga en una única ocasión.
 
En la pasada década han surgido nuevos cannabinoides sintéticos, los agonistas del receptor de cannabinoide sintético (ARCS). Los laboratorios clandestinos cambian ciertos aspectos de su estructura para hacer difícil su detección por los laboratorios de referencia toxicológica. Estos productos tienen un perfil farmacodinámico muy diferente, lo que aumenta el riesgo de reacciones adversas.
 
Los ARCS son fáciles de producir y a menudo permanecen sin detectar en los test de drogas, lo que los hace atractivos para los adolescentes. Producen efectos clínicos muy distintos a los de la marihuana. Ha habido numerosos brotes toxicológicos asociados con los ARCS; el más reciente un brote «zombi» en Nueva York, donde múltiples pacientes se presentaron con una alteración profunda de la conciencia y una marcha zombi después de usar AMB-FUBINACA (un tipo de ARCS). Aunque se ha desarrollado un antagonista (rimonabant) para la toxicidad cannabinoide en humanos, todavía no está disponible para su empleo.
 
Productos comestibles con cannabis
Los extractos de cannabis se infunden con frecuencia en alimentos comunes, como brownies, galletas, dulces y bocadillos. Contienen hasta 10-20 veces mayor cantidad de THC que la dosis inhalada habitual. Es fácil que los niños lo puedan ingerir al confundirlo con un alimento normal. Tras la ingestión presentan letargia, ataxia, convulsiones, coma y taquicardia hasta el 83% de los pacientes. Entre los niños menores de 10 años que acuden a un hospital por exposición a THC, en la mitad de los casos ésta se debe a la ingestión de un producto de marihuana comestible. Muchos de estos casos ocurren por una mala supervisión del niño, la carencia de un envasado resistente o un almacenamiento inadecuado. Es necesario que los médicos aconsejen a los cuidadores sobre los principios del manejo de estas drogas en el hogar, para evitar el envenenamiento accidental.
 
Cannabis vaporizado
La administración inhalada de THC entre adolescentes ha cambiado significativamente con la llegada de los dispositivos de cigarrillos electrónicos. Entre los estudiantes de secundaria que usan cigarrillos electrónicos, aproximadamente el 28% ha usado el dispositivo para vaporizar THC.
 
Consecuencias en el desarrollo
El uso y abuso de medicaciones y drogas ilícitas durante el embarazo tiene efectos negativos sobre el feto y el neonato. El cannabis es la sustancia ilícita más usada entre las mujeres embarazadas. Es bien conocido el efecto negativo del tabaco y del alcohol sobre el feto durante el embarazo. Sin embargo, esa preocupación no es la misma en el caso del cannabis, cada vez mayor a medida que aumenta la evidencia de que la exposición prenatal al cannabis podría afectar al desarrollo neurológico fetal y del neonato posteriormente. También la exposición prenatal al cannabis se asocia con un mayor riesgo de uso en la adolescencia tardía y en la etapa adulta temprana.
 
Los bebés también pueden estar expuestos al cannabis a través de la leche materna y su entorno doméstico, y también los niños de forma indirecta en el hogar por el humo de cannabis. 
 
Varios estudios han demostrado que a largo plazo el consumo de cannabis lleva a una disminución del pensamiento abstracto y la concentración, con un aumento en la incidencia de la impulsividad, la depresión y la hiperactividad.
 
Lo que aporta este trabajo:
El cambio en la situación legal del consumo de cannabis y derivados ha aumentado de forma significativa la exposición a esta droga en la edad pediátrica. En Estados Unidos, las visitas a urgencias por la exposición al cannabis y sus derivados se han duplicado en pocos años. Esta exposición ocurre tanto por ingestas accidentales en niños pequeños como por usos exploratorios en adolescentes. Ocurre además en un contexto de escasa concienciación sobre las repercusiones a largo plazo de su consumo. Los cuadros suelen mostrar una sintomatología diversa, y el pediatra debe incluir la ingesta de cannabis en el diagnóstico diferencial de cuadros de alteración de la conciencia o de la conducta, así como en cuadros digestivos con un gran componente de náuseas, vómitos y dolor abdominal. Es labor del pediatra vigilar, educar y aconsejar a sus pacientes sobre el uso de estas sustancias. Y es tarea de las Administraciones considerar los riesgos potenciales a los que se somete a las poblaciones vulnerables cuando se favorece la exposición –aun con usos recreacionales– de productos como el cannabis.
 
M.J. Galiano Segovia
Centro de Salud María Montessori. Leganés (Madrid)
 
 
Las métricas alternativas, o altmétricas, constituyen un grupo de métricas que plantean nuevas formas de medir la ciencia, diferentes al recuento tradicional de citas y a la medida de impacto científico de las revistas. El objetivo de estas métricas es poner a disposición de la comunidad científica herramientas que, gracias a internet y a la llamada web 2.0, o web social, permiten tener una visión más global y social del impacto tanto de las publicaciones como de los investigadores. En este trabajo se describen las principales características de las altmétricas, así como 5 de los recursos más relevantes, conocidos como agregadores altmétricos (Altmetric.com, PlumX Analytics, ImpactStory, Snowball y Lagotto), que permiten rastrear en la web la repercusión social tanto de los investigadores como de los trabajos científicos. Para todos ellos se describen diversos ejemplos del área de pediatría. Finalmente, se enumeran una serie de pros y contras comunes a todas las métricas alternativas.
Objetivo: Medir la magnitud de la hiperfrecuentación en un servicio de urgencias pediátricas de un hospital general universitario público de primer nivel y las características de los niños hiperfrecuentadores (HF).
Método: Estudio prospectivo, descriptivo y no experimental. Se cuantifica el número de visitas durante 12 meses. Se define como HF al niño con un número de consultas al año ≥p85%. De cada uno se recogieron las variables demográficas y sociales para un análisis multivariante.
Resultados: Se reclutaron 406 niños; 49 (12,1%) eran HF y generaron el 36,6% de todas las consultas en urgencias. Estos niños consultaron 4,21 veces más que los niños no HF e ingresaron 3,08 veces más. Se registraron más niños HF entre los menores de 3 años. Los niños con enfermedades crónicas no fueron más HF.
Conclusión: En las urgencias pediátricas hospitalarias, al igual que en atención primaria, un pequeño porcentaje de pacientes consumen un gran número de recursos.
Publicado en Originales
 
Escoliosis idiopática en adolescentes: preguntas frecuentes que debe responder el médico de atención primaria 
Ghanem I, Zizkallah M. Curr Opin Pediatr. 2019; 31: 48-53.
 
 
Resumen
La escoliosis es una deformidad tridimensional de la columna vertebral. El tipo más frecuente es la escoliosis idiopática de la adolescencia (EIA), que se desarrolla en niños por lo demás sanos, y con más frecuencia en niñas alrededor de la pubertad. Los estudios epidemiológicos muestran que alrededor del 2-4% de la población de riesgo (niñas de 10-16 años de edad) desarrollará algún grado de curvatura de la columna.
Se han llevado a cabo muchos estudios para intentar determinar qué factores influyen en su desarrollo, incluidos los factores genéticos, ambientales y biomecánicos.
Existe un gran interés social respecto a la EIA, ya que es una enfermedad frecuente y se percibe como una causa de deterioro de la calidad de vida. La mayoría de los padres tienen muchas preguntas sin respuesta, miedos y creencias en relación con la EIA y sus posibles tratamientos.
 
Comentario
Los autores del presente artículo realizan una revisión de las publicaciones recientes sobre la EIA, los factores asociados y su repercusión en la vida adulta, y llegan a diversas conclusiones.
En cuanto al impacto de las carteras escolares y la sobrecarga de peso, estos autores no han observado ninguna evidencia científica de asociación con el desarrollo de escoliosis; sin embargo, consideran que los pacientes diagnosticados de EIA deberían cargar la mochila de forma simétrica (sujetándola con las dos asas a la espalda) y evitar que la carga exceda el 10% de su peso corporal, según un consenso europeo, o el 20% según la Academia Americana de Pediatría.
No se ha encontrado ninguna relación entre la realización de ejercicio sistemático en general y el desarrollo de EIA, aunque se ha observado que la natación de competición y el ballet clásico, especialmente si se ha iniciado antes de los 7 años de edad, están asociados con una mayor frecuencia de EIA.
La EIA es más frecuente entre la población femenina (la padece un 85% más de mujeres que de hombres). Los padres de las pacientes con EIA muestran cierta preocupación por la posible futura repercusión conyugal y reproductiva de sus hijas. No se han observado diferencias en las tasas de nupcialidad entre las mujeres con EIA y las de grupos control, ni entre las tratadas quirúrgicamente o con corsés, aunque algunos estudios sí reflejan cierta limitación en la actividad sexual por problemas de espalda en pacientes con EIA, independientemente del tratamiento que hubieran seguido. Las limitaciones se debían a la dificultad en la participación en actividades físicas más vigorosas o a un acomplejamiento por el aspecto físico, más que por dolor.
En cuanto a los embarazos, aunque no se aprecian diferencias significativas, parece que existe una tendencia a incrementarse la nuliparidad en las mujeres con EIA. También se ha observado una tasa más elevada de necesidad de tratamientos de fertilidad en las pacientes con EIA, pero no se encuentran diferencias respecto a la edad gestacional. Aunque en las pacientes con EIA se refirió cierto incremento del dolor en la parte baja de la espalda durante el embarazo, éste no fue significativo. En algunas mujeres se detecta un ligero incremento de la curva escoliótica durante el embarazo, pero sin repercusión clínica.
Aunque se había publicado que existía una tasa de fallos en la anestesia epidural superior en mujeres con EIA tratadas quirúrgicamente, en recientes estudios se aprecia un incremento del éxito de la epidural en estas pacientes. Se ha encontrado una tasa de cesáreas similar tanto en las mujeres afectadas de EIA como en los grupos control, aunque en las pacientes con EIA que habían sido intervenidas, el parto vaginal tuvo que ser instrumentado en un mayor número de casos. Las complicaciones perinatales son similares tanto en las pacientes con EIA como en los grupos control. 
Otro aspecto que cabe tratar es la relación entre la EIA y la calidad de vida de estos pacientes. Las evidencias disponibles muestran que los adultos con una EIA tienen una actividad física similar a los controles, aunque algo menor en los que han sido tratados quirúrgicamente. De todas formas, en uno de los estudios revisados por los autores del presente artículo se ha observado que cuanto más caudal sea la fusión de las vértebras en el tratamiento quirúrgico, más se ve afectada la calidad de vida. En cualquier caso, los adultos con EIA, tanto si han sido tratados como si no, tienen una buena calidad de vida.
No se ha encontrado ninguna evidencia científica de asociación entre el uso de las mochilas escolares y el desarrollo de escoliosis; sin embargo, se aconseja que los pacientes diagnosticados de EIA lleven las mochilas sobre la espalda de forma simétrica y que la carga no exceda el 10-20% del peso del paciente.
No se aprecia ninguna relación entre la realización de ejercicio físico en general y el desarrollo de EIA, pero si se practica natación de competición o ballet clásico, especialmente si se inicia antes de los 7 años de edad, se observa una mayor frecuencia de EIA.
En las mujeres diagnosticadas de EIA se describe cierta limitación en la actividad sexual y una mayor necesidad de tratamientos por infertilidad. No se encuentran diferencias en cuanto a la edad gestacional, las complicaciones perinatales o la tasa de cesáreas en relación con los grupos control.
Los adultos con EIA tienen una actividad física similar a los controles, aunque algo menor en los tratados quirúrgicamente. En cualquier caso, tienen una buena calidad de vida.
 
Lo que aporta este estudio:
En este artículo los autores realizan una revisión de las publicaciones recientes sobre EIA, con el objetivo de aportar a los médicos de atención primaria evidencias científicas para responder a las preguntas más frecuentes de los padres. Aclaran así las dudas que se plantean sobre la relación de la EIA con las mochilas escolares, el ejercicio físico, su repercusión en la salud reproductiva de la mujer, y el pronóstico y la calidad de vida en la edad adulta.
 
C. Esteve Cornejo
Pediatra. Cínica Universidad de Navarra. Madrid
 
Disciplina eficaz para criar niños sanos
Sege RD, Siegel BS; Council on Child Abuse and Neglect; Committee on Psychosocial Aspects of Child and Family Health. Effective Discipline to Raise Healthy Children. Pediatrics. 2018;142(6):e20183112. Pediatrics. 2019 Feb;143(2).
 
 
Resumen
Los padres piden consejo a los pediatras cada vez con más frecuencia sobre cómo educar a sus hijos con disciplina.
En 1989, la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño pidió a todos los estados miembros que prohibieran el castigo corporal e instituyeran programas educativos basados en una autoridad positiva.
El desarrollo normal de los niños requiere el compromiso activo de los adultos, quienes, entre otras funciones, deben enseñarles un comportamiento aceptable. Por ello, el empleo de estrategias de disciplina efectiva, adecuadas a la edad del niño y a su desarrollo, le ayuda a regular su propio comportamiento, a protegerlo de peligros y a desarrollar habilidades para alcanzar un buen desarrollo cognitivo y socioemocional. Por tanto, es recomendable que en la consulta del pediatra se comente qué tipo de elementos de autoridad se emplean para educar a los hijos.
 
Uso del castigo corporal
En un estudio realizado en Estados Unidos, en 2004, se constató que la mayoría de los padres usaba una estrategia de disciplina verbal antes del castigo corporal, pero sólo transcurría una media de 30 segundos antes de recurrir al castigo físico, lo que sugiere que la respuesta era impulsiva. Los resultados del castigo físico eran transitorios: antes de los 10 minutos, la mayoría de los niños (73%) había reanudado el mismo comportamiento por el cual habían sido castigados.
La evidencia obtenida de otro estudio de cohortes longitudinal sugería que el castigo corporal de los niños se asociaba con comportamientos posteriores agresivos. El estudio se basaba en una cohorte de aproximadamente 5.000 niños de 20 grandes ciudades norteamericanas nacidos entre 1998 y 2000; los datos se recogían al nacimiento y a los 1, 3, 5 y 9 años de edad. Los niños más pequeños que eran azotados más de 2 veces por mes antes de los 3 años eran más agresivos a la edad de 5 años. Un metaanálisis posterior demostró que no se obtenía ningún beneficio a largo plazo del castigo físico, y concluía que cuanto más se azotaba a los niños, peor comportamiento mostraban, lo que a su vez llevaba a un nuevo castigo físico (espiral negativa compleja).
Los niños de orfanatos que experimentaron abusos o negligencias durante su estancia en ellos pueden mostrar comportamientos desafiantes, que se ponen de manifiesto en las familias de acogida. Existen programas para ayudar a los padres adoptivos en la educación de estos niños.
Un castigo corporal repetido puede afectar negativamente a las relaciones parentales. También se asocia a un riesgo aumentado en los niños de desarrollar alteraciones en la salud mental y problemas cognitivos.
El riesgo de castigo físico aumenta en las familias que están pasando por situaciones estresantes, como problemas económicos, problemas de salud mental, violencia de pareja o abuso. Los padres depresivos tienen valoraciones más negativas del comportamiento del niño y, como consecuencia de ello, utilizan el castigo corporal más frecuentemente. También los padres que han pasado por algún trauma en su infancia usan disciplinas más severas ante comportamientos negativos de sus hijos, en un intento de prevenir futuros problemas de conducta.
El castigo corporal en niños menores de 18 meses aumenta la probabilidad de que se produzcan lesiones. Una historia continuada de castigo corporal se asocia con cambios en la anatomía del cerebro, que en la resonancia magnética se observa como una reducción del volumen de la sustancia gris cortical prefrontal.
 
Estrategias para promover disciplina efectiva
Los pediatras pueden ayudar a los padres proporcionando información acerca del desarrollo del niño y estrategias de crianza, en la que se debe evitar cualquier forma de castigo corporal, ya que ésta no es efectiva y aumenta su agresividad y enfado en lugar de enseñarle responsabilidad y autocontrol. Estas recomendaciones se pueden apoyar mediante material por escrito sobre educación parental o mostrando vídeos.
La Academia Americana de Pediatría facilita a los padres contenidos sobre cómo educar a los hijos de una forma ordenada mediante distintas iniciativas: «Healthychildren.org» en la web y su «Connected kids: safe, strong, secure and bright futures programs». Cada uno de estos recursos anima a los padres a usar refuerzos positivos como un medio fundamental para enseñar comportamientos aceptables a sus hijos.
 
Conclusiones
Los pediatras deben aconsejar a los padres sobre la educación de sus hijos y, al mismo tiempo, informarles sobre otros recursos a los que pueden acceder y animarles a utilizarlos. Deben informar sobre los riesgos del castigo corporal y su falta de eficacia para conseguir mejorar las conductas o comportamientos de sus hijos.
 
Lo que aporta este estudio:
Educar a un niño no es tarea fácil. Educar a los niños en la responsabilidad y respeto requiere altas dosis de paciencia, pero, sobre todo, de cariño. Y el castigo físico nunca es una buena solución, e incluso contribuye con frecuencia a empeorar la situación. La tarea del pediatra es velar por la salud del niño y favorecer que se desarrolle de una forma adecuada. Asesorar a los padres sobre las mejores herramientas para conseguir una educación responsable entra dentro de sus tareas.
 
M.J. Galiano Segovia
Pediatra. Centro de Salud María Montessori. Leganés (Madrid)
Introducción: El procesamiento cognitivo y las habilidades de aprendizaje son ampliamente variables en personas con síndrome de Down (SD). La progresión de las habilidades del desarrollo se comporta de una manera diferente a como lo hace en los niños con un desarrollo típico. Por tanto, la caracterización y comprensión de los niños con SD es importante para elaborar estrategias de intervención y programas de seguimiento. 
Objetivos: Establecer un perfil de desarrollo cognitivo en niños con SD.
Materiales y métodos: Estudio observacional, descriptivo y transversal de 93 niños de 5-12 años de edad, de 3 instituciones de salud en Bogotá (Colombia). Para la evaluación, se usaron el Inventario de Desarrollo de Battelle (BDI-2) y la Evaluación Neuropsicológica Infantil (ENI). El comité de ética institucional aprobó el estudio. 
Resultados: Los cocientes de desarrollo obtenidos en los niños con SD estuvieron por debajo de los datos normativos que se presentan en los niños con un desarrollo típico en todas las áreas evaluadas. Los perfiles neurocognitivos mostraron una tendencia ascendente discreta, en función de la edad. Las áreas que se desarrollaron más fuertemente fueron el comportamiento adaptativo, las habilidades sociales y el control motor grueso. 
Conclusiones: Los resultados obtenidos permitieron establecer una curva que muestra la progresión de las habilidades de aprendizaje que presentan los niños con SD. Además, las áreas específicas en que los niños se desempeñan de una manera más eficiente, y aquellas en las que tienen importantes fallos o dificultades, se ilustran en gráficos de forma independiente; a saber, el control motor grueso y las habilidades sociales son áreas en que los niños con SD muestran habilidades significativas, mientras que la comunicación, el lenguaje y el procesamiento cognitivo están menos desarrollados.
 
Publicado en Originales
 
Yogman M, Garner A, Hutchinson J, et al; AAP Committee on Psychosocial Aspects  of Child and Familiy Healh, AAP Council on Communications and Media.
Pediatrics. 2018; 142(3): e20182058.
 
 
Resumen
Durante la infancia, los niños deben ir adquiriendo una amplia variedad de habilidades para alcanzar un adecuado desarrollo psicomotor y aprender a manejarse en situaciones muy variadas de la vida. Los estudios demuestran que los juegos con los padres y compañeros son una oportunidad única para desarrollar el lenguaje y el autocontrol, aprender habilidades sociales y desarrollar las funciones cerebrales ejecutivas. Cuando los padres juegan con los hijos, ambos disfrutan y se facilita la comunicación y la relación entre ellos.
 
Algunas pinceladas sobre el juego y el desarrollo de los niños
El juego no es algo frívolo, no es sólo pasarlo bien. Se ha demostrado que mejora la estructura y las funciones cerebrales y promueve habilidades que permiten perseguir metas y evitar distracciones. Con el juego se asumen riesgos, se experimenta y se prueban límites. Los juegos exigen prestar atención, escuchar las órdenes y respetar las reglas. Se aprende a perder y a ganar, resolviendo las disputas de forma pacífica. Todas esas habilidades van a resultar de gran utilidad también para mejorar el rendimiento en clase.
 
Desde que en 2007 la Academia Americana de Pediatría (AAP) divulgó la importancia del juego para el desarrollo del niño, se han llevado a cabo nuevos estudios que lo avalan. El presente artículo aporta una información de gran interés para revalorizar los beneficios que tiene el juego. 
 
Aunque el juego no es fácil de definir, podemos considerar que es motivante, divertido y retador, y permite realizar descubrimientos. Con la intención de mejorar los resultados académicos, a veces se preparan los planes de estudio para niños preescolares con un exceso de componentes didácticos, a expensas de disminuir el tiempo dedicado al juego. No podemos olvidar que los niños que se aburren no suelen aprender bien.
 
El juego sirve para adquirir habilidades imprescindibles en nuestra sociedad actual, como son la capacidad de resolver problemas, la colaboración y el trabajo en equipo. La nueva economía requiere más innovación y menos imitación, más creatividad y menos conformismo. Los estudios demuestran que los niños aprenden más cuando se les permite tener iniciativa y participar de forma activa. Se necesita que los métodos de aprendizaje no se basen sólo en la memorización, sino también en la innovación, la creatividad y la comunicación. 
 
El juego debe ser reconocido como un complemento del aprendizaje académico y no como una pérdida de tiempo. El juego es parte de nuestra herencia a través de las generaciones. La acumulación de nuevos conocimientos se construye sobre aprendizajes previos. Hay habilidades que un niño por sí mismo no desarrollaría, pero puede hacerlo si se le presta una mínima ayuda, y el juego supone una ocasión estupenda para ello.
 
Existen muy variados tipos de juegos: algunos se desarrollan a través de objetos que se exploran, juegos que facilitan el desarrollo locomotor, juegos de exterior, juegos que se pueden llevar a cabo en solitario y juegos que requieren más participantes.
 
Nuevas formas de entretenimiento
En el artículo también se hace una reflexión sobre otro tema de gran actualidad. Las nuevas tecnologías, los videojuegos, las aplicaciones para móviles o tabletas tienen un enorme atractivo, pero promueven la pasividad y disminuyen el tiempo que se dedica a otras actividades más creativas y de mayor interacción social. Cuanto mayor inmersión haya en juegos electrónicos, menos tiempo se dedica al juego tradicional en el mundo «real». Se ha comprobado que el aprendizaje es más completo en las relaciones persona a persona que en las interacciones entre máquina y persona. Los padres buscan lo mejor para sus hijos, pero a veces la publicidad y los medios de comunicación confunden sobre cuáles son los mejores medios para el desarrollo de los niños. Se ha observado que, por ejemplo, los preescolares que juegan con construcciones tienen un mejor desarrollo del lenguaje y de otras habilidades intelectuales que los que ven vídeos de «Baby Einstein», por ejemplo. A veces se compran juguetes muy caros y aparatos electrónicos, cuando el mejor desarrollo de la creatividad se consigue con juguetes sencillos, construcciones, pinturas, recortables, puzles y balones. Es difícil competir con los juegos digitales tan accesibles, cuando a veces los padres no tienen tiempo para jugar con sus hijos o para llevarles a parques al aire libre. En caso de optar por juegos electrónicos, hay que ver que sean apropiados para la edad del niño y elegir los que permitan interactuar con otros niños.
 
Hay que conseguir que los niños dispongan de parques infantiles o campos de deporte en todos los vecindarios, especialmente en las áreas más desfavorecidas.
 
Conviene fomentar las actividades que faciliten la creatividad, el desarrollo de la curiosidad y la imaginación de los niños. Hay que prestar también atención a los niños con necesidades especiales para que tengan acceso a los juegos.
En el artículo se detallan los consejos de la AAP que recuerdan a los pediatras que conviene promover el juego aprovechando las revisiones de niños sanos, especialmente en los primeros años de vida:
1.  Los padres deben interactuar con sus hijos desde los primeros meses de vida, observando y respondiendo a sus comunicaciones no verbales, su sonrisa y primeros balbuceos.
2.  Debe asegurarse un tiempo de recreo, que permita el juego libre y la actividad física como prevención de la obesidad, la hipertensión y la diabetes mellitus tipo 2.
3.  En los niños preescolares debe fomentarse el aprendizaje a través del juego y de la experimentación, impulsando su curiosidad.
4.  Transmitir a los medios de comunicación, a los legisladores y a los educadores la importancia de promover el aprendizaje en los niños preescolares a través del juego para desarrollar habilidades intelectuales y sociales.
5.  Los padres deben jugar con sus hijos, tanto para enseñarles como para disfrutar juntos. Los niños buscan la atención de los padres y están especialmente receptivos a aprender de las pequeñas actividades de la vida diaria. 
 
Lo que aporta este estudio
La lectura de este artículo permite reflexionar sobre la importancia que tiene el juego en el desarrollo saludable de los niños. Es interesante, además, la recopilación de algunos juegos «tradicionales», que pueden ser útiles según las diferentes edades y etapas del desarrollo de los niños.
 
Los autores establecen las siguientes conclusiones:
  • Los cambios culturales, la falta de tiempo por los horarios de trabajo, la escasez de espacios seguros y el exceso de ofertas de entretenimientos digitales están disminuyendo las oportunidades de los niños para jugar.
  • El juego es en sí mismo motivante y facilita el aprendizaje de una forma divertida. Se debe mantener el tiempo de recreo y de juego «libre», además de juego dirigido por los padres y educadores.
  • El mejor modo de aprender es mediante actividades que promuevan las habilidades a través del diálogo y la iniciativa, y no de una forma meramente pasiva.
  • A través del juego también se puede enseñar a los niños a disminuir las tensiones, afrontar la adversidad y las dificultades y promover la resiliencia.
  • El juego ayuda a desarrollar las habilidades sociales y emocionales, el lenguaje, las funciones ejecutivas, la creatividad y el autocontrol, imprescindibles en el mundo actual.
  • La promoción de la lectura y el juego durante las visitas pediátricas mejora el desarrollo social y emocional de los niños.
  • Hay que animar a los padres a que aprovechen todas las oportunidades que tengan para interactuar con sus hijos. Cualquier ocasión puede facilitar el aprendizaje de habilidades que serán muy útiles tanto para el colegio como para el resto de la vida.
C. Esteve Cornejo
Pediatra. Clínica Universidad de Navarra. Madrid
 

 

 
 
Lovegrove MC, Geller AI, Fleming-Dutura KE, Shehab N, Sapiano MRP, Budnitz DS.
J Pediatr Infect Dis Soc. 2018. 
 
Los antibióticos están entre las medicaciones más prescritas en niños, y muchas veces sin una indicación adecuada. Este mal uso conduce al desarrollo de resistencias, la principal amenaza en salud pública en todo el mundo. 
Pero el uso de antibióticos también conlleva el riesgo de daño individual en cada paciente. Las reacciones adversas a medicamentos (RAM) son frecuentes y pueden variar desde leves alteraciones gastrointestinales hasta reacciones anafilácticas que pueden resultar fatales. Las RAM, sobre todo a antibióticos (50%), son uno de los principales motivos por los que los niños acuden a urgencias.
 
Se estima que casi un 30% de las prescripciones de antibióticos en las consultas de pediatría son innecesarias y/o inapropiadas (tipo de antibiótico, dosis, duración del tratamiento), muchas veces por satisfacer las falsas expectativas de los padres.
 
Se hacen importantes esfuerzos para reducir la prescripción inapropiada, sobre todo de cara a disminuir la resistencia a los antibióticos, pero también hay que informar a los padres de los posibles riesgos a corto plazo de la medicación (RAM).
 
En este trabajo se revisan todos los registros médicos de urgencias para identificar diagnósticos clínicos de RAM en una muestra probabilística representativa y estratificada de hospitales norteamericanos (de al menos 6 camas y servicio de urgencias de 24 h). Desde 2011 a 2015, el número de hospitales participantes ha variado de 55 a 62, según el año.
 
Se recogen los datos de todas las visitas por RAM en pacientes con una edad ≤19 años, desde 2011 a 2015. De los antibióticos se excluían las presentaciones tópicas, oftálmicas y óticas; sólo se recogían las sistémicas (orales o inyectables). Las RAM se clasificaron en reacciones alérgicas (efectos mediados inmunológicamente, incluida la reacción de hipersensibilidad, como el síndrome de Stevens-Johnson), efectos adversos (indeseables farmacológicamente o adversos a las dosis recomendadas), efectos de exceso de dosis y otros efectos (reacciones en el sitio de inyección, atragantamiento, etc.).
 
Se estiman unas 70.000 urgencias anuales debido a RAM por antibióticos en pacientes ≤19 años de edad en Estados Unidos entre los años 2011 y 2015.
 
El 46% de todas las urgencias por RAM en este grupo de edad eran por antibióticos.
 
En los niños ≤2 años de edad, las visitas a urgencias por reacción adversa a antibióticos representaban dos tercios de todas las RAM sistémicas, mientras que en niños y adolescentes de 10-19 años de edad los antibióticos estaban implicados en un tercio de las visitas.
 
El 3% de los pacientes que acuden al servicio de urgencias por una reacción adversa a antibióticos quedaban ingresados.
 
Al comparar las visitas a urgencias por RAM debido a otra medicación sistémica, las atribuidas a antibióticos involucraban con más frecuencia a niños ≤2 años (el 40 frente al 19,7%, respectivamente), y más comúnmente implicaban una reacción alérgica (el 86 frente al 25,7%, respectivamente).
 
Se estima que el 95,9% de las visitas pediátricas a urgencias por una reacción adversa a antibióticos se debe a una sola clase de antibiótico oral. En el 2,2% se involucraban 2 antibióticos de diferentes clases, y sólo un 1,9% eran atribuidas a un antibiótico inyectable.
 
Las penicilinas orales solas representan el 55,7% de las visitas a urgencias por una reacción adversa a antibióticos, seguidas de las cefalosporinas (11,9%) y las sulfonamidas (11,1%). 
 
Las reacciones alérgicas benignas (p. ej., exantema, prurito) eran las más frecuentes.
 
Sin tener en cuenta la frecuencia de prescripción, los antibióticos orales más frecuentemente implicado en visitas a urgencias por RAM eran similares en todos los grupos de edad, pero la frecuencia relativa variaba en función de la edad. La amoxicilina es el antibiótico que con más frecuencia producía RAM en niños ≤9 años de edad (≤2 años, 67,6%; 3-4 años, 54,5%; 5-9 años, 44,7%), seguido de amoxicilina/clavulánico y cefdinir, mientras que en los niños y adolescentes de 10-19 años los 3 antibióticos implicados con más frecuencia eran trimetoprima-sulfametoxazol (24,3%), amoxicilina (20,8%) y azitromicina (10,5%).
 
La tasa estimada de visitas a urgencias por RAM por 10.000 prescripciones dispensadas en farmacias disminuía con la edad para todos los antibióticos, excepto para la trimetoprima-sulfametoxazol.
 
La amoxicilina, el antibiótico más frecuentemente implicado, ocasiona 30 visitas a urgencias por cada 10.000 prescripciones dispensadas en niños ≤2 años de edad, 10/10.000 en niños de 3-4 años y 7/10.000 en niños y adolescentes de 10-19 años. 
 
Lo que aporta este estudio
Hay que seguir concienciando a la población, pero también a los profesionales de la salud, de que el uso inapropiado de antibiótico tiene riesgos, no sólo a largo plazo de aumento de resistencias, sino también a corto plazo de RAM, que puede llegar a ser grave. Hay que informa a los padres cuando se prescriben antibióticos, pero sobre todo incidir en que se debe hacer uso de ellos sólo cuando esté indicado.
 

M.J. Galiano Segovia
Centro de Salud María Montessori. Leganés (Madrid)
Introducción: El adecuado seguimiento de los pacientes con una enfermedad renal crónica desde pediatría a la nefrología de adultos y/o atención primaria constituye un reto de coordinación y planificación. El objetivo de este trabajo es presentar el diseño del programa de transición de nefrología «Conduce tu salud», elaborado en el Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca de Murcia.
Material y métodos: Los pacientes incluidos en la transición son adolescentes seguidos en la consulta de nefrología pediátrica que comienzan el programa a partir de los 15-16 años. Es un programa integrativo y multidisciplinario que realiza una valoración global de la familia y de las necesidades del paciente de forma conjunta entre el nefrólogo pediatra y el de adultos. Incluye una valoración psicosocial y medioambiental para establecer patrones y planificar necesidades específicas del adolescente y su familia. En función de las habilidades y la madurez del paciente para «conducir su salud», el tránsito se realiza entre los 15 y los 18 años de edad (formularios evolutivos de bicicleta, moto y coche).
Conclusiones: El programa «Conduce tu salud» establece un proceso planificado, coordinado y multidisciplinario, que se realiza de forma personalizada, integrativa, progresiva y consensuada con el adolescente, la familia y los profesionales. El programa permite una adecuada transferencia de una unidad pediátrica a una de adultos, especializada y de atención primaria.
 
Publicado en Originales
 

Emollient bath additives for the treatment of childhood eczema (BATHE): multicentre pragmatic parallel group randomised controlled trial of clinical and cost effectiveness

Santer M, Ridd MJ, Francis NA, Stuart B, Rumsby K, Chorozoglou M, et al. 
BMJ. 2018; 361: k1332. Publicado el 3 de mayo de 2018. [doi: https://doi.org/10.1136/bmj.k1332]
 
El eccema en los niños (eccema atópico o dermatitis atópica) es muy frecuente y puede tener un impacto sustancial sobre su calidad de vida y la de sus familias. Las guías al respecto sugieren que la terapia con emolientes es el pilar fundamental del tratamiento.

Los emolientes actúan proporcionando una barrera sobre la piel, disminuyendo la pérdida de humedad y protegiendo contra los irritantes. Se pueden aplicar directamente sobre la piel, como jabones sustitutivos o aditivos añadidos al agua de baño, con el fin de dejar una capa de aceite sobre la piel.

Aunque hay evidencia de la eficacia de los emolientes que se aplican directamente y un consenso clínico extendido acerca de los jabones sustitutivos, hay menos acuerdo acerca del beneficio potencial adicional de los aditivos del baño, y muy poca evidencia sobre su efectividad. Sin embargo, los aditivos del baño se prescriben ampliamente, con un coste de más de 23 millones de libras anualmente en Inglaterra.

El objetivo de este estudio era determinar la efectividad clínica y el coste de incluir aditivos emolientes en el baño en el manejo del eccema en niños.

Métodos
Ensayo pragmático, multicéntrico, aleatorizado y abierto, con 2 grupos paralelos asignados en una ratio de 1:1, en el que se comparan los aditivos emolientes del baño añadidos al cuidado estándar con el cuidado estándar solo.

Se eligió un diseño pragmático por adecuarse más a las condiciones de vida real que a las ideales o experimentales. No fue posible hacer un placebo convincente como aditivo del baño, por lo que los participantes no eran «ciegos» al tratamiento asignado.
Los niños elegidos para el ensayo tenían entre 1 y 11 años de edad y cumplían los criterios diagnósticos de dermatitis atópica. Se excluyeron los niños con un eccema muy benigno o inactivo en los últimos 12 meses, definido como una puntuación de ≤5 en la escala de gravedad del eccema de Nottingham (de 3 a 15 puntos, en que 3-8 es benigno, 9-11 moderado y 12-15 grave). También se excluyeron los niños que solían bañarse menos de 1 vez por semana o cuyos cuidadores no aceptaron la aleatorización.
Los participantes se reclutaron desde 96 consultas generales en Gales y en el oeste y sur de Inglaterra, en cuyas historias clínicas figuraba el diagnóstico de eccema para el que habían necesitado tratamiento en los últimos 12 meses. Un investigador telefoneaba a los padres para informarles y confirmar la probabilidad de elegir a los niños, así como para concertar una cita de referencia. En esa cita se daba el consentimiento informado y se completaban los cuestionarios basales. El resto de los cuestionarios se cumplimentaron online o por correo.

A los participantes en el grupo de intervención, su médico general les prescribía aditivos del baño, y se les pedía que los usaran regularmente durante 12 meses. Al grupo control no se les prescribía aditivos del baño y se les pedía que no los usaran durante 12 meses.

A ambos grupos se les daban consejos estandarizados por escrito de cómo lavarse y se les aconsejaba que continuaran con su manejo habitual del eccema, incluidos los emolientes sobre la piel y el corticoide tópico cuando se requirieran. La atención clínica continua no cambió.

Los padres medían semanalmente la intensidad del eccema (patient oriented eczema measure [POEM]) durante 16 semanas. Se incluían 7 preguntas, cuyas respuestas se puntuaban de 7 a 28, en que 0-2 era limpio a casi limpio, 3-7 leve, 8-16 moderado y 17-28 intenso. La diferencia mínima clínicamente importante de POEM era de 3 puntos.

El POEM era la única medida de la intensidad del eccema por parte de los pacientes que mostraba validez y reproducibilidad. También se midió la gravedad del eccema mediante el POEM cada 4 semanas desde el inicio hasta la semana 52, la calidad de vida relacionada con la enfermedad a las 16 semanas y al año. Se valoró el impacto familiar, el número de exacerbaciones que requirieron consulta, el tipo de tratamiento pautado, la adherencia a la asignación al tratamiento y los efectos adversos, como el rascado, el enrojecimiento o las caídas en el baño.

El tamaño muestral estimado para obtener una diferencia en la puntuación POEM >3 fue de 338 pacientes. Para cubrir las pérdidas estimadas del 20%, la muestra se aumentó a 423 pacientes.
 
Resultados
Los participantes se incluyeron en el estudio entre diciembre de 2014 y mayo de 2016. Se enviaron invitaciones a los padres de 12.504 niños y se recibieron 1.451 respuestas; de éstos, 920 estaban interesados en participar en el estudio, 662 tenía criterios elegibilidad y 482 entraron en el ensayo (264 en el grupo intervención y 218 en el grupo control).

El 31% (124/397) de los participantes se bañaban menos de 3 veces a la semana, el 33% (130/397) 3-4 veces, y el 36% (143/397) ≥5 veces.

La línea de base del POEM fue de 9,5 (desviación estándar [DE]= 5,7) en el grupo de aditivos del baño y 10,1 (DE= 5,8) en el grupo de no aditivos. La puntuación POEM basal fue de 9,5 (DE= 5,7) en el grupo con aditivos del baño y 10,1 (DE= 5,8) en el grupo control.

La media de la puntuación POEM en el periodo de 16 semanas era de 7,5 (DE= 6) en el grupo de aditivos del baño y de 8,4 (DE= 6) en el grupo de no aditivos. No se encontraron diferencias estadísticamente significativas en la puntuación POEM semanalmente entre los 2 grupos, ni tampoco en el impacto familiar, la calidad de vida percibida, el número de exacerbaciones, y el tipo y la cantidad de corticoide tópico o inhibidores de calcineurina tópicos prescritos en un año.

Cuando se consideró la frecuenta de los baños, se encontró un pequeño beneficio clínicamente significativo al añadir emolientes en los niños que se bañan ≥5 veces por semana con eccema de grado leve. En estos casos el resultado del POEM era de 2,7 puntos más (intervalo de confianza: 0,63-3,91) en el grupo de no aditivos.

Los efectos adversos fueron similares en ambos grupos.

Según los resultados del estudio, el hecho de añadir emolientes en el baño no se puede considerar una intervención coste-efectiva. Sólo parece ayudar algo en casos de eccemas leves y en los niños que se bañan con más frecuencia (≥5 veces por semana).

Lo que aporta este estudio
El eccema en niños, en especial en los casos moderados-graves, es causa de gran incomodidad para el paciente y su familia. El tratamiento fundamental continúa siendo la aplicación de emolientes. Sin embargo, sigue siendo objeto de controversia cuál es la frecuencia adecuada de baños en estos niños, así como el régimen de emolientes más eficaz. Con este estudio se muestra que la adición de emolientes al baño tiene sólo un beneficio relativo, y únicamente son efectivos si se emplean con una frecuencia de baño diaria o casi diaria.

M.J. Galiano Segovia
Pediatra. CS María Montessori. Leganés (Madrid)

 
 
 
Association of early introduction of solids with infant sleep
Perkin MR, Bahnson HT, Logan K, Marrs T, Radulovic S, Craven J, et al.
JAMA Pediatrics. 2018; e180739 [doi: 10.1001/jamapediatrics.2018.0739]

 

Los autores comienzan su trabajo recordando que en el Reino Unido –al igual que ocurre en España– las autoridades sanitarias recomiendan mantener la lactancia materna exclusiva en los 6 primeros meses. Sin embargo, el 75% de las madres británicas habían introducido alimentos distintos de la leche (solids; alimentación complementaria [AC]) a los 5 meses. Aproximadamente, una cuarta parte de ellas atribuía la causa de ello a los despertares nocturnos del niño. Al mismo tiempo, el Departamento de Salud recomienda introducir estos alimentos cuando el niño esté preparado, recordando que no siempre que un lactante se despierta por la noche es señal de que tenga hambre o de que haya que introducir la AC. En caso de que hubiera que introducir algún complemento, se recomienda realizar diferentes tomas de leche. Por otra parte, existe la creencia común de que introducir la AC antes ayuda a los niños a dormir mejor. Aunque las recomendaciones de las autoridades no van en ese sentido.

El estudio EAT (Enquiring About Tolerance), patrocinado por la Food Standards Agency y el Medical Research Council, se llevó a cabo entre enero de 2008 y agosto de 2015. En dicho estudio participaron 1.303 lactantes amamantados que fueron aleatorizados en 2 grupos. Uno de ellos seguía las recomendaciones habituales (lactancia materna exclusiva hasta el sexto mes), mientras que en el otro se pedía a las madres que, al tiempo que mantenían la lactancia, incluyeran otros alimentos a partir del tercer mes. Los padres cumplimentaban un cuestionario online cada mes durante el primer año, y luego cada 3 meses hasta los 3 años. En el cuestionario se registraba la frecuencia de consumo de alimentos, así como la frecuencia y la duración de las tomas y otros aspectos relacionados con el sueño de los bebés (valorado mediante el Brief Infant Sleep Questionnaire, validado también en español). Simultáneamente, se evaluaba la calidad de vida de la madre mediante un cuestionario validado de la Organización Mundial de la Salud (Quality of Life-BREF Instrument).

De los 1.303 lactantes seleccionados, 1.225 (94%) fueron seguidos hasta el final del estudio, 608 en el grupo de consejos habituales y 607 en el de introducción precoz de la AC.

El hallazgo principal fue que los niños en que se introdujo antes la AC dormían más tiempo y se despertaban menos veces que los que recibían sólo lactancia materna. La diferencia era mayor a los 6 meses: una media de 16,6 minutos más de sueño por noche (2 h a la semana) y una disminución en los despertares nocturnos (del 9%). En la respuesta sobre la calidad del sueño, los padres del grupo control señalaron una mayor incidencia de problemas leves, pero también graves (Odds ratio= 1,8; intervalo de confianza del 95%: 1,22-2,61). Había una relación directa entre la calidad de vida de las madres y el sueño de sus hijos.

En la discusión, los autores señalan que, a la luz de estos resultados, debería revisarse la consideración «oficial» de que la introducción de la AC antes de los 6 meses no se asocia a un mejor sueño del lactante.

Lo que aporta este estudio
En la alimentación infantil la mayoría de las recomendaciones están basadas en la tradición y en las opiniones de expertos. Es difícil realizar estudios controlados en los niños más pequeños. Por esta razón, son bienvenidos los estudios como el EAT, encaminados a conocer las mejores estrategias para la prevención de las alergias alimentarias. Los resultados publicados en este artículo proceden de un subanálisis del estudio y, aun con las limitaciones de cumplimentación de las recomendaciones a las que se enfrentaron los investigadores, proporcionan una información valiosa, aunque debe ser contrastada con seguimientos a largo plazo y en otras cohortes. Mientras tanto, la recomendación de mantener la lactancia materna exclusiva, si es posible, durante los primeros 6 meses debe seguir siendo un objetivo para todos los profesionales de la salud al cuidado de los niños.

J.M. Moreno Villares
Director del Departamento de Pediatría. Clínica Universidad de Navarra

En este artículo se describe el portal Scimago Journal and Country Rank, creado por el grupo de investigación español Scimago, que calcula una serie de indicadores métricos de impacto obtenidos a partir del análisis de las revistas indexadas en la base de datos Scopus. Se describen las cuatro posibles opciones de consulta, tanto el análisis específico de una revista de forma individual como a través de la comparación de revistas (Journal Ranks), la clasificación de los países evaluada según su producción científica (Country Ranks), así como una nueva herramienta de visualización de la información (Viz Tools). Los resultados obtenidos utilizando como ejemplo el análisis de la revista Acta Pediátrica Española proporcionan, junto con la información bibliográfica de la revista, las métricas Scimago Journal Rank (SJR), el índice H, los documentos, las referencias, las citas, las citas por documento y el país, todo ello evaluado anualmente para el periodo 1999-2016.

Introducción: La ecografía es una prueba complementaria que debe realizarse bajo una clara indicación clínica. En caso contrario, supone un aumento de la carga asistencial y puede generar falsas expectativas en los padres de los pacientes pediátricos. En pediatría carecemos de momento de catálogos de indicaciones para la ecografía.
Material y métodos: Estudio prospectivo observacional de 3 años de duración, en el que se recogieron de manera sistemática las ecografías y las respectivas hojas de derivación realizadas por un equipo pediátrico de ámbito comarcal durante el primer año. Transcurrido ese tiempo se analizaron las indicaciones y la utilidad de estas pruebas con respecto al planteamiento clínico propuesto. Posteriormente se formó a los pediatras de la zona sobre el uso racional de la ecografía como herramienta diagnóstica, entregando una guía de pruebas indicadas y otras dudosas. Se compararon los 2 años siguientes con el primero en cuanto a la variación en el número relativo de indicaciones de bajo valor diagnóstico.
Resultados: En los 2 años posteriores a la formación de los pediatras se observó una disminución mantenida y estadísticamente significativa (p <0,01) de las ecografías con bajo valor diagnóstico. En el mismo tiempo se observó un aumento del número total de las ecografías.
Conclusiones: La introducción de un catálogo de indicaciones y su difusión mediante la formación de los pediatras solicitantes pueden optimizar el empleo de la ecografía clínica.
 
Publicado en Originales
 
Ophoff D, Slaats MA, Boudewyns A, Glazemakers I, Van Hoorenbeeck, Verhulst SL
Eur J Pediatr. 2018; 177: 641-648.
 
Introducción
Los trastornos del sueño son un problema frecuente durante la infancia y la adolescencia, y pueden influir tanto sobre el desarrollo y el crecimiento de los niños como sobre otros aspectos médicos y psicológicos. Es importante realizar un diagnóstico precoz y un tratamiento adecuados.
 
En este artículo se revisan los diferentes trastornos del sueño basándose en la 3.ª edición de la Clasificación Internacional de los Trastornos del Sueño (ICSD-3).
 
Clasificación Internacional de los Trastornos del Sueño ICSD-3
• Insomnio.
• Trastornos del sueño relacionados con la respiración.
• Trastornos de hipersomnolencia central.
• Trastornos del ritmo circadiano sueño-vigilia.
• Parasomnias.
• Trastornos del movimiento relacionados con el sueño.
• Otros trastornos del sueño.
 
En la primera parte del artículo se describe el desarrollo normal del sueño, sus fases y cómo varían las necesidades del sueño según la edad. Los autores exponen a continuación una serie de casos clínicos de pacientes con trastornos del sueño, plantean diversos diagnósticos diferenciales y dan orientaciones prácticas para su manejo. Se estima que la prevalencia de trastornos del sueño en los niños es de, al menos, un 25%, con algunas variaciones según la edad.
 
Desarrollo del sueño y necesidades según la edad
Mientras que los neonatos no diferencian el sueño entre el día y la noche, a partir de los 3 meses empiezan a establecer un periodo de sueño más largo durante la noche. A los 9 meses, el 70-80% de los niños duermen durante toda la noche, con siestas diurnas de un total de 2-4 horas. Los niños de 1-3 años de edad necesitan unas 12 horas de sueño, con una siesta diurna, que desaparecerá entre los 3 y los 5 años. En esta etapa disminuye la cantidad de sueño REM y se incrementa el no REM. Los niños en edad escolar entre 6 y 12 años deben dormir unas 11 horas, que pasarán a ser 8-10 horas según se acerca la adolescencia. 
 
En cualquier caso, las necesidades de sueño son muy personales y dependen de cada niño, por lo que las pautas de cuánto se debe dormir son orientativas. Se puede considerar que el hecho de que el niño se levante espontáneamente y descansado por las mañanas es señal de que ha dormido suficiente. Aparte de la somnolencia durante el día o la dificultad para levantarse por las mañanas, es importante detectar algunos otros indicadores de que el sueño no está siendo adecuado, como dificultad para atender, concentrarse o memorizar, presencia de hiperactividad, agresividad, dolores de cabeza, trastornos del humor e incluso depresión, o abuso de estimulantes, como cafeína y nicotina en los adolescentes.
 
Casos clínicos
El primer caso clínico de este artículo se refiere a una niña de 2,5 años de edad con insomnio de conciliación, que poco a poco se va complicando con despertares nocturnos frecuentes en los que es imprescindible la intervención activa y continua de los padres durante toda la noche, con la consiguiente desesperación y cansancio familiar. A propósito de este caso, tan frecuente en nuestras consultas de pediatría general, los autores repasan las diferentes causas de insomnio en la edad pediátrica, muchas veces relacionado con un mal manejo de los límites por parte de los padres o una inadecuada higiene del sueño. Habrá que aconsejar a los padres pautas para el manejo de este trastorno de conducta. En otras ocasiones, especialmente en los niños más mayores, el insomnio está más relacionado con el miedo o la ansiedad, para lo cual son útiles las técnicas de relajación junto con la terapia conductual.
 
A continuación, se expone el caso de una niña de 6 años con hipersomnolencia no atribuible a otros trastornos del sueño. Los autores describen además los tipos de narcolepsia y cómo distinguirlos y tratarlos. 
 
El tercer caso clínico corresponde a un paciente de 15 años de edad con trastorno de retraso de fase sueño-vigilia, que es el trastorno de sueño más frecuente en los adolescentes. Se retrasa el momento de conciliar el sueño y se dificulta el despertar. Entra en conflicto con los horarios de colegio, que provoca somnolencia, dolores de cabeza y disminución del rendimiento escolar. Hay que hacer diagnóstico diferencial con el insomnio y los trastornos psiquiátricos, incluida la depresión, la ansiedad o los abusos, para establecer un plan de tratamiento adecuado. En estos casos hay que intentar normalizar el horario de sueño-vigilia, manteniéndolo en la medida de lo posible durante los fines de semana, y evitando las siestas, las bebidas con cafeína o el uso de tecnologías de la información y comunicación antes de acostarse.
 
A continuación, se incluye el caso de un niño de 4 años de edad con terrores nocturnos, que sirve para repasar el grupo de parasomnias que suelen suceder en la fase no REM del sueño, especialmente en el primer tercio de la noche. Se calcula que hasta un 78% de los niños han tenido en alguna ocasión algún tipo de parasomnia antes de los 13 años: pesadillas, sonambulismo o terrores nocturnos. Aunque estos episodios son muy aparatosos, hay que tranquilizar a los padres y explicarles cómo manejarlos. Conviene subrayar la importancia de adoptar buenos hábitos de sueño, ya que la falta de descanso nocturno es un importante factor desencadenante de estos trastornos.
 
A continuación, los casos de una niña de 10 años con sensación de calambres en las piernas y el de un niño de 7 años con un trastorno del movimiento periódico de las extremidades ilustran el capítulo de trastornos del movimiento relacionados con el sueño, que suelen ser comunes, benignos y autolimitados.
 
Termina el artículo con la enumeración de algunos consejos sencillos y de sentido común que pueden facilitar a los padres el manejo de los trastornos del sueño:
• Un buen sueño nocturno se consigue durante el día.
• Conviene mantener un horario fijo.
• Hay que explicar qué comportamientos relacionados con el sueño son aceptables y cuáles no. Utilizar refuerzos positivos para el buen comportamiento e ignorar el malo.
• No castigar a los niños mandándolos a la cama.
• La habitación debe ser un espacio reservado para dormir, no para jugar.
• Evitar comidas o bebidas estimulantes antes de irse a dormir.
• Avisar que va llegando la hora de acostarse.
• Acompañar al niño a acostarse con calma, sin discutir.
• Utilizar unas rutinas fijas previas a la hora de acostarse.
• Si se les lee un cuento, debe ser durante un tiempo limitado.
• Enseñarles ejercicios de relajación.
• Mantener una temperatura adecuada de la habitación.
• Evitar el uso de ordenadores, televisores en la habitación y de pantallas antes de acostarse.
• El niño debe dormir en su propia cama.
• Conviene que el padre y la madre adopten la misma actitud, con un plan común, evitando esperar junto al niño hasta que éste concilie el sueño.
• Si el niño se despierta por la noche, debe acudir a atenderlo el que sea más firme.
• No acudir a la primera llamada del niño, pero no esperar a que esté demasiado enrabietado.
• Evitar el enfado en dichas actuaciones. 
 
Lo que aporta este estudio
Los trastornos del sueño son frecuentes en la infancia y la adolescencia, y a veces son difíciles de diagnosticar. En algunos de ellos son útiles las terapias de conducta y refuerzo de buenos hábitos en relación con el sueño. En cuanto al apoyo farmacológico, hay que sopesar bien sus riesgos/beneficios. Cuando fallan las terapias básicas o cuando esté indicada la polisomnografía, se debe remitir al paciente a un centro especializado en estudio del sueño.
En la consulta de pediatría general debemos interesarnos siempre por el sueño del niño, comprobando que duerme las horas suficientes según su edad. En caso de detectar algún trastorno del sueño, conviene facilitar a los padres pautas concretas para su manejo, escuchar las dificultades que encuentran y apoyarlos con nuestra experiencia. 
 
  
C. Esteve
Departamento de Pediatría. Clínica Universidad de Navarra. Madrid
 
 
Pediatric Hoverboard and Skateboard injuries
Bandzar S, Funsch DG, Hermansen R, Gupta S, Bandzar A
Pediatrics. 2018; 14: e20171253.
  
Desde que en 2015 salieron a la venta los patinetes eléctricos, su demanda se disparó, llegando a comprarse en muchos casos sin pasar las inspecciones de seguridad. A finales de 2015, la Comisión de Seguridad de Productos del Consumidor (CPSC) había recibido informes desde los servicios de urgencias de hospitales donde se referían lesiones importantes de usuarios de patinetes, incluidas las quemaduras por fuegos espontáneos debido al mal funcionamiento de sus baterías.
 
El objetivo de este trabajo era investigar las características de las heridas producidas por el uso de patinetes eléctricos, comparadas con las causadas por los patinetes tradicionales, en niños que acuden a un servicio de urgencias en Estados Unidos.
 
Los datos se recogieron en una base de datos nacional (NEISS), que registra los informes enviados de los pacientes atendidos en los servicios de urgencias, sobre una muestra estratificada de 100 servicios de urgencias de hospitales con, al menos, 6 camas y operativos las 24 horas del día, durante los años 2015 y 2016, en los menores de 18 años. Los datos incluían datos demográficos, el sitio donde ocurría la lesión, las zonas del cuerpo lesionadas y la disposición del servicio de urgencias.
 
El número de lesiones estimadas en esos años por patinete eléctrico fue de 26.854, con un pico de edad situado en los 12 años. En el 66% de los casos las lesiones ocurrían en casa. Las lesiones más comunes eran fracturas (40%), contusiones (17%) y esguinces (13%). La parte del cuerpo más comúnmente dañada era la muñeca (19%), el antebrazo (14%) y la cabeza (14%). 
 
El número de lesiones estimadas por patinete convencional en esos años fue de 121.398. La media de edad en que ocurrían las lesiones era de 13 años, y el número de lesiones aumentaba con la edad. En los casos en que se detallaba el lugar de la lesión, el 52% ocurría en la calle. La parte del cuerpo dañada más comúnmente era la muñeca (15%). Las fracturas suponían un 32% de todas las lesiones. Los esguinces de tobillo eran más frecuentes en estos casos, respecto a las producidas por patinete eléctrico.
La mayoría de las lesiones, por ambos tipos de patinete, eran tratadas en urgencias y los pacientes eran enviados a casa (96%). Entre los que ingresaban, las fracturas eran la causa más frecuente, seguidas de las lesiones en la cabeza (un 14% de todas las admisiones de lesiones por patinete eléctrico y un 35% de todas las admisiones de lesiones por patinetes que se presentaban en urgencias).
 
La ratio entre niños y niñas que se presentaban en urgencias con lesiones por patinete era de 3:1, comparada con la de los montadores de patinete eléctrico, que era 1:1.
 
Una limitación del estudio es que no recoge el dato de si los pacientes llevaban puesto el equipo protector. Una serie de casos de 5 lesiones por patinete eléctrico revelaba que ninguno de los pacientes llevaba puesto el equipo protector.
 
En cualquier caso, no está claro si el hecho de llevar puesto equipo protector, casco y muñequeras podría disminuir la frecuencia de lesiones en la cabeza y las muñecas en montadores de patinetes eléctricos y patinadores.
 
Conclusiones
Son frecuentes las lesiones producidas por patinetes. Las partes del cuerpo más comúnmente dañadas con ambos tipos de patinetes son la muñeca, la cabeza y el antebrazo. Las lesiones en la cabeza y las fracturas fueron la causa más común de ingreso de estos pacientes. La mayoría de las lesiones por patinete eléctrico ocurría en las casas, y las del patinete convencional en la calle.
 
Hay que insistir en la adopción de medidas preventivas para disminuir la incidencia de lesiones y la frecuencia de visitas a urgencias en estos casos.  
 
Lo que aporta este estudio
Las nuevas formas de diversión en preadolescentes y adolescentes conllevan también un mayor riesgo de lesiones. A pesar de las campañas encaminadas a usar protectores para realizar actividades que pueden conllevar un riesgo de lesión física, estamos lejos de conseguir que su uso sea mayoritario. El uso de protecciones por personajes populares puede contribuir a esta concienciación. Pero, sobre todo, al menos en el caso de los patinetes eléctricos, ¡no hay que usarlos en casa!
 
 
M.J. Galiano Segovia
Pediatra. Centro de Salud María Montessori. Leganés (Madrid)
 
 
 
 
 

 

En este artículo se exponen las posibilidades que ofrece la base de datos bibliográfica Scopus para el cálculo de indicadores cienciométricos mediante un análisis de las publicaciones cuya temática es la pediatría. Se analizan las distintas posibilidades de búsqueda por documentos, autor y filiación, búsqueda avanzada y búsqueda por revista, así como la visualización de los registros recuperados. Se exponen las principales herramientas para el análisis de los resultados, entre las que destaca la función analyze search results, de especial interés para el cálculo de los indicadores de productividad, y la función citation overview, necesaria para el cálculo de los indicadores de citación. Por último, se describen brevemente las métricas que utiliza Scopus usando como ejemplo la revista Acta Pediátrica Española.

Introducción: La meningitis es un problema de salud pública con repercusiones en materia de responsabilidad profesional médica (RPM), de especial interés en pediatría. El estudio de las reclamaciones permite guiar las posibles mejoras en seguridad clínica. 
Metodología: Se analizaron las características clínicas, microbiológicas y jurídicas de las reclamaciones relacionadas con la meningitis, interpuestas ante el Consejo de Colegios de Médicos de Cataluña entre 1988 y 2014, junto con el estudio descriptivo y analítico de los casos.
Resultados: Se analizaron 53 casos (1,96 casos/año) con una tasa de RPM del 24,53%. Los casos implicaron con frecuencia a menores (54,7%), con un diagnóstico inicial de síndrome febril inespecífico (45,5%). La tasa de RPM fue significativamente mayor en los casos relacionados con la cirugía, si no se producía el fallecimiento del paciente y si existía defecto de asepsia. Los microorganismos más comunes fueron Neisseria meningitidis y Streptococcus pneumoniae
Conclusiones: La asistencia a la meningitis es un campo que requiere mejoras en seguridad clínica en pediatría, si bien resulta especialmente evidente la necesidad de revisar ciertos aspectos, como la asepsia en la anestesia y la cirugía.
 
Publicado en Originales

Human neonatal rotavirus vaccine (RV3-BB) to target rotavirus from birth

Bines JE, Thobari JA, Satria CD, Handley A, Watts E, Cowley D, et al.
N Engl J Med. 2018; 378: 719-730.
 
Pese a la evidencia del éxito de las vacunas de rotavirus, más de 90 millones de lactantes todavía carecen del acceso a ella. Las barreras para la implementación global de la vacuna incluyen su coste, la eficacia subóptima en países con bajos ingresos y la preocupación por su seguridad. Disponer de una vacuna oral administrada al nacimiento podría salvar potencialmente estas limitaciones. La infección por rotavirus ocurre muy pronto en los países con escasos recursos. La posibilidad de administrar una vacuna al nacimiento podría proveer una protección temprana y maximizar la oportunidad para completar un calendario vacunal. Otras ventajas adicionales de administrar la vacuna al nacer son que la presencia de ácido gástrico es limitada y la invaginación intestinal es muy rara en los recién nacidos. La vacuna oral contra el rotavirus neonatal (RV3-BB) se ha desarrollado a partir de la cepa de rotavirus RV3, identificada en las heces de un lactante con infección asintomática. La infección por virus salvaje RV3 confiere protección frente a la gastroenteritis (GE) grave en los 3 primeros años de vida y genera respuestas serológicas heterotípicas intensas en las cepas de rotavirus de la comunidad. La vacunación con RV3-BB tiene las ventajas que le confieren las características intrínsecas de esta cepa novel para utilizarla en una estrategia de vacunación de los recién nacidos. En un ensayo fase 2 realizado en Nueva Zelanda, RV3-BB era inmunógenica cuando se administraba acorde con un calendario neonatal o de lactante, y no se identificaron problemas de seguridad. Además, confería inmunidad frente a cualquier GE grave en los 12 primeros meses de vida.

Este ensayo aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo, incluyó a 1.649 participantes, y se llevó a cabo entre enero de 2013 y julio de 2016 en centros de atención primaria y hospitales en Indonesia. A las mujeres embarazadas se les facilitaba el consentimiento informado por escrito. El consentimiento informado escrito final se obtenía de los padres, después de nacer el niño, y antes de que se confirmara la elegibilidad para la participación del lactante en el ensayo.

Los lactantes eran elegibles si estaban sanos, habían nacido a término, tenían 0-5 días de edad y un peso al nacer entre 2,5 y 4 kg. Se les asignaba de forma aleatoria, en una ratio 1:1:1, a uno de los tres grupos siguientes: a) grupo de vacuna con administración en periodo neonatal; b) grupo de vacuna con calendario de lactante, y c) grupo placebo.

Los participantes recibían 4 dosis orales de 1 mL de vacuna o placebo según el grupo de ensayo asignado, con dosis a los 0-5 días de vida (dosis 1), 8-10 semanas (dosis 2), 14-16 semanas (dosis 3) y 18-20 semanas (dosis 4). Cada uno de los dos grupos de vacuna recibía 3 dosis de RV3-BB y 1 dosis de placebo. En el grupo de periodo neonatal, las 3 primeras dosis eran RV3-BB y la cuarta de placebo, y en el grupo de calendario de lactante la primera dosis era placebo y las 3 siguientes RV3-BB.

Se efectuó un seguimiento de los participantes por contacto telefónico semanalmente y se establecieron visitas mensuales hasta los 18 meses. Si aparecía sangre en las heces, se realizaba una ecografía abdominal para descartar una invaginación intestinal. La respuesta a la vacuna se constataba según la respuesta inmune en suero (título de anticuerpos 3 veces mayor que el valor basal, 28 días tras la administración de la vacuna) o sembrado de RV3-BB en las heces.

Cuando se administraban 3 dosis de RV3-BB acorde con el calendario neonatal, la eficacia de la vacuna contra la GE grave por rotavirus era del 75% (intervalo de confianza [IC] del 95%: 44-91; p <0,001) a los 18 meses de edad, y del 94% (IC del 95%: 56-99; p= 0,006) a los 12 meses de edad. La eficacia de la vacuna contra la GE aguda por rotavirus de cualquier intensidad en el grupo de calendario neonatal era del 63% (IC del 95%: 37-81; p <0,001) a los 18 meses de edad. En el grupo de calendario del lactante, la eficacia de la vacuna era del 51% (IC del 95%: 7-76; p= 0,03) a los 18 meses de edad y del 77% (IC del 95%: 31-92; p= 0,0008) a los 12 meses de edad. La eficacia de la vacuna frente a la GE por rotavirus de cualquier intensidad si RV3-BB se administraba acorde con el calendario de lactante era del 45% (IC del 95%: 12-69; p= 0,01) a los 18 meses de edad. El tiempo transcurrido desde el momento de la aleatorización hasta el primer episodio de diarrea grave por rotavirus era significativamente más largo en los participantes que recibieron RV3-BB que en los que recibieron placebo. Se detectó G3P rotavirus en las heces de 46 de los 49 participantes que presentaron una diarrea grave por rotavirus. Después de los 18 meses de edad, el 5,6% de los participantes en el grupo placebo sufrió una GE grave por rotavirus, el 1,4% del grupo de calendario de vacuna neonatal y el 7% del grupo de calendario de vacuna de lactantes. Esto demuestra una eficacia de la vacuna del 75% en el grupo del calendario, del 51% en el de lactantes y de un 63% en ambos grupos combinados.
 
La incidencia de efectos adversos fue similar en los tres grupos del ensayo. No apareció ningún episodio de invaginación intestinal durante el periodo de 21 días de riesgo después de la administración de alguna dosis o de placebo. Sólo se produjo un episodio de invaginación intestinal a los 114 días de la tercera dosis de vacuna en el grupo del calendario de lactante. Un total de 11 participantes fallecieron (5 en el grupo de vacuna de calendario neonatal y 6 en el grupo placebo).
Este estudio muestra que la RV3-BB proporciona protección contra la diarrea grave por rotavirus. Cuando se administra acorde con un calendario neonatal, la vacuna RV3-BB tiene una eficacia del 94% a los 12 meses de edad y del 75% a los 18 meses, hallazgos que apoyan la administración de RV3-BB en el periodo neonatal inmediato.
 
Lo que aporta este estudio:
Es interesante constatar que, pese a los grandes avances obtenidos con las nuevas vacunas, se trabaja con intensidad para mejorar la cobertura vacunal, en especial en las poblaciones o en las situaciones más desfavorecidas. Este estudio es una buena muestra de esa línea de trabajo.
 
 
  
M.J. Galiano Segovia
Centro de Salud María Montessori. Leganés (Madrid)
 
 
Pont SJ, Puhl R, Cook SR, Slusser W; Section on Obesity, The Obesity Society. 
Pediatrics. 2017; 140(6): e20173034.
 
  
Se trata de un documento de posicionamiento de la Academia Americana de Pediatría (AAP) sobre las consecuencias de la estigmatización de la obesidad en niños y adolescentes, que se engloba dentro de la estrategia de la AAP para definir los estándares de cuidados de la población infantil, encaminados a mejorar su estado de salud.
 
La obesidad infantil es el principal problema crónico de salud en la edad infantojuvenil: afecta a alrededor de un tercio de esta población. Constituye un verdadero problema de salud pública, y ha propiciado que en los últimos años se aunaran esfuerzos tanto por parte de las autoridades sanitarias como de los profesionales de la salud para prevenirla o tratarla correctamente. Sin embargo, no se ha prestado tanta atención a sus consecuencias sociales, fundamentalmente la estigmatización y la discriminación. Por ejemplo, se asocia la idea de que los individuos obesos son perezosos, descuidados o con escasa fuerza de voluntad. Muchas veces estos estereotipos conllevan prejuicios, rechazo social, conductas erróneas para el control de peso y discriminación de estas personas. Incluso se argumenta que esa estigmatización del peso sería un motor para el cambio y, por tanto, podría ser aceptable o tolerada. La realidad es la contraria, ya que ello contribuye a conductas purgativas, aislamiento social, evitación de pedir consejo médico, disminución de la actividad física y, a la larga, un aumento de peso aún mayor. Todos estos aspectos contribuyen a la peor calidad de vida de estos niños. Muchas veces estas actitudes negativas respecto a la obesidad no sólo proceden de otros niños, sino de miembros de la familia, profesores e, incluso, profesionales de la salud, así como de los medios de comunicación.
 
El mejor método para conseguir cambios en los estilos de vida es reconocer y actuar sobre cualquier signo de discriminación y estigmatización en todos los niveles.
 
Los autores del artículo comentado repasan hasta qué punto está extendida la estigmatización del sobrepeso en los distintos escenarios comentados anteriormente. Llama la atención cómo se manifiesta en las consultas médicas, incluso en el modo en que los profesionales se refieren al exceso de peso. Los pacientes y los padres prefieren que se hable de problemas para controlar el peso o de peso poco saludable, antes que emplear términos como «gordo», «obeso» u «obesidad mórbida». Hasta un 34% de los padres «desconectan» cuando en la consulta se habla de sus hijos en esos términos, y un 24% refiere que no volvería a esa consulta. Además, durante el periodo de formación se dedica muy poco tiempo a enseñar cómo promover cambios en los estilos de vida o, incluso, cómo abordar los problemas de peso cuando el paciente es un niño o un joven.
 
Continúa el documento señalando las consecuencia psicológicas, sociales y físicas que se asocian a la estigmatización del sobrepeso, antes de terminar proporcionando una serie de recomendaciones prácticas que, en resumen, incluyen la necesidad de mejorar el encuentro clínico usando conductas y un lenguaje no estigmatizante; usar técnicas de asesoramiento empáticas y que faciliten el empoderamiento, como las entrevistas motivacionales o sacar a la luz esos aspectos que aíslan o son motivo de burla para los chicos; favorecer que se dedique a estos aspectos una parte del tiempo y formación dentro de los estudios de pregrado y en la especialización, y que se proporcionen herramientas a la familia para enfocar correctamente el estigma del sobrepeso en el ambiente familiar y escolar. 
 
Lo que aporta este estudio:
Con frecuencia los profesionales de la salud tenemos sólo en cuenta las repercusiones que las enfermedades crónicas tienen para la salud física de las personas, sin considerar cuánto pueden condicionar además su vida diaria, sus relaciones sociales o familiares y su propia felicidad. Este hecho está descuidado de una forma llamativa en el caso de la obesidad infantojuvenil. Que la propia AAP lo ponga de manifiesto en un documento de posicionamiento es un paso importante para abordar este problema, pero sólo es el primero. Debe acompañarse de muchos otros, comenzando por nuestra actitud en la consulta, el uso del propio lenguaje y la disponibilidad a prestar ayuda. Si no, será difícil que en otros escenarios (escuela, medios de comunicación...) se realice también una tarea responsable al respecto.
 
 
J.M. Moreno-Villares
Departamento de Pediatría. Clínica Universidad de Navarra
 
 
 
 
 

 

El Journal Citation Reports es una base de datos integrada en la plataforma de la Web of Science que publica anualmente una serie de indicadores bibliométricos utilizados en la evaluación de la calidad científica de las revistas, cuyo cálculo se realiza a partir de las citas recibidas y de los artículos publicados en las revistas indexadas en el Science Citation Index y el Social Science Citation Index. En el presente trabajo se lleva a cabo un análisis a través del Journal Citation Reports de la categoría Pediatrics y de las revistas que forman parte de la misma, identificando los principales indicadores basados en citas, entre ellos el factor de impacto, el índice de inmediatez o el Eigenfactor Score.

 

Exemptions from mandatory immunization after legally mandated parenteral counseling

Omer SB, Allen K, Chang DH, et al.
Pediatrics. 2018; 141(1): e20172364.
 
Los investigadores de este estudio se cuestionan el posible éxito de llevar a cabo planes de asesoramiento por parte del personal sanitario dirigido hacia las personas indecisas en relación con las vacunas, con la intención de mejorar las coberturas. En 2011, el estado de Washington puso en marcha la norma del senado Bill 5005 (SB5005), por la que se exige recibir asesoramiento y completar un formulario firmado por profesionales sanitarios para obtener la exención vacunal.
Método: Se llevó a cabo un análisis, mediante regresión segmentada y con índices de interacción y asociación, para evaluar el impacto de la normativa SB5005 sobre la cobertura vacunal y los índices de exenciones en el estado de Washington, desde los años escolares 1997-1998 hasta 2013-2014.
Resultados: Tras ponerse en marcha la normativa, hubo una disminución significativa del 40,2% (intervalo de confianza [IC] del 95%: 43,6-36,6) en los índices de exenciones en Washington. En términos absolutos, la reducción fue de 2,9 puntos porcentuales (IC del 95%: 4,2-1,7). Hubo un incremento en la cobertura vacunal, excepto para la vacuna frente a la hepatitis B. También se observó que había disminuido la probabilidad de que los escolares sin exenciones contactaran con escolares exentos (índice de interacción), y que los escolares con exenciones contactaran con otros también exentos (índice de agregación). La normativa SB5005 también se asoció a una disminución en el agrupamiento geográfico de escolares exentos de vacunas.
Discusión: Se ha observado que cuanto más sencillo es evitar vacunarse, más se incumple el calendario vacunal. Por otra parte, existe la preocupación de que las medidas que obliguen a vacunar o que dificulten los permisos de exención vacunal se vuelvan en contra y provoquen más rechazo a la vacunación. Pero se ha comprobado que no es así: con medidas más exigentes no se incremen-tan las exenciones ni se disminuye el porcentaje de niños vacunados. Al parecer, el asesoramiento del médico, además de resolver las dudas sobre las vacunas, subraya la repercusión que las posibles enfermedades pueden provocar y facilita el cumplimiento vacunal.
Por otro lado, las medidas legales que dificultan la obtención de exenciones han resultado más beneficiosas que las que las prohíben totalmente.
Conclusiones: Debería plantearse exigir el consejo de profesionales de la salud para obtener las exenciones a los calendarios vacunales, de forma que se mejoren las coberturas de la población.
 
Comentario
En España no es obligatorio el cumplimiento del calendario vacunal. La legislación no obliga a vacu-nar, excepto en situaciones de epidemias que constituyan una amenaza para la salud pública.
 
En países de nuestro entorno se está estableciendo en los últimos años la obligatoriedad de va-cunar, al observar que la cobertura vacunal no llegaba a las cifras de seguridad, y tras haberse re-gistrado un repunte de enfermedades evitables. En Francia es obligatorio administrar las vacunas de la difteria, el tétanos y la poliomielitis, a las que se van a añadir durante 2018 la de la tos ferina, la hepatitis B, el neumococo, el meningococo C, el sarampión, la rubéola y las paperas. En Italia, para escolarizar a un niño hasta los 6 años, los padres deben presentar la cartilla con las vacunas aplicadas. En Alemania se ha apostado por un plan de «formación-asesoramiento» a los padres que no quieren vacunar a sus hijos, de manera que se les informa de una manera proactiva si no aportan la cartilla de vacunas cumplimentada al llevar a sus hijos al colegio.
 
El debate sobre si hay que exigir o no a los padres que vacunen a sus hijos sigue abierto. La opinión oficial de sociedades que representan a los pediatras españoles, como la AEP y la SEPEAP, es la de no obligar por ley a cumplir el calendario vacunal. A pesar del «ruido» que hacen los grupos antivacunas, en España la cobertura vacunal, especialmente de los niños en sus primeros 2 años de vida, supera el 95%. Por este motivo, las sociedades referidas prefieren evitar la obligatoriedad, ante el temor de que se pudiera provocar un efecto contrario por crear un sentimiento de rechazo a una normativa rígida. Hoy por hoy, la mayoría de las familias en España acepta los beneficios de la vacunación. En este sentido, es preferible reforzar la información adecuada a la sociedad por parte de los profesionales sanitarios. 
 
Lo que aporta este artículo
Debemos estar muy vigilantes y tener previsto un plan de actuación por si se detecta un descenso en la cobertura vacunal. En este sentido, sería útil aplicar medidas como la que apunta el artículo norteamericano: si no se obliga por ley a vacunar, al menos asegurar que los padres reciban infor-mación y asesoramiento por parte de los profesionales sanitarios. Desde las consultas de pediatría deberíamos dedicar más tiempo a esta tarea, saliendo al paso de las dudas o inconvenientes más frecuentes que alegan los padres cuando rechazan las vacunaciones y alertándoles de los riesgos para la salud a los que exponen a sus hijos.
 
 
  
C. Esteve Cornejo
Clínica de la Universidad de Navarra. Pamplona (Navarra)
 
 
 
Sung V, D’Amico F, Cabana MD, et al.
Pediatrics. 2018; 141(1): e20171811.
 
 
El cólico del lactante (CL), o llanto excesivo de causa desconocida, afecta a 1 de cada 5 lactantes menores de 3 meses de edad. Se suele definir por los criterios de Wessel: llanto y/o irritabilidad más de 3 horas al día, durante 3 o más días por semana. Aunque es una situación autolimitada, cada vez se relaciona más con los efectos adversos a largo plazo sobre el comportamiento del niño, el sueño y el desarrollo de alergias. A pesar de los años de investigación, todavía no se conoce su etiología, y las opciones de tratamiento son limitadas.
 
En la década pasada, numerosos estudios han demostrado diferencias en la microbiota intestinal entre lactantes con o sin cólico. Los probióticos pueden desempeñar un papel en el manejo del CL. El Lactobacillus reuteri DSM17938, utilizado en varios ensayos clínicos, parece prometedor.
 
Este trabajo realiza un análisis de los datos de los participantes individuales de los estudios incluidos en los metaanálisis ya publicados (IPDMA: Individual Participant Data Meta-Analysis), para determinar si L. reuteri DSM17938 efectivamente disminuía el llanto o la irritabilidad en lactantes con cólico, cuando se compara con un placebo en los 21 días postaleatorización.
 
Se seleccionaron 4 ensayos clínicos que incluían a 345 lactantes con cólico (174 recibieron pre-bióticos y 171 placebo). Los datos de los 4 estudios parecen simétricos. Se recogieron datos sobre la duración del llanto y/o irritabilidad, los métodos de alimentación, la edad y el sexo. Los 4 excluían a los lactantes que estuvieran en tratamiento con un antibiótico. Los 4 ensayos incluían lactantes amamantados, y sólo 1 lactantes alimentados con leche artificial. Para registrar el tiempo de llanto, 2 estudios usaban diarios en que los padres estimaban la duración del llanto del lactante al final del día, mientras que otros 2 usaban el Baby’s Day Diary, que recogía la duración del llanto y la irritabilidad cada 5 minutos aportada por las madres que lo rellenaban en sus diarios cada pocas horas. Se medía al inicio y los días 7, 14 y 21. La duración del llanto y la irritabilidad disminuía en ambos grupos, tanto con probióticos como con placebo, pero era significativamente más corto en el grupo de probióticos en todos los puntos de tiempo de seguimiento (p <0,5). El grupo de probióticos experimentaba una reducción significativamente mayor en la duración del llanto o la irritabilidad en los días 7 y 21 que el grupo placebo. El efecto positivo se apreciaba de forma más llamativa en los niños amamantados, pero no en los que recibían una fórmula infantil.
 
Este estudio presenta muchas fortalezas. La principal es su tamaño muestral. Todos los estudios incluidos eran aleatorizados y doble ciego, comparados con placebo y de alta calidad. Los grupos de intervención en los 4 estudios recibieron el mismo prebiótico (L. reuteri DSM17938) manufacturado por la misma compañía, en la misma dosis (5 gotas al día), mientras que en el grupo control todos los participantes recibieron el mismo placebo (maltrodextrina en suspensión de aceite).
 
Sin embargo, el estudio presenta varias limitaciones: 1) se incluían estudios con distintos métodos de definición de CL y medidas de resultado; 2) no se pueden extraer conclusiones definitivas de la efectividad de los probióticos para lactantes alimentados con fórmula, porque sólo 1 estudio incluía un número limitado de ellos, y 3) no se puede determinar si los efectos de los probióticos difieren según la exposición a inhibidores de bomba de protones (IBP), fórmulas hipoalergénicas o dietas con eliminación maternal de lácteos, porque la información no estaba disponible en todos los estudios. Por la misma razón, tampoco se pueden extraer conclusiones sobre los resultados secunda-rios, como la duración del sueño del lactante, la depresión maternal, la calidad de vida, el funcionamiento familiar, los efectos adversos, la colonización de heces o los niveles de calprotectina fecal. Es posible que el uso de IBP, concurrente con probióticos o prebióticos, pueda alterar la microbiota intestinal y, por tanto, afectar la efectividad de L. reuteri.
 
Los autores de este estudio concluyen que habrá que hacer más investigaciones al respecto, pero parece prometedor el uso de L. reuteri DSM17938 en niños con CL, sobre todo si están con lactancia materna. La efectividad parece estar unida al amamantamiento, pero el mecanismo exacto sigue siendo desconocido.
 
Hay una apremiante necesidad de realizar más ensayos clínicos rigurosos sobre LRDSM17938 en lactantes alimentados con fórmula. Sin embargo, en la era de amplia adición de mezcla de probióticos a las fórmulas infantiles estándares, tales ensayos pueden ser difíciles de implementar. 
 
Lo que aporta este artículo
Una situación tan aparentemente banal –pero causa de gran inquietud parental– como es el cólico del lactante (CL) continúa siendo objeto de estudio. Desde la propia consideración de a qué denominamos CL, cómo se produce, por qué desaparece..., hasta los métodos de tratamiento, continúan siendo objeto de debate. No hace mucho señalábamos, por ejemplo, el papel de la acupuntura (Landgren K, Hallström I. Effect of minimal acupuncture for infantile colic: a multicentre, three-armed, single-blind, randomised controlled trial [ACU-COL]. Acupuncture in medicine. Published Online First: 16 January 2017 [DOI: 10.1136/acupmed-2016-011208]). Sin embargo, es uno de los problemas en los que el empleo de probióticos –con limitaciones, como se comenta en este artículo– ha obtenido buenos resultados. Quizá por la homogeneidad en el empleo de la misma cepa de probiótico, L. reuteri DSM17938, a una dosis establecida. Un modelo que para otras patologías o entidades debería imitarse.
 
 
M.J. Galiano Segovia
Centro de Salud María Montessori. Leganés (Madrid)
 
 
 
 
 

 

En este trabajo se presenta la Colección Principal de Web of Science y, más concretamente, el Science Citation Index-Expanded, como base de datos bibliográfica para el cálculo de indicadores de actividad científica. Se lleva a cabo un análisis de las publicaciones del área de pediatría a través de la categoría Pediatrics, exponiendo las distintas opciones de búsqueda, así como la visualización de los resultados obtenidos. Entre las funciones más destacadas de la Colección Principal de Web of Science se detalla el «Análisis de resultados», adecuado para el cálculo de indicadores de producción científica, y la función «Crear un informe de citas», relacionada con los indicadores de citación e impacto.

La acropustulosis infantil es una entidad poco frecuente en Pediatría. Aparece habitualmente en niños menores de 2 años y se ca-racteriza por brotes de pápulas eritematosas muy pruriginosas que se convierten en vesículas o pústulas, fundamentalmente en zo-nas acrales (dorso de las manos y los pies). Habitualmente se resuelven de manera espontánea y requieren únicamente tratamiento sintomático. Presentamos el caso de un paciente varón de 6 meses diagnosticado de acropustulosis infantil con resolución espontá-nea.

Barcelona, 17 de enero de 2018. Un estudio que relaciona la dieta mediterránea con un menor diagnóstico del trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH) ha sido destacado por la revista Pediatrics como uno de los diez mejores artículos publicados en 2017. El estudio, primer trabajo científico que aborda la relación entre la dieta mediterránea y el TDAH en niños y adolescentes, está dirigido por María Izquierdo Pulido, profesora de la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación de la Universidad de Barcelona y miembro del CIBER de Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn), y José Ángel Alda, jefe de sección en el Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Sant Joan de Déu de Barcelona.
 
El TDAH, que afecta a cerca del 3,4% de niños y adolescentes de todo el mundo, es uno de los trastornos psiquiátricos más comunes en la primera infancia y adolescencia. Hiperactividad, impulsividad y déficit de atención son algunos de los síntomas principales de la patología, que se puede alargar hasta la edad adulta.
 
El estudio, financiado por el Instituto de Salud Carlos III, se elaboró con una muestra total de 120 niños y adolescentes (60 afectados por TDAH y 60 como grupo de control). Según el trabajo, destacado ahora por la revista Pediatrics, algunos hábitos alimentarios inadecuados podrían tener un papel en el desarrollo de este trastorno psiquiátrico. Aunque no estableció que la dieta mediterránea podría ser un factor de protección contra el TDAH, el trabajo subraya que es necesario mantener dietas saludables durante la infancia y la adolescencia, así como una vida sana durante la edad adulta.
 
También participan en el artículo Alejandra Ríos Hernández y Andreu Farran Codina, de la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación, y Estrella Ferreira García, de la Facultad de Psicología de la UB. 
 
Más información:
 
Publicado en Noticias

Cord blood banking for potential future transplantation

Committee on Infectious Diseases, Committee on Fetus and Newborn.
Pediatrics. 2017; 140(3): e20171870.
 
La sangre de cordón (SC) umbilical es una fuente excelente de células madres para trasplante. El trasplante de progenitores de células hematopoyéticas se utiliza cada vez más como tratamiento definitivo –tanto en lactantes como en niños y adultos– de tumores hematólógicos, hemoglobinopatías, formas graves de inmunodeficiencias de linfocito T, y otras, así como en algunas enfermedades metabólicas.
Cada vez son más los trasplantes de este tipo que se realizan en todo el mundo utilizando la SC como fuente de progenitores de células hematopoyéticas. Y seguirá aumentando al introducirse en la práctica el cribado universal de la inmunodeficiencia combinada severa en el recién nacido.
 
Es fundamental informar a los padres que están esperando un hijo sobre la posibilidad de donar la SC del recién nacido. Esta información se debería facilitar durante el embarazo aprovechando una consulta con el obstetra o con el médico de familia.
 
En una encuesta realizada a residentes de pediatría, sólo el 18% de ellos estaban algo familiarizados con los bancos de SC. Por tanto, habría que empezar por concienciar a los médicos sobre la necesidad de aumentar la disponibilidad y el uso de bancos de SC, conocer sus ventajas y desventajas e informar correctamente de ello a las familias.
 
La SC puede guardarse en bancos públicos o privados. La mayoría de organizaciones profesionales apoyan su donación a instituciones públicas mejor que a las privadas (una excepcón a esta preferencia podría suponer el caso en que a un miembro de una familia se le identificara una enfermedad curable mediante trasplante de SC).
 
El control de calidad y la acreditación de los bancos es un aspecto extremadamente importante que cabe remarcar. En Estados Unidos varios programas tienen guías de acreditación, como la Fundación para la Acreditacion de Terapia Celular (FACT), programas en los que se detallan todas la actuaciones encaminadas a garantizar la seguridad de los receptores. Sólo un 25-40% de los cordones almacenados en los bancos públicos de SC en Estados Unidos cumplen estos criterios. Los bancos privados no están sometidos a esta regulación tan estricta, por lo que la calidad de los cordones almacenados es inferior y su viabilidad menor.
 
El artículo termina con varias recomendaciones: 1) los bancos públicos son el método preferido de donación de SC; 2) hay que informar a los futuros padres sobre la donación de SC; 3) es necesario proporcionar información precisa sobre la utilidad de la SC; 4) han de hacerse todos los esfuerzos posibles para favorecer la donación en minorías; 5) las agencias estatales deben velar por el cumplimiento de la legislación en materia de bancos de SC, y 6) si se solicita sangre para un banco con ánimo de lucro hay que establecer claramente la ausencia de conflictos de intereses.
 
¿Cuál es la situación en España?
Toda donación de progenitores hematopoyéticos debe cumplir la normativa establecida por el RD 1301/2006, que regula la utilización de tejidos humanos. Los aspectos más destacables de toda donación son los siguientes:
1. Confidencialidad. En ningún caso podrán facilitarse ni divulgarse informaciones que permitan la identificación del donante y/o del receptor.
2. Gratuidad. En ningún caso podrán percibirse compensaciones por la donación ni se exigirá ningún pago al receptor.
3. La obtención de progenitores sólo podrá realizarse en centros debidamente autorizados.
 
En España existen siete bancos de SC umbilical para donaciones altruistas y anónimas. La legislación establece que todas las unidades de SC umbilical que se almacenen en territorio español deben estar a disposición universal, lo que implica que pueden ser utilizadas para cualquier persona que las necesite con la única condición de que exista una indicación médica y la compatibilidad que se estime adecuada entre ellas.
De acuerdo con el RD Ley 9/2014, los padres pueden sacar la SC umbilical de su hijo fuera de nuestro país siempre que lo deseen y almacenarla en un banco en el extranjero, pero deben cumplirse las siguientes circunstancias:
• El centro maternal de asistencia al parto debe tener una autorización específica para extraer SC umbilical.
• El banco al que se envíe la unidad de SC umbilical debe estar autorizado para la actividad de almacenamiento.
• Debe existir un convenio o acuerdo entre la maternidad y el banco donde se almacene la SC umbilical.
 
Para más información se puede consultar la págiba web: http://www.ont.es/informacion/paginas/donaci%C3%B3nsangredecord%C3%B3numbilical.aspx
 
  
M.J. Galiano Segovia
Centro de Salud «María Montessori». Leganés (Madrid)
 
 
 
Davdam P, Toscher C, Estarlich M, Llop S, Dalmau-Bueno A, López-Vicente M, et al.
Environ Health Perspect. 2017; 125(9): 097016.
 
Es de sentido común pensar que disfrutar del contacto con la naturaleza, incluidos los espacios verdes, es importante para que los niños alcancen un desarrollo neurológico normal. Lo difícil es demostrarlo científicamente.

Éste es el objetivo que pretenden los autores del trabajo comentado, basado en los resultados del seguimiento de dos cohortes de niños de Sabadell y Valencia valorados desde su nacimiento hasta los 7 años. Un medio ambiente natural proporciona a los niños oportunidades únicas de compromiso, descubrimiento, medida del riesgo, creatividad, control y fortalecimiento del autodominio, además de inspirar emociones básicas (como la capacidad de asombro), factores que influyen de una forma positiva en el desarrollo cognitivo y en la atención.

Además, de una forma indirecta, influyen favoreciendo la actividad física, disminuyendo la exposición a la polución ambiental y a los ruidos y contribuyendo al contacto con un ambiente rico en microbios.

Algunos estudios previos habían demostrado que la exposición de niños de educación infantil a un «ambiente verde» (surrounding greenness) se asociaba a una mayor capacidad de memoria y atención. Sin embargo, a la edad de la exposición (7-10 años) ya existe un desarrollo cognitivo sustancial, por lo que no fue posible evaluar las influencias en las etapas de rápido desarrollo cerebral, como la prenatal o la posnatal inmediata.

Con el fin de valorar esas influencias tempranas, era de mayor interés realizar el seguimiento de una o varias cohortes desde el nacimiento y medir la atención durante la etapa preescolar y a los 7 años de edad.

En el trabajo comentado, la exposición a la naturaleza se evaluó mediante dos índices de verdor basados en imágenes de satélite (teledetección): índice normalizado de vegetación diferente (normalized difference vegetation index [NDVI]) e indicador de cubierta vegetal (vegetation continuous fields [VCF]). Ambas medidas se realizaron en las distancias de 100, 300 y 500 metros de la vivienda habitual, en distintos periodos hasta los 7 años de edad. La valoración de la atención se efectuó mediante pruebas específicas automatizadas (Conners’ Kiddie Continuous Performance Test y Attentional Network Task), que permiten evaluar los errores de omisión o de acción y la velocidad de respuesta.

La evaluación se pudo realizar en 1.199 niños a los 4-5 años de edad y en 1.044 a los 7 años. Los resultados mostraron que los niños con más exposición a un ambiente verde cometían menos errores de omisión. Estos resultados se mantenían cuando se tenían en cuenta ciertas variables, como el número de hermanos y el orden en la fratría, haber sido o no amamantados, el peso al nacimiento o el número de horas delante del televisor o de cualquier pantalla, la clase social y el nivel educativo de las madres.

La exposición a un ambiente verde en el lugar de residencia se asoció de forma significativa a una menor tasa de errores de omisión y a un tiempo de respuesta más corto, que podría interpretarse como una mayor capacidad de atención dirigida en ese grupo de niños. Los resultados fueron más positivos cuando se evaluaba la presencia de áreas verdes cercanas al domicilio que cuando se evaluaba la cubierta vegetal (presencia de árboles).

Lo que aporta este estudio:
Los seres humanos tienen unos lazos evolutivos importantes con la naturaleza. Así, el contacto con la naturaleza se asocia a un mejor desarrollo cerebral en los niños; en especial, favorece la atención. La capacidad de asombro es una característica del ser humano que promueve el desarrollo de aptitudes y habilidades. Y la naturaleza es una fuente inagotable, aunque no la única, de asombro. Fomentar la creación de espacios verdes en los entornos urbanos, el acercamiento de los niños a la naturaleza y las actividades al aire libre (sobre todo el juego) son elementos clave para conseguir no sólo que los niños sean más inteligentes, sino probablemente más felices.

 
J.M. Moreno-Villares
Servicio de Pediatría. Clínica Universidad de Navarra. Madrid
 
 
 
 

 

El análisis de redes sociales partió del ámbito de la Sociología como una herramienta de análisis que ha ido adquiriendo un importante aparato teórico-metodológico aplicado a numerosos campos de la ciencia. Este trabajo es una descripción somera del análisis de redes sociales y sus factores más importantes para poder entender e interpretar una red. Se especifican las tipologías de redes que se pueden observar, los elementos de los grafos que conforman una red, los niveles de análisis que se pueden aplicar y los indicadores de centralidad que se pueden calcular. Además, se detallan algunos de los estudios que se pueden realizar mediante esta herramienta. De ellos, se exponen unos ejemplos, dentro del campo de la pediatría, de análisis de la colaboración científica (coautoría entre autores e instituciones) y de copresencia o coocurrencia (presencia en el mismo documento de investigadores, palabras clave o instituciones).

Elimination of perinatal hepatitis B: providing the first vaccine dose within 24 hours of birth

Committee on Infectious Diseases, Committee on Fetus and Newborn.
Pediatrics. 2017; 140(3): e20171870.
 
 

Desde que en 1982 se introdujo la vacuna de la hepatitis B (VHB), la incidencia de infección ha disminuido en más del 90%, aunque todavía se identifican 1.000 nuevos casos de infección perinatal anualmente en Estados Unidos. Más del 90% de estos lactantes infectados por el VHB al nacimiento o en el primer año de vida desarrollan una infección crónica.

La prevención de la transmisión perinatal del VHB es parte de la estrategia nacional para prevenir su incidencia. Es necesario realizar a las mujeres embarazadas una serología para detectar el antígeno de superficie de la hepatitis B (AgeHB), aunque no todas las que lo tienen desarrollen la infección. La probabilidad de transmitir el VHB es de un 85% si además el AgeHB es positivo, y de un 30% si el AgeHB es negativo (la determinación del antígeno e no se realiza sistemáticamente en las mujeres embarazadas).

La profilaxis postexposición es altamente efectiva. La vacuna sola administrada en las primeras 24 horas después de nacer previene la transmisión perinatal en un 75-95%.

Si además de la vacuna se administra la inmunoglobulina anti-HB y se completa la inmunización, las tasas de infección perinatal bajan hasta el 0,7-1,1%.

Estos hallazgos son la base para justificar los cambios en las recomendaciones relativas a la vacunación al nacimiento.

La dosis de vacuna al nacimiento es crítica para proteger a los recién nacidos de las madres infectadas no identificadas.

Ahora se ofrece a las mujeres embarazadas infectadas por el VHB, con alta carga viral, un tratamiento antiviral durante el embarazo. Sin embargo, no hay evidencia de que sólo el tratamiento antenatal maternal, sin profilaxis del lactante, sea suficiente para reducir el riesgo de transmisión. Aunque el 95% de los lactantes nacidos de madres infectadas reciben profilaxis, todavía en ellos es subóptima la tasa de inmunización de la hepatitis B.

La vacuna de la hepatitis B es bien tolerada en los lactantes y las estrategias de prevención perinatal se consideran coste-efectivas.

Los escalones clave para la implementación de una administración apropiada de la dosis al nacimiento de la vacuna frente a la hepatitis B son los siguientes:
1. Identificar a las madres AgsHB positivas antes del parto y documentarlo en la historia del lactante. Si se desconoce, hay que identificarlo lo antes posible.
2. En todos los recién nacidos de una madre con AgsHB positivo se debe administrar vacuna y gammaglobulina dentro de las 12 horas posteriores al nacimiento, aunque la madre tomara medicación antiviral.
3. Lactantes nacidos de madres con AgsHB negativo, según el peso al nacimiento:
• ≥2.000 g: se administra la vacuna como profilaxis sistemática universal dentro de las 24 horas tras el nacimiento.
• <2.000 g: administrar la vacuna frente a la hepatitis B como profilaxis sistemática universal al mes de vida o tras el alta del hospital (lo que ocurra primero).
4. En todos los lactantes nacidos de madres con AgsHB desconocido se debe administrar la vacuna frente a la hepatitis B siempre dentro de las 12 horas tras el nacimiento, e inmunoglobulina antihepatitis B en función del peso:
• ≥2.000 g: a los 7 días de ingreso hospitalario o al alta (lo que ocurra primero) si se confirma que el AgsHB materno es positivo o permanece desconocido.
• <2.000 g: dentro de las 12 horas tras el nacimiento, a menos que se confirme que el AgsHB materno es negativo.
5. Documentar la vacunación del lactante apropiadamente en la historia.

Después de completar la serie de vacuna frente a la hepatitis B con 3-4 dosis, el 98% de los lactantes sanos a término alcanza tasas protectoras. La protección puede ser menor en los lactantes con un peso al nacer <2.000 g.

Se han actualizado las recomendaciones para hacer controles serológicos posvacunación a los lactantes nacidos de madres con AgsHB positivo. Ahora se recomienda medir los anticuerpos de superficie (AcsHB) a los 9-12 meses de edad (antes era a los 9-18 meses). Unos niveles de AcsHB inferiores a 10 mUI/mL se consideran no protectores, por lo que se requeriría una dosis de vacuna adicional. Si después de 2-3 dosis de vacuna estos niveles continúan siendo inferiores a dicha cifra, podemos considerar que se trata de lactantes no respondedores, y los datos disponibles no sugieren que las vacunaciones adicionales sean beneficiosas. 

  
M.J. Galiano Segovia
Centro de Salud «María Montessori». Leganés (Madrid)
 
Nota: En España, únicamente Madrid y Castilla-León incluyen en su calendario vacunal la hepatitis B al nacimiento en todos los niños. En el resto de comunidades sólo se administra si el AgsHB de la madre es positivo.
 
 

Food allergy

Jones SM, Burks AW. N Engl J Med. 2017; 377(12): 1.168-1.176.
 
 
Este artículo, incluido dentro de la serie «Clinical Practice» de la revista, comienza con la descripción de un caso clínico: un joven de 18 años de edad, con antecedentes de alergia al cacahuete y asma, que en una fiesta, tras ingerir una galleta casera, desarrolla a los 10 minutos tos y dificultad respiratoria, que no mejora tras la administración de un antihistamínico inicialmente, y sólo tras el uso de adrenalina intramuscular y un broncodilatador. Las preguntas que dan pie a la revisión son: qué haría en este momento y si los síntomas podrían haberse prevenido.
El audio del artículo está también en la página web de la revista. 
En poco más de 8 páginas, los autores presentan una revisión actualizada, muy clara y sintética, sobre la alergia alimentaria, en especial la anafilaxia. Se recogen los criterios diagnósticos de la anafilaxia, que es una reacción mediada por IgE.
El artículo se centra en tres aspectos: evaluación, prevención y tratamiento. La evaluación se fundamenta en una buena historia clínica, que se acompaña de la realización de pruebas cutáneas o la determinación de IgE específicas en plasma. La provocación sólo está indicada cuando la historia y las pruebas complementarias sean poco sugestivas de alergia alimentaria. En el apartado de prevención se recogen los resultados del estudio LEAP (Learning Early About Peanut Allergy), del que se concluye que el consu-mo mantenido de cacahuetes en los primeros 11 meses de vida es una estrategia eficaz para prevenir el desarrollo de alergia al cacahuete (la más frecuente en Estados Unidos).
El apartado más detallado es el del tratamiento. El tratamiento inicial de elección en la anafilaxia causada por un alimento es la adrenalina (epinefrina), aunque está infrautilizada; por el contrario, los antihistamínicos son fármacos que se usan más, pero de forma equívoca. Este tratamiento debe complementarse con una valoración de los pacientes en un servicio de urgencias y su observación durante un periodo de 4-6 horas. Aunque no existe un tratamiento específico proactivo, en las últimas décadas se han desarrollado tres formas de inmunoterapia: oral, sublingual y epicutánea. En el artículo comentado se explica de una forma sencilla en qué consisten las distintas alternativas, así como su eficacia, ventajas e inconvenientes. 
Termina esta excelente revisión con un apartado denominado «Áreas de incertidumbre», en el que, además de hacer hincapié en el aumento del número de casos de alergia alimentaria y sus posibles explicaciones, se cuestiona la necesidad de conseguir pruebas diagnósticas claras y sencillas; asimismo, se reflexiona sobre las políticas de etiquetado nutricional y la eficacia de las distintas formas de inmunoterapia, así como sobre los cambios en las recomendaciones y guías obligados por los resultados del estudio LEAP.
 
  
Lo que aporta este estudio:
Es muy importante saber relacionar bien los síntomas con la ingesta del alimento, así como destacar que la adrenalina intramuscular es la clave del tratamiento de la anafilaxia inducida por alimentos.  
 
J.M. Moreno-Villares
Servicio de Pediatría. Hospital Universitario «12 de Octubre». Madrid
 
Nota: En un artículo de esta misma sección se revisaban el año pasado las dificultades que conlleva la administración intramuscular de epinefrina (Acta Pediatr Esp. 2016; 74[2]: 71).
 
 
 

 

 

Effect of minimal acupuncture for infantile colic: a multicentre, three-armed, single-blind randomised controlled trial (ACU-COL) 

Landgren K, Hallström I.
Acupunct Med. 2017; 35(3): 171-179. 
 
 
El llanto prolongado en el lactante constituye un problema importante en un 10-20% de las familias. Además del dolor en el niño, los padres sufren un gran estrés. Si la duración del llanto y/o malestar es superior a 3 horas al día durante más de 3 días a la semana, se define como cólico infantil (CI).
El papel de la acupuntura en el tratamiento del CI es controvertido, y las evidencias de su eficacia son escasas. En el tratamiento con acupuntura se emplean dos formas diferentes: un estilo de orientación neurofisiológica con dosis estandarizadas para todos los pacientes en un único punto, y otra forma, más cercana a la medicina tradicional china, más individualizada, que emplea diferentes puntos de punción en función de la sintomatología que describe el paciente.
En el estudio que nos ocupa, los autores realizaron un ensayo multicéntrico, de tres grupos, simple ciego, aleatorizado y controlado, con el objetivo de evaluar y comparar los efectos de dos tipos diferentes de acupuntura frente al no uso de esta técnica en los niños diagnosticados de CI, en centros de salud de la red pública de Suecia.
La captación de los participantes se realizó en 4 centros de salud de 4 ciudades de Suecia, en el periodo comprendido entre enero de 2013 y mayo de 2015. Los padres de 426 niños (entre 2 y 8 semanas de edad) sanos, con buena ganancia ponderal y que presentaban un llanto prolongado e intenso, solicitaron participar en el estudio. Durante 1 semana, los padres recogieron en un diario los tiempos de malestar, llanto y llanto extenuante (llanto tipo cólico), al mismo tiempo que recibían apoyo telefónico por parte de enfermeras pediátricas.
De los 426 lactantes, 157 cumplían los criterios de CI, y de ellos 147 participaron en el ensayo y 144 lo completaron. Los participantes fueron aleatoriamente distribuidos en tres grupos: A) mínima acupuntura (MA) estandarizada en un solo punto, LI4 (máximo de 5 sesiones), junto con una completa y cuidada atención sanitaria orientada al CI; B) MA semiestandarizada e individualizada, inspirada en la medicina tradicional china (máximo de 5 sesiones), junto con una completa y cuidada atención sanitaria orientada al CI, y C) atención sanitaria como única intervención.
La acupuntura era administrada por acupuntores con experiencia que habían recibido una preparación específica en acupuntura para el cólico. Los participantes de cada grupo acudían al centro de salud 2 veces a la semana durante 2 semanas. En estas visitas la enfermera recogía los datos que los padres referían en cuanto a las modificaciones del llanto, las características de las heces y el sueño, reforzaban la lactancia materna y continuaba dando soporte emocional y consejos a los padres. El estudio se completaba con una encuesta telefónica efectuada 6 días después de la última visita al centro de salud.
 
Resultados
En todos los grupos, tratados con y sin acupuntura, se observó una mejora del cólico. Comparados con los niños del grupo que no recibió acupuntura (C), los de los grupos que sí la recibieron (A y B) registraron una reducción significativa en el tiempo que pasaban llorando desde el comienzo hasta la segunda semana de intervención (p= 0,05) y en el tiempo de cólico desde el comienzo del estudio hasta su conclusión (p= 0,031).
No se describieron efectos adversos sustanciales (un 8% presentó un llanto superior a 1 minuto de duración y muy pocos niños presentaron un mínimo sangrado), probablemente debido, en parte, a la alta experiencia de los acupuntores.
 
Discusión
Los autores de este estudio plantean dudas acerca de la suficiencia de la dosis empleada: ¿resultó ser demasiado débil como consecuencia de no buscar la sensación «de qui» (sensación de acupuntura)? Otras cuestiones como la idoneidad del número de agujas empleado, el tiempo de estimulación y la adecuación de los intervalos entre sesiones aún quedan por resolver.
El estudio demostró que una MA provoca efectos terapéuticos, lo que apoya la recomendación de no utilizarla como placebo en trabajos de investigación.
Un hallazgo clínico relevante es el hecho de que muchos de los padres que inicialmente percibían el llanto y malestar de sus hijos como excesivo, relataban valores normales tras describir en un diario, detalladamente, las características del llanto y después de retirar las proteínas de vaca de la dieta de las madres lactantes y/o de la fórmula láctea. Los autores de este trabajo recomiendan estas dos medidas como primer paso en las intervenciones sobre niños con un llanto excesivo para evitar tratamientos innecesarios.
Del planteamiento del trabajo y de los datos obtenidos destaca la importancia del estrecho y continuo contacto de los padres con la enfermera pediátrica en los beneficios logrados. El apoyo emocional, los consejos y los cuidados que recibían tanto los padres como los niños en cada una de las visitas realizadas se ven reflejados en la mejoría que experimentó el grupo que no recibió acupuntura (C).  
 
Lo que aporta este estudio:
El llanto prolongado e intenso es un problema que causa sufrimiento en los niños y un gran estrés en los padres. El hecho de tenerlo en cuenta y recibir un consejo profesional adecuado alivia la situación de los niños y de sus padres. Además, el uso de formas de medicina no convencional (p. ej., la acupuntura), aplicada por manos expertas, puede resultar beneficioso en algunas patologías. El cólico del lactante es una de ellas. La MA se muestra como un tratamiento seguro, con efectos adversos muy escasos y leves, y podría aplicarse en los centros de salud de la red pública sanitaria.
 
 
L. Carretero Carretero
Pediatra. Centro de Salud «Santa Isabel». Leganés (Madrid)
 
 

 

Mother-infant room-sharing and sleep outcomes in the INSIGHT study

Paul IM, Hohman EE, Loken E, Savage JS, Anzman-Frasca S, Carper P, et al.
Pediatrics. 2017; 140(1): e20170122.
 
 
La Academia Americana de Pediatría (AAP) recomendó, en noviembre de 2016, que los lactantes durmieran en la habitación de sus padres, en superficies separadas, idealmente durante todo el primer año, pero al menos los 6 primeros meses. El primer objetivo de dicha recomendación era minimizar el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL) y otras patologías relacionadas con el sueño.
Teniendo en cuenta que el 90% de los SMSL se producen antes de los 6 meses, se cuestionan las recomendaciones de la AAP. Además, distintos estudios valoran la calidad del sueño de los niños, ya que un buen descanso es fundamental tanto para el niño como para sus padres. Un sueño inadecuado afecta a casi todas las esferas de la salud, incluida la regulación emocional, el estado de ánimo y el comportamiento.
Uno de los trabajos que cuestionan estas recomendaciones es el que publican Paul et al., en el que se reclutaron parejas de madre-recién nacido (RN) para participar en el estudio INSIGHT (Intervention Nurses Start Infants Growing on Healthy Trajectories), un ensayo para prevenir la obesidad, desde enero de 2012 hasta marzo de 2014. Los criterios mayores de inclusión eran RN a término, con un peso >2.500 kg, edad de las madres ≥20 años y que hablaran inglés. Las parejas eran asignadas aleatoriamente 2 semanas después del nacimiento a un grupo de crianza responsable o a un grupo control de seguridad. Los padres que compartían cama con sus RN eran excluidos, porque el objetivo era comparar a los que dormían en una habitación independiente con los que compartían habitación pero no cama (según las indicaciones de la AAP). Las enfermeras del proyecto de investigación realizaban una visita al domicilio a las 3 y 4 semanas, y a los 4, 6 y 9 meses. Al cabo de 1 y 2 años, las visitas se efectuaban en el centro de investigación. El grupo de crianza responsable recibía unas guías para animar a los padres, en la visita de las 3 semanas, a mudar al niño a una habitación independiente a los 3 meses, y esto se reforzaba en la visita de los 4 meses. El grupo control de seguridad recibía educación respecto a la prevención del SMSL, lo cual incluía una observación directa del ambiente de sueño tras la visita de la enfermera, con un feedback individual para mejorar la seguridad en las primeras tres visitas domiciliarias.
Las madres rellenaban las encuestas sobre el sueño del lactante (en las que se valoraba el lugar donde éste dormía, las actividades realizadas antes de ir a dormir y los patrones de sueño), de forma online o enviadas por correo. También se valoraba la calidad del sueño materno.
 
Resultados
De los 279 participantes, 259 (93%) permanecieron en el estudio hasta los 9 meses, pero 20 se excluyeron porque hacían colecho a los 4 y/o 9 meses, y otros 9 por no disponer de datos sobre el sueño. La muestra final estuvo constituida por 230 parejas madre-RN.
La mayoría de los lactantes (142; 62%) dormía en una habitación separada a los 4 meses, 62 (27%) empezaron a dormir solos entre los 4 y los 9 meses, y 26 (11%) compartían habitación a los 9 meses.
A los 4 meses no se encontraron diferencias significativas en la duración del sueño total o nocturno entre los niños que dormían solos o compartían habitación; sin embargo, la consolidación del sueño era mejor en los que dormían solos a los 4 meses. El número medio de despertares nocturnos era similar en los dos grupos a esa edad. Los que dormían solos hacían menos tomas por las noches. Además, los niños que compartían habitación también tenían el doble de probabilidades de ser alimentados para volver a dormir por la noche, comparados con los que dormían solos.
A los 9 meses se observaban diferencias significativas en la duración del sueño nocturno entre grupos. Los niños que dormían solos antes dormían más (627 ± 67 min) que los que lo hacían de forma más tardía (601 ± 73 min), y éstos, a su vez, más que los que compartían habitación (587 ± 83 min) a los 9 meses.
A los 12 meses de edad no se observaban diferencias entre grupos respecto a la duración del sueño nocturno o diario total. Sin embargo, a los 30 meses, los que dormían solos precoz y tardíamente, dormían 45 minutos más de media por la noche que los que compartían habitación a los 9 meses. La duración del sueño total diario era similar entre grupos a los 30 meses.
 
Discusión
Estos análisis secundarios desde el estudio INSIGHT demuestran que compartir habitación padres-lactantes a los 4 y 9 meses se asocia a un menor sueño nocturno, una peor consolidación del sueño y unas prácticas de sueño inseguro previamente asociadas a la muerte relacionada con el sueño.
Compartir habitación también se asocia a un sueño inadecuado más tarde durante la infancia, lo cual resalta la importancia de desarrollar comportamientos saludables relativos al sueño durante los primeros meses de vida. El sueño de los lactantes repercute en el sueño de los padres. La fatiga se expresa como quejas somáticas, ansiedad, depresión, paranoia y accidentes o heridas no intencionadas. Se debería considerar la fatiga de los padres en cualquier guía relativa al sueño del lactante.
También compartir habitación se asocia a una transición por la noche a compartir cama, lo cual está claramente desaconsejado por la AAP.
 
Conclusiones
A pesar de las limitaciones de este estudio, parece que el hecho de compartir habitación hasta la edad de 1 año, tal como recomienda la AAP, se asocia a peores datos en cuanto a la duración y consolidación del sueño, y a un mayor riesgo de compartir cama, que sí está relacionado con el SMSL. Por tanto, se sugiere que la AAP debería reconsiderar y revisar estas recomendaciones.  
 
Lo que aporta este estudio:
Las prácticas de sueño saludable se establecen durante el periodo de lactancia y se fundamentan, por una parte, en garantizar un sueño seguro –evitar las prácticas con riesgo de sofocación, como el hecho de compartir cama– y, por otra, en facilitar periodos prolongados de sueño para el niño y sus padres. Esta cuestión aparentemente sencilla puede entrar en colisión con otras prácticas no refrendadas por las sociedades científicas pediátricas. El pediatra debe incorporar el consejo sobre los patrones de sueño de los niños durante toda la etapa infantil.
  
 
M.J. Galiano Segovia
Pediatra. Centro de Salud María Montessori. Leganés (Madrid)
 
 
 

 

Jueves, 27 Julio 2017 09:15

La narcolepsia «va a la escuela»

Introducción: La narcolepsia es una de las causas más comunes de somnolencia crónica. A pesar de ello, el tiempo entre el inicio de los síntomas y el diagnóstico oscila entre 5 y 15 años, y puede ser un trastorno infradiagnosticado en muchos pacientes. La clínica suele empezar a partir de los 10 años de edad, pero es difícil identificarla si aparece a edades inferiores. Presentamos el caso clínico de un niño con diagnóstico de narcolepsia con sólo 5 años de edad.
Caso clínico: Niño de 5 años de edad, con excesiva somnolencia diurna acompañada de episodios de atonía ocasional de 1 mes de evolución. Se planteó un amplio diagnóstico diferencial y se solicitaron pruebas complementarias para su estudio. Ante la sospecha de narcolepsia, se realizó una videopolisomnografía nocturna, seguida de un test de latencias múltiples. En ambas pruebas se obtuvieron resultados compatibles con el diagnóstico de narcolepsia. Se practicó una punción lumbar, en la que se analizaron los valores de hipocretina en el líquido cefalorraquídeo, que resultaron indetectables. Junto con estos resultados, se solicitó la determinación de HLA DQ en sangre, con lo que se concluyó que el paciente era homocigoto por DQ6.2, indicativo de susceptibilidad a sufrir narcolepsia. Ante estos hallazgos se inició tratamiento.
Conclusiones: Se presenta un caso de narcolepsia, peculiar por la edad de su inicio, con la finalidad de difundir esta entidad en el medio pediátrico y su forma de presentación, que difiere de la de los adultos. Su diagnóstico precoz permite un tratamiento eficaz y mejorar la calidad de vida de estos pacientes.
 
Publicado en Notas clínicas

Primer estudio prospectivo multicéntrico en España realizado en 16 Unidades de Cuidados Intensivos Pediátricos (UCIP) españolas sobre epidemiología y manejo actual de la bronquiolitis aguda grave 

  • El estudio ha sido coordinado por el Dr. José C. Flores-González, de la UCIP del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario Puerta del Mar de Cádiz, con el apoyo del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona y Complejo Hospitalario de Pamplona y la participación de un total de 16 hospitales de toda España con 208 lactantes incluidos. 
  • El 26,7% de los bebés ingresados en esas UCIP presentaban factores de riesgo de una bronquiolitis aguda grave, siendo ésta la principal causa de ingreso hospitalario en bebés menores de un año1,2.
 
Madrid, 7 de julio de 2017.– Por primera vez en España se ha desarrollado un estudio prospectivo multicéntrico con el objetivo de determinar la epidemiología de los pacientes con bronquiolitis aguda (BA) grave ingresados en las Unidades de Cuidados Intensivos Pediátricos y describir su manejo terapéutico. En el estudio, denominado «Clinical Study Prospective Multicentre Study on the Epidemiology and Current Therapeutic Management of Severe Bronchiolitis in Spain» y coordinado por el Dr. José C. Flores-González, de la UCIP del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario Puerta del Mar de Cádiz con el apoyo del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona y Complejo Hospitalario de Pamplona, han participado un total de 16 hospitales de todo el territorio español.
 
La bronquiolitis es la principal causa de ingreso hospitalario en niños menores de 1 año1,2 siendo el virus respiratorio sincitial (VRS) la causa más frecuente3. Concretamente, según datos del estudio, un 78% de los casos estudiados con BA grave eran positivos al VRS. Asimismo, en torno a un 2-5% de estos pacientes suelen requerir un ingreso hospitalario, de los que un 3-11% es un ingreso en Cuidados Intensivos Pediátricos, cifras que se incrementan a un 9,4-50% cuando se evalúa dicha afección entre los grupos de riesgo4. La mayoría de estos ingresos suelen darse en los meses de diciembre y enero, época en la que se produce más del 60% de los ingresos totales del año.
 
Por otro lado, la investigación ha identificado que a pesar de que el 26,7% de estos pacientes ingresados en UCIP presentaran factores de riesgo de padecer una bronquiolitis aguda, sólo el 5,3% recibieron Palivizumab y de ellos solo dos dieron positivos al test de diagnóstico de VRS5. «Éste es un tratamiento para prevenir las infecciones graves por VRS, especialmente indicado para ser administrado en grupos de riesgo como bebés prematuros, los que padecen cardiopatías congénitas, los niños Síndrome de Down, con fibrosis quística o enfermedades neuromusculares y otras condiciones previas. De ese 26,7% con factores de riesgo, un 21% eran bebés prematuros y casi el 4% sufrían enfermedades cardíacas, pertenecientes al grupo de bebés más vulnerables a padecer BA grave por VRS», indica el Dr. Flores-González.
 
Además de ello, gracias al estudio también se conocen los datos relacionados con los tratamientos que estos pacientes necesitaron, como la intubación endotraqueal en el 24,4% de los casos y la administración de antibióticos en más de un 56% de los pacientes, de los que no hay que olvidar su muy corta edad, que ronda de media el mes de vida. 
 
Sobre la bronquiolitis y el VRS
En adultos y en la mayoría de la población infantil, la bronquiolitis causada por VRS se presenta como un catarro y tiene un carácter leve. Sin embargo, como se comenta en el artículo del el Dr. Flores-González, en un pequeño porcentaje de los lactantes puede evolucionar a síntomas más graves como respiración rápida con sibilancias, disminución del apetito y rechazo a las tomas, tos grave y persistente, aumento de la frecuencia cardiaca, deshidratación e incluso somnolencia, síntomas ante los que hay que estar alerta e ir inmediatamente al médico, especialmente si el bebé tiene menos de 12 meses. 
 
El VRS se transmite por saliva o mocos (al toser o estornudar), por manos, objetos y superficies previamente en contacto con él. La propia casa y la guardería se encuentran entre los lugares de contagio, y los hermanos del bebé los que, a menudo, le contagian a éste. Precisamente el que su máximo periodo de contagiosidad sea en la fase de catarro previo a la bronquiolitis hace que a pesar de las medidas preventivas como es el lavado de manos, se convierta anualmente en una epidemia.
 
Bibliografía 
1. Lieberthal S, Bauchner H, Hall CB, et al. Diagnosis and management of bronchiolitis. Pediatrics. 2006; 118(4): 1.774-1.793. 
2. Meissner HC. Viral bronchiolitis in children. N Engl J Med. 2016; 374(1): 62-72.
3. Hall B, Weinberg GA, Blumkin AK, et al. Respiratory syncytial virus-associated hospitalizations among children less than 24months of age. Pediatrics. 2013; 132(2): e341-e348.
4. Deshpande SA, Northern V. The clinical and health economic burden of respiratory syncytial virus disease among children under 2 years of age in a defined geographical area. Arch Dis Childhood. 2003; 88(12): 1.065-1.069.
5. Clinical Study Prospective Multicentre Study on the Epidemiology and Current Therapeutic Management of Severe Bronchiolitis in Spain.
 
 
Publicado en Noticias

 

Tonsillectomy versus watchful waiting for recurrent throat infection: a systematic review

Morad A, Sathe NA, Francis DO, McPheeters MI, Chinnadurai S.
Pediatrics. 2017 Published Online (date) January 17, 2017 [doi: 10.1542/peds.2016-3490].
 
La cuestión que se intenta responder en esta revisión es la siguiente: ¿qué ventajas a corto y a largo plazo podemos obtener tras la amigdalectomía en niños con faringoamigdalitis recurrentes cuando se compara con una actitud expectante?
 
La amigdalectomía en niños tiene dos indicaciones fundamentales: las faringoamigdalitis de repetición y la apnea obstructiva del sueño. Se considera faringoamigdalitis recurrente cuando ocurren ≥7 episodios en el año anterior, ≥5 episodios en cada uno de los últimos 2 años, o ≥3 episodios en cada uno de los últimos 3 años.
 
Metodología del estudio
Se realizó una búsqueda bibliográfica de artículos publicados entre enero de 1980 y junio de 2016. Las fuentes de datos utilizadas fueron Medline, Embase y la Cochrane Library. Como criterios de inclusión se tuvo en cuenta que los artículos estuvieran escritos en inglés y fueran estudios de cohortes o ensayos controlados aleatorizados, y se excluyeron los que presentaban un alto riesgo de sesgo. Dos investigadores independientes evaluaron los estudios y se seleccionaron 7 que cumplían los criterios de inclusión, y que incluían a niños con más de 3 episodios de faringoamigdalitis al año en los 3 años previos. 
 
Los datos de interés recogidos en los estudios seleccionados fueron los siguientes:
  • Número y gravedad de los episodios de faringoamigdalitis antes y después de la cirugía, comparados con el número de episodios en el grupo control.
  • Repercusión en la calidad de vida de los niños intervenidos frente a una actitud expectante. Para evaluar la calidad de vida se tuvieron en cuenta los siguientes parámetros: número de consultas médicas, ausencias escolares/faltas al trabajo y utilización de antibióticos. 
 
Resultados
En todos los estudios el número de infecciones disminuyó en ambos grupos, significativamente más en el grupo de niños amigdalectomizados, en lo que se refiere a días de duración y número de infecciones por estreptococo del grupo A (en un periodo de 12 meses tras la cirugía).
 
En alguno de los estudios se observó un menor número de ausencias escolares durante el primer año postamigdalectomía, así como un menor número de visitas al médico. Sin embargo, este beneficio no se mantuvo en el tiempo, por lo que no se pudieron demostrar diferencias importantes respecto a la calidad de vida en ambos grupos.
 
La evidencia científica es moderada respecto a la reducción de la faringoamigdalitis y la gravedad a corto plazo (<12 meses) en el grupo de pacientes amigdalectomizados. No se han podido obtener conclusiones sobre a los efectos a largo plazo sobre las infecciones (evidencia insuficiente), ya que pocos estudios recogen datos a largo plazo, y los que lo hacen presentan altas tasas de abandono durante el seguimiento. El nivel de evidencia para demostrar diferencias en la calidad de vida también es bajo.
 
Limitaciones del estudio
• En muchas ocasiones los criterios diagnósticos de faringoamigdalitis no quedan bien definidos.
• Los datos sobre los beneficios de la amigdalectomía a largo plazo son escasos.
 
De todo lo anterior se concluye que es necesario realizar estudios que puedan obtener resultados a largo plazo. Sería recomendable que estos estudios diferenciasen a los pacientes en función de la gravedad de los síntomas, para poder establecer subgrupos en los que la cirugía aportase un mayor beneficio. También se dispone de pocos datos sobre los factores que contribuyen a la recurrencia de las infecciones tras la cirugía. Un buen conocimiento de estos factores permitiría realizar una buena selección de los pacientes candidatos a cirugía.   
 
Lo que aporta este trabajo:
La decisión sobre intervenir (amigdalectomía) o no a un niño con faringoamigdalitis de repetición no es sencilla y, a la luz de los resultados de esta revisión sistemática, tampoco es evidente, ni para los padres ni para los profesionales. Lo que parece claro es que pocos niños padecen ≥7 episodios de faringoamigdalitis en el año previo, ≥5 episodios en cada uno de los últimos 2 años, o ≥3 episodios en cada uno de los últimos 3 años. Sin duda, el primer paso que como pediatras debemos dar en este caso es diagnosticar correctamente las faringoamigdalitis. Así se evitará el dilema acerca del cual este artículo nos presenta tan poca evidencia.
 
A.M. García Sánchez
Pediatra. Centro de Salud «María Jesús Hereza». 
Leganés (Madrid)
 

 

Fish oil-derived fatty acids in pregnancy and wheeze and asthma in offspring

Bisgaard H, Stokholm J, Chawes BL, Vissing NH, Bjarnadóttir E, Schoos AMM, et al.
N Engl J Med. 2016; 375: 2.530-2.539.
 
La incidencia de asma se ha duplicado en las últimas décadas, llegando a afectar a 1 de cada 5 niños (20%). Ha aumentado el consumo de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga (AGPICL) n-6 y ha disminuido el de los n-3 (eicosapentanioico [EPA] y docosahexanoico [DHA]), que se encuentran en el pescado. Un desequilibrio entre n-3 y n-6 puede favorecer un estado inflamatorio. El 80% de la población consume menos de los 250 mg de EPA y DHA recomendados al día.
 
Se ha observado que la disminución de la ingesta de AGPICL n-3 puede contribuir al aumento de la prevalencia de episodios de sibilancias.
 
En este estudio doble ciego y aleatorizado, realizado en Copenhague entre noviembre de 2008 y noviembre de 2010, participaron 736 mujeres embarazadas que tomaban 600 UI al día de vitamina D. A partir de las 24 semanas de gestación, a un grupo se administró 2,4 g/día de AGPICL n-3 (55% EPA y 37% DHA), mediante aceite de pescado, y al otro grupo placebo (aceite de oliva). Las embarazadas rellenaron un cuestionario validado para conocer su alimentación 4 semanas antes del inicio del estudio.
 
Se midieron los niveles de EPA y DHA en sangre al inicio de la aleatorización y a la semana después del nacimiento. También se midieron en leche materna al mes del nacimiento. Se identificó el genotipo FADS en 660 madres. El alelo G se asoció a niveles bajos de EPA y DHA antes de la intervención.
 
Las mujeres que tomaron AGPICL n-3 aumentaron los niveles de EPA y DHA. Se efectuó un seguimiento a los niños durante 5 años para conocer los episodios de sibilancias y asma. Se recogieron datos a la semana, al mes, a los 3, 6, 12, 18, 24, 30 y 36 meses de vida, y después anualmente. Los padres anotaban en un diario los síntomas de los niños: tos, sibilancias, dificultad respiratoria, infecciones respiratorias y manifestaciones cutáneas.
 
El diagnóstico de sibilancias persistentes se definió como 5 episodios de, al menos, 3 días de duración cada uno en 6 meses, hasta los 3 años. El diagnóstico de asma se hizo a partir de los 3 años. La sensibilización alérgica se realizó con un prick test a los 6 y 18 meses, o IgE específica >0,35 kU/L para leche, huevos, epitelio de perro y gato. A los 5 años se les realizó una espirometría.
 
Participaron 736 embarazada. Se incluyeron 695 niños (5 pares de gemelos) y el 95,5% (n= 695) completó los 3 años de seguimiento. El 93% (n= 647) llegó a los 5 años de seguimiento. No hubo diferencias en la incidencia de prematuridad entre los 2 grupos. 
 
Los episodios de sibilancias y asma en los niños tratados fueron del 16,9%, frente al 23% en el grupo control (Odds ratio [OR]= 0,69; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,49-0,97; p= 0,035), con una reducción del 30,7%. El efecto fue mayor en los hijos de madres que tenían unos niveles de EPA y DHA menores en el tercer trimestre de gestación, del 17,5 frente al 34,1% (OR= 0,46; IC del 95%: 0,25-0,83; p= 0,011), con una reducción del 54%.
 
La suplementación con AGPICL n-3 se asociaba a una disminución de las infecciones respiratorias de las vías bajas, del 31,7 frente al 39,1% (OR= 0,75; IC del 95%: 0,58-0,98; p= 0,033).
Había una relación entre la alimentación de la madre y los niveles en sangre de EPA y DHA (r= 0,32; p <0,01). 
 
No hubo ninguna asociación estadísticamente significativa entre la suplementación con AGPICL n-3 y las exacerbaciones de eccema o sensibilización alérgica. No se encontró ninguna asociación entre los niveles de ácidos grasos en la leche materna y el asma.
 
Se necesita tratar a 14,6 embarazadas para evitar un caso de sibilancias en el niño, y a 5,6 si los niveles de EPA y DHA en la embarazada son bajos.
La suplementación con AGPICL n-3 en el tercer trimestre de gestación reduce el riesgo de sibilancias, asma e infecciones respiratorias bajas en un 7%. Se necesitan más estudios para saber si ocurre lo mismo en otras poblaciones.
 
Lo que aporta este trabajo:
Existe un interés creciente por la prevención de la atopia en el niño, que comienza con los consejos dados a las mujeres embarazadas, o incluso antes. La idea de una modulación de la respuesta inmune mediante el consumo en la dieta de nutrientes con propiedades antiinflamatorias (AGPICL de la serie n-3) u otras moléculas inmunomoduladoras (vitamina D) es muy interesante, aunque exige un estudio con una muestra amplia y controlando un gran número de variables. Sin embargo, el número de estudios de intervención durante el embarazo, como el que ahora se comenta, es mayor y pone de relieve que también la atención a la mujer embarazada, en especial su alimentación, es un área de trabajo del pediatra en colaboración con la matrona o la enfermera pediátrica.
  
 
E. Ruiz Chércoles
Pediatra. Centro de Salud «María Jesús Hereza». 
Leganés (Madrid)
 
 
 

 

La pediatría es una de las especialidades médicas donde los ensayos clínicos aleatorizados con probióticos han demostrado la eficacia y seguridad de éstos en diversas patologías, sobre todo digestivas. La mayor evidencia corresponde al empleo de probióticos en diversos tipos de diarreas, por lo que han sido incluidos en diferentes guías de práctica clínica. El efecto del probiótico debe valorarse en función de la cepa utilizada, la dosis y la duración del tratamiento. 
Los probióticos son eficaces en el tratamiento de la diarrea aguda infecciosa infantil, ya que acortan la duración media del proceso, el número de deposiciones y el porcentaje de episodios que se prolongan más de 4 días. De igual modo, han sido ampliamente estudiados para prevenir el desarrollo de la diarrea asociada a antibióticos, siendo los que tienen mayor nivel de evidencia la levadura Saccharomyces boulardii y la cepa Lactobacillus rhamnosus GG.
 
Publicado en Revisión

 

Maternal preferences for vitamin D supplementation in breastfed infants
Umaretiya PJ, Oberhelman SS, Cozine EW, Maxson JA, Quigg SM, Thacher TD. Ann Fam Med. 2017; 15: 68-70.

Los bebés amamantados son más vulnerables a la deficiencia de vitamina D debido a la baja concentración de ésta en la leche materna.

La Academia Americana de Pediatría y la Asociación Española de Pediatría y Previnfad/PAPPS, en nuestro país, recomiendan la suplementación con 400 UI de vitamina D a todos los lactantes menores de 1 año alimentados con lactancia materna, así como a los alimentados con sucedáneos de leche humana que ingieran menos de 1 L al día de fórmula adaptada enriquecida con vitamina D.

El cumplimiento de esta recomendación es bajo, tal como han puesto de manifiesto algunos estudios.

Algunos trabajos previos al actual concluyen que la suplementación materna con 6.400 UI/día de vitamina D proporciona niveles adecuados de ésta, tanto en el niño como en la madre, y se presenta como una alternativa útil a la suplementación infantil.

Este estudio evalúa las prácticas y explora las preferencias maternas para la suplementación con vitamina D en niños alimentados al pecho de un área de atención primaria de la Clínica Mayo, en Rochester (Minnesota). El estudio se basa en encuestas realizadas a madres de habla inglesa con bebés de entre 6 semanas y 5 meses de edad atendidos en dicha área entre noviembre y diciembre de 2013.

Se recogen los resultados de 140 encuestas realizadas a madres de bebés alimentados con lactancia materna exclusiva, y 44 con lactancia mixta, entre los que destacan los siguientes:
• El 76% de los niños había iniciado un suplemento con vitamina D.
• Sólo al 55% se le había administrado la suplementación en la semana anterior (mediana de 5 días/semana).
• Únicamente el 42% recibía la dosis recomendada de 400 UI/día.
• El 73% de las madres encuestadas había recibido el consejo de suplementación de su médico, y eran más proclives a suplementar a sus bebés (odds ratio= 08,3; intervalo de confianza del 95%: 3,8-18).
• Las madres calificaron la facilidad en la administración de vitamina D con una puntuación de 4 en una escala de 1 a 5, siendo 5 la mayor facilidad.
• La gran mayoría de las madres lactantes (88,4%) preferían recibir el suplemento ellas mismas que administrárselo a sus bebés. La mayor parte de ellas (57%) prefería una suplementación diaria a una de tipo mensual.
• Las madres primerizas y las que tenían más hijos manifestaban preferencias similares.
• Entre las razones por las que no suplementaban a sus bebés con vitamina D se encuentran el desconocimiento de la recomendación, la creencia de que la leche materna y la leche fortificada contienen cantidad suficiente de vitamina D, y el rechazo o malestar por parte del bebé.

Los resultados de este trabajo están limitados por la población de estudio y no son extrapolables a otras poblaciones. De los 601 cuestionarios enviados inicialmente, sólo respondieron 236 madres, por lo que cabe inferir que las prácticas y las preferencias de las madres que no contestaron pueden ser diferentes.

 

Lo que aporta este artículo:
Es cada vez más necesario tener en cuenta las preferencias de los pacientes a la hora de establecer recomendaciones y pautas de actuación referentes a su estado de salud.
En nuestro medio, la recomendación general para la profilaxis del raquitismo en niños amamantados sigue siendo la suplementación oral al bebé con 400 UI de vitamina D. Sin embargo, la suplementación materna con 6.400 UI al día puede ser una alternativa que podría tenerse en cuenta en madres con reticencias para suplementar a sus bebés.
En los controles de salud debemos explorar el seguimiento de las recomendaciones, orientar respecto a las dudas y dificultades planteadas y ofrecer alternativas contrastadas, teniendo en cuenta la opinión de los padres.
Este artículo pone de manifiesto que muchas madres preferirían tomar ellas mismas los suplementos de vitamina D a ofrecérselos a sus bebés, circunstancia que debe tenerse en cuenta para garantizar la adherencia al tratamiento en pacientes seleccionados tras ofrecerles una información contrastada y basada en la evidencia disponible.

M.L. Peralta Ibáñez
Centro de Salud «Huerta de los Frailes». Leganés (Madrid)

 

Sweet solutions to reduce procedural pain in neonates: a meta-analysis
Harrison D, Larocque C, Bueno M, Stokes Y, Turner L, Hutton B, et al. Pediatrics. 2017; 139(1): e20160955.

 
A pesar de que existe suficiente evidencia acerca del valor analgésico de las soluciones azucaradas en neonatos, todavía se continúan realizando ensayos con placebo. El objetivo de este estudio era revisar todos los ensayos publicados sobre el tema y hacer un metaanálisis acumulativo (CMA).
 
Método
Los autores incluyeron todos los estudios evaluados en dos revisiones sistemáticas publicadas previamente sobre la utilidad de las soluciones azucaradas para el control del dolor en recién nacidos y lactantes.
 
Resultados
Se identificaron 168 estudios publicados con soluciones dulces para disminuir el dolor o calmarlo. La mayoría de los estudios incluía un placebo o un grupo sin tratamiento. Los ensayos se realizaron en 35 países diferentes. La mayoría de las soluciones azucaradas usadas eran sacarosa (n= 102) o glucosa (n= 58). La valoración de la eficacia de la analgesia se realizaba mediante los siguientes procedimientos: prueba del talón (47%), venopunción (14%), exámenes oftalmológicos o inyección intramuscular. Más de la mitad de los estudios se realizó en recién nacidos a término (57%) y un 30% en recién nacidos pretérmino; en el 19% se incluyen ambos grupos. El dolor se puntuaba por la duración del llanto y la medida de parámetros fisiológicos.
 
Para el CMA se seleccionaron 62 de los estudios identificados previamente, con el fin de obtener datos homogéneos. Los resultados de este CMA demuestran claramente que desde los primeros ensayos publicados había suficiente evidencia que demostraba que las soluciones dulces disminuyen las respuestas conductuales de tiempo de llanto y las puntuaciones combinadas de intensidad de dolor, comparado con la ausencia de tratamiento o placebo (la diferencia media en tiempo de llanto fue de –23,18 s en favor de las soluciones azucaradas).
 
Después de dos décadas en que se ha demostrado con profusión que las soluciones de sacarosa y glucosa reducen consistentemente la respuesta al dolor procedural agudo durante los frecuentes procedimientos dolorosos en recién nacidos y en lactantes, los autores de este artículo cuestionan si es ético continuar promoviendo más ensayos controlados con placebo sobre los efectos analgésicos de las soluciones dulces. Cada vez es mayor la evidencia respecto a la asociación positiva entre el número de procedimientos dolorosos y el mayor riesgo de presentar un peor neurodesarrollo en recién nacidos pretérmino.    
 
 
Lo que aporta este artículo:
Modificar las costumbres no es sencillo. Ni siquiera en la ciencia. Se tarda demasiado tiempo en trasladar a la práctica clínica los resultados contrastados de la buena investigación científica. El valor analgésico de las soluciones azucaradas en recién nacidos y lactantes es un ejemplo palpable de ello. No debería realizarse ningún procedimiento doloroso en estas edades sin la administración de soluciones azucaradas, ni mucho menos realizar nuevos ensayos clínicos para evaluar su eficacia. Las prioridades de la investigación deberían dirigirse a conocer, por ejemplo, el mecanismo exacto de la analgesia inducida por el sabor dulce.
 
 
 
M.J. Galiano Segovia
 

 

Los indicadores bibliométricos de producción científica miden los resultados de la investigación, tal como se divulgan en las publicaciones. El indicador más utilizado es el número de trabajos publicados por un autor, institución, país, revista o área temática, pues permite conocer y seguir la actividad a partir de las publicaciones. En este trabajo se exponen los principales indicadores bibliométricos de producción científica, se plantea el debate en torno a la productividad normal y la productividad fraccionada, y se justifica la necesaria normalización de los datos extraídos de las bases de datos bibliográficas. Se expone la necesidad de relativizar los indicadores absolutos en función de algunas variables que influyen en su desarrollo, como el número de habitantes, el producto interior bruto o el número de proyectos concedidos. Por último, se comentan las principales limitaciones de estos indicadores.

Introducción: Las Jornadas Internacionales de Cine Médico de San Sebastián fueron una actividad científica y divulgativa del cine médico (22 ediciones) cuando el acceso a estas proyecciones era muy dificultoso (1969-1991). El objetivo del presente trabajo es analizar la presencia de los temas pediátricos y su repercusión en dichas jornadas.
Método: Revisión de la prensa local entre los años 1968 y 1980, los programas de mano entre los años 1981 y 1991, los boletines informativos y las memorias de las Jornadas.
Resultados: De las 899 películas entre cine y vídeo presentadas en las Jornadas, 103 fueron de tema pediátrico, lo que supone un 11,4% de las mismas. Se analizan los premios, los ciclos especiales de películas y los ciclos de conferencias relativas a la atención a la infancia y la adolescencia.
Conclusiones: A pesar de que la orientación de las Jornadas era eminentemente quirúrgica, la presencia de la pediatría, sobre todo en su vertiente de educación sanitaria, fue importante. La educación sexual, la psicología y la discapacidad infantil fueron los temas más presentes.
 
Publicado en Artículo especial

La mayoría de los linfangiomas se diagnostican en la edad pediátrica. Se trata de lesiones de carácter benigno, y sólo su crecimiento y expansión local pueden originar problemas al comprimir estructuras vecinas. En los casos accesibles, como el que presentamos, una anamnesis y una exploración física adecuada debe llevarnos a la solicitud de la prueba diagnóstica más eficiente, la ecografía con punción de alguno de los quistes para el estudio directo del líquido intraquístico. El aspecto ecográfico de estas lesiones, junto con unas características típicas del líquido, bastará para efectuar un diagnóstico correcto en la mayoría de las ocasiones. La resección quirúrgica y la escleroterapia son opciones válidas de tratamiento, y entre ellas el OK-432 (Picibanil®) y las tetraciclinas son los agentes esclerosantes de los que se dispone de mayor experiencia, habiendo demostrado ser efectivos y seguros. Presentamos un caso de linfangioma quístico en la pared torácica tratado con el agente esclerosante OK-432, haciendo una revisión no sistemática de los aspectos diagnósticos y terapéuticos más relevantes.

Publicado en Notas clínicas

La bibliometría es la utilización de métodos estadísticos en el análisis de la bibliografía para mostrar el desarrollo histórico de los campos científicos y los patrones de autoría, publicación y uso. El interés que han despertado los estudios bibliométricos en la comunidad científica ha sido creciente, especialmente en el campo biomédico. El objetivo de este trabajo era abordar las consideraciones metodológicas a tener en cuenta a la hora de elaborar un estudio bibliométrico, sobre todo las referidas al conocimiento del área de estudio y las bases de datos bibliográficas nacionales e internacionales de procedencia de los datos. Se enumeran las principales aplicaciones de los indicadores bibliométricos y se presentan algunos ejemplos de ellos referidos a Acta Pediátrica Española, como la evolución del número de artículos incluidos en Scopus, el ranking de las instituciones de procedencia, la red de cowords de los trabajos de Acta Pediátrica Española y algunos de los indicadores que ofrece Scimago Journal & Country Rank.

El blog «Pediatría basada en pruebas» es una fuente de información y formación contrastada tras 8 años de existencia en el entorno de la blogosfera pediátrica española y la web social. En este artículo se analizan las 2.486 entradas publicadas en este blog durante el periodo de revisión (desde agosto de 2008 hasta julio de 2016), con un estudio pormenorizado de los 59 posts que han recibido más de 5.000 visitas.
Desde el punto de vista cuantitativo, se confirma la vida propia de un blog a lo largo del tiempo respecto a un estudio previo realizado en 2012. Las tres entradas más visitadas en estos 8 años son: «Por una sanidad Google Style», con 71.418 visitas (fecha de publicación: 08/04/13), «Cine y Pediatría (210): El milagro de Carintia, el milagro de cada día en una guardia», con 27.361 visitas (fecha de publicación: 18/01/14), y «Que no. Que la leche no produce mocos», con 19.850 visitas (fecha de publicación: 21/07/11).
Desde el punto de vista cualitativo, los temas que más interesan a los lectores del blog «Pediatría basada en pruebas» se concentran en seis grupos bien consolidados en ese top 5.000: 19 posts como secciones ya establecidas del blog (principalmente Cine y Pediatría); 11 posts como Temas sociales (tabaquismo, accidentes, inmigración, acoso escolar, etc.); 9 posts como Polémicas (temas de especial debate social y/o médico, como el aborto, grupos antivacunas, mala praxis sanitaria, etc.); 7 posts como Enfermedades infecciosas (gripe, meningitis, sepsis, sarampión, varicela, vacunas, etc.), 7 posts como Perineonatología (temas de la gestación y del recién nacido) y 6 posts como Guías e informes de sociedades científicas. 
La mejor forma posible de mejorar en un blog es conocer la dinámica de nuestros lectores (desde los ámbitos cuantitativo y cualitativo) y la webmetría es una buena herramienta para ello. El análisis de los resultados permite mejorar la transmisión de formación e información a nuestros colegas de profesión, a los pacientes y sus familias y a la sociedad en general.
 
Publicado en Originales
 
Cashman KD, Dowling KG, Skrabakova Z, González-Gross M, Valtueña J, De Hensus S, et al.
Am J Clin Nutr. 2016; 103: 1.033-1.044
 
 
Hay una gran dispersión en los datos sobre la prevalencia de deficiencia de vitamina D en la población europea de todas las edades. Una de las explicaciones de esa variación es el distinto método de medición empleado. Un amplio grupo de investigadores europeos han utilizado una metodología validada, financiada con fondos de la Unión Europea, a partir de la cromatografía líquida asociada a un tándem en masas para analizar los sueros de pacientes de 18 estudios europeos, nacionales o regionales. Para la consideración de deficiencia, los autores escogieron un punto de corte de 30 nmol/L, según el criterio del Instituto de Medicina norteamericano.
 
De los 18 estudios, sólo uno de ellos (el estudio HELENA) incluía sujetos españoles, y tres de los firmantes son investigadores de nuestro país.
 
Al reanalizar las muestras con esta metodología uniforme, las tasas de prevalencia variaron: en algún estudio hacia una mayor prevalencia y en otros en sentido contrario. En los resultados globales, de los 55.844 sujetos (jóvenes y adultos), un 13% presentaba cifras de 25-OH-vitamina D <30 nmol/L. En función de la época del año en que se realizara el estudio, los porcentajes variaban: el 17,7% en los realizados en invierno y el 8,2% en verano. No se encontraron diferencias en función del sexo. En cuanto a la edad, los adolescentes tenían un riesgo de deficiencia mayor que en las edades infantiles (el 12-40% en adolescentes, el 4-7% en niños de 1-6 años y el 1-8% en los de 7-14 años de edad). La prevalencia era muy variable según los países: mayor en los más meridionales (5-20%) que en los del sur de Europa (4,2-6,9%). También la raza (el color de la piel) era determinante: el riesgo de padecer deficiencia era entre 3 y 71 veces superior en las poblaciones de piel oscura.
 
Cuando esas cifras de prevalencia se aplican a la población, el rango de sujetos con deficiencia de vitamina D es considerable, entre 5 y 10 millones de europeos, lo que lo sitúa en un nivel de pandemia y obliga a plantearse estrategias de prevención probablemente basadas en el enriquecimiento de determinados alimentos.  
 
Lo que aporta este trabajo:
Cuando se determina el porcentaje de población europea con deficiencia de vitamina D con una metodología similar y estandarizada, se alcanzan tasas del 13%, aunque con grandes variaciones en función de la edad, la raza o el lugar donde se vive, así como la época del año en que se realizara el estudio. Sin duda, estas cifras suponen un problema de gran magnitud que obliga a las Administraciones a establecer estrategias de salud pública para corregirlo. Aunque hay pocos datos sobre lactantes y niños pequeños, es posible que se obtengan resultados similares, pese a las recomendaciones realizadas por las sociedades pediátricas acerca de la suplementación con vitamina D hasta, al menos, el año de edad.
 
 
  
J.M. Moreno-Villares
Unidad de Nutrición Clínica. Hospital Universitario «12 de Octubre». Madrid

 
Task Force on Sudden Infant Death Syndrome
Pediatrics. 2016; 138(5): e2016938.
 
 
Este artículo no tiene desperdicio. Es el resumen del trabajo de un Grupo de Trabajo de la Academia Americana de Pediatría que actualiza las recomendaciones sobre las prácticas de sueño seguro en lactantes, encaminadas a la prevención de la muerte súbita del lactante (SMSL). En este breve comentario sólo cabe la mención a cada una de las recomendaciones. Hay que recordar que mueren alrededor de 3.500 lactantes cada año en Estados Unidos por esta causa. No disponemos de datos sobre nuestro país.
 
Es cierto que la recomendación que pasó a generalizarse en los años noventa sobre la posición boca arriba durante el sueño supuso un antes y un después en la incidencia del SMSL; sin embargo, desde entonces las cifras al respecto se han estancado.
 
Los grados de recomendaciones están basados en estudios epidemiológicos que incluyen lactantes de hasta 1 año de edad, y van desde A (máxima fortaleza) a C (necesidad de más estudios):
  1. Back to sleep for every sleep. Dormir boca arriba (A). Dormir de lado no es seguro ni recomendable. La posición supina no aumenta el riesgo de atragantamiento o aspiración en lactantes, aunque tengan reflujo. Se pueden poner en prono mientras estén vigilados y despiertos. La recomendación es también válida para los prematuros. Los lactantes deberían continuar durmiendo en posición supina hasta el año de edad o hasta que se den la vuelta solos. Entonces se les puede permitir dormir en la posición que a ellos asuman (sobre un colchón firme y sin ropa de cama holgada).
  2. Uso de una superficie firme para dormir (A), ajustada a los bordes de la cuna, cubierta por una sábana también ajustada, sin más ropa de cama u objetos blandos. Las cunas tienen que cumplir unos estándares de seguridad, así como las camas de lactantes pegadas a la de los padres, pero no hay estándares de seguridad para el colecho.
  3. Se recomienda la lactancia materna (A), pues se asocia a un menor riesgo de SMSL, sobre todo si es exclusiva. 
  4. Es recomendable que los lactantes duerman en la habitación de los padres, cerca de su cama, pero en superficies separadas; idealmente durante el primer año de vida, pero por lo menos los 6 primeros meses (A). Hay circunstancias específicas que se asocian a un mayor riesgo de SMSL en colecho: en niños a término menores de 4 meses; en niños pretérmino y/o de bajo peso; cuando alguno de los padres fume; si la capacidad de despertar de los padres está alterada; si el colecho se realiza en superficie blanda, o con accesorios blandos.
  5. Mantener alejados del área de dormir del lactante los objetos blandos y la ropa de cama holgada (A).
  6. Considerar ofrecer al lactante el chupete en el tiempo de siesta y de dormir (A). Aunque el mecanismo todavía no está claro, se han publicado estudios sobre el efecto protector del chupete respecto a la incidencia de SMSL. El chupete debería usarse cuando se pone a dormir al lactante. 
  7. Evitar la exposición al tabaco durante el embarazo y después del nacimiento (A). 
  8. Evitar el uso de alcohol y drogas ilícitas durante el embarazo y después del nacimiento (A).
  9. Evitar el calor excesivo en la habitación y cubrir la cabeza de los lactantes (A).
  10. Efectuar controles regulares de la madre durante el embarazo (A).
  11. Los lactantes deberían vacunarse según las recomendaciones actuales (A). 
  12. Las empresas y los medios de comunicación deberían guiarse por los estándares de dormir seguro en sus mensajes y anuncios (A).
  13. No usar monitores cardiorrespiratorios en casa como estrategia para disminuir el SMSL (A).
  14. Se recomienda poner al lactante en posición prono a ratos, mientras esté despierto, para facilitar el desarrollo y prevenir la plagiocefalia posicional (B). 
  15. Envolver al lactante con una manta fina para mantener la posición en supino (C).
  16. Todos los médicos, enfermeras y otros profesionales de salud deberían recibir información sobre el sueño seguro del lactante, e implementar todas las recomendaciones para disminuir el riesgo de SMSL (A).
  17. Continuar con la campaña de dormir seguro, enfocada a reducir todas las causas de mortalidad de los lactantes relacionadas con el sueño, incluido el SMSL, la sofocación y otras no intencionadas.
 
Lo que aporta este trabajo:
La muerte súbita del lactante es prevenible en gran medida, y muchos casos están relacionados con el sueño en los primeros meses de vida. La Academia Americana de Pediatría, a la luz de los datos de los estudios científicos, ha actualizado las guías para garantizar un sueño seguro en el lactante. Todo pediatra o profesional de la salud que atienda a niños debería tenerlas en consideración.
 
  
M.J. Galiano Segovia
 
Bass JL, Gartley T, Kleinman R.
JAMA Pediatrics. 2016; 170(10): 923-924.
 
 
Este breve punto de vista, publicado en la pujante nueva revista JAMA Pediatrics, pone los puntos sobre las íes en alguna de las consecuencias inesperadas de las intensas campañas de promoción de la lactancia materna. Ni los autores, ni probablemente nadie en el mundo de la pediatría, cuestionan la bondad de la lactancia materna ni la necesidad de su promoción, pero señalan la necesidad de que las recomendaciones estén basadas en estudios científicos reproducibles. En concreto, las puntualizaciones se refieren a los pasos 4 (ayudar a las madres a amamantar en la primera hora de vida), 6 (lactancia materna exclusiva), 7 (cohabitación las 24 h) y 9 (prohibición del uso de chupete).
 
Con respecto a favorecer el contacto piel con piel durante toda la estancia hospitalaria (paso 4), una reciente revisión Cochrane proporciona datos de sus beneficios tanto en niños nacidos a término como en pretérmino, aunque también señala –y no siempre se recuerda– que «tanto la madre como el niño deben estar siempre acompañados en ese periodo», por el riesgo de muertes súbitas neonatales inesperadas. En una revisión de muertes súbitas o de episodios aparentemente letales en el primer mes de vida, de los 400 casos comunicados, muchos de ellos se relacionaban con la práctica «piel con piel», y casi un tercio ocurrió en las primeras 2 horas de vida. Las tasas de esta mortalidad oscilan entre 2,6 y 74 casos por 100.000 nacimientos en Europa, y ha llevado a la Academia Americana de Pediatría (AAP) a señalar la importancia de mejorar las prácticas de sueño y monitorizar estrechamente esta práctica en el hospital. La pregunta es si realmente existe esta monitorización continua en nuestros hospitales. No digamos nada del parto domiciliario.
 
Los pasos 6 y 7 han demostrado sus beneficios en el periodo posparto, pero no están exentas de riesgo. Una madre exhausta o sedada no es la mejor condición para compartir lecho con el recién nacido, ya que le puede llevar a dormir en posición supino o sobre un colchón blando, situaciones contrarias a las recomendaciones por el Instituto Nacional de la Salud (y en España, tanto por la Asociación Española de Pediatría como por las distintas Autoridades Sanitarias). Estas prácticas de sueño poco seguras pueden mantenerse también en el domicilio. A pesar de la recomendación de una lactancia materna exclusiva (paso 6), la revisión de la literatura señala que cuando la suplementación es por indicación médica no tiene efecto sobre la duración de la lactancia.
 
El último de los pasos revisado hace referencia a la prohibición del chupete, «pues puede interferir en el establecimiento de la lactancia». Sin embargo, hay datos consistentes sobre la relación entre el uso del chupete y la disminución del riesgo de muerte súbita, lo que ha llevado a la AAP a recomendar esa prohibición sólo hasta que la lactancia esté bien establecida, alrededor de las 3 o 4 semanas de edad.
 
Algunas administraciones norteamericanas han apostado fuerte por los 10 pasos, ligando su cumplimiento incluso a implicaciones económicas para las instituciones. Pero no han de olvidarse los riegos de estas políticas «agresivas»: en Massachusetts, en el periodo comprendido entre 2004 y 2013, el 14% de las muertes súbitas se produjo en el primer mes de vida (en 28 de los casos en los primeros 5 días). Por tanto, la implementación de los 10 pasos ha de conllevar el resto de medidas, así como el apoyo directo y constante durante y después de la estancia hospitalaria, y la promoción de estas medidas debe ir en consonancia con la necesidad de integrar las prácticas de sueño seguras en el recién nacido y en el lactante.  
 
Lo que aporta este trabajo:
La promoción de la lactancia materna es una responsabilidad social y una medida de salud pública. Hay que destinar tiempo y recursos para favorecer el amamantamiento. La iniciativa «10 pasos para una lactancia feliz» es una de las herramientas. Pero no todos sus pasos tienen la misma fundamentación científica, y en todos los casos deben ir acompañados de supervisión y consejos apropiados para garantizar la seguridad de los recién nacidos. La coordinación y la coherencia de los consejos (promoción de la lactancia materna y unas prácticas de sueño seguro) son claves para evitar situaciones indeseables. 
 
  
J.M. Moreno-Villares
Unidad de Nutrición Clínica. Hospital Universitario «12 de Octubre». Madrid

 
 
Bleser WK, Elewonibi BR, Miranda PY, Belue R.
Pediatrics. 2016; 138(5): e20154664.
 
En los últimos años está aumentando el uso de medicinas alternativas y complementarias (MAC). Estos tratamientos se suelen usar junto a la medicina convencional para la prevención de enfermedades y mejorar la salud y el bienestar, por lo que no deberían interferir en las tasas de vacunación. Sin embargo, el empleo de las MAC puede dar apoyo a las personas indecisas o contrarias al uso de las vacunas.

Los efectos adversos de las vacunas están claramente sobrepasados por sus beneficios. Pero, debido a la baja incidencia de estas enfermedades prevenibles gracias a las vacunas, la población puede tener una percepción errónea de que su riesgo es bajo, lo que provoca una participación relativamente baja en el programa de vacunación.

La vacuna de la gripe se recomienda para toda la población mayor de 6 meses, administrada anualmente. En los niños la vacuna es segura, y aunque su efectividad varía cada año, es inmunológicamente eficaz. Sin embargo, la vacunación de la gripe en niños estadounidenses es subóptima y sustancialmente más baja que la de otras vacunas.

El uso de las MAC en los niños no es raro. La estimación nacional de 2007 muestra que casi un 12% de los niños en Estados Unidos ha usado algún tipo de MAC en los últimos 12 meses. Este hecho es más común entre adolescentes, blancos no hispanos, con un alto nivel de educación de sus padres, una situación económica estable y un seguro de salud privado. La literatura disponible sugiere que es menos probable que se vacunen los niños que usan MAC, aunque no se ha estudiado cómo afecta esto a la vacuna de la gripe. El presente estudio examina la asociación de MAC con la vacuna de gripe en una muestra representativa de niños de Estados Unidos.
 
Métodos
Se usaron los datos recogidos desde 2012 por el National Health Interview Survey (NHIS), acerca de la salud de la población no institucionalizada de Estados Unidos a través de entrevistas (contestadas por los padres) sobre unos 10.000 niños entre 4 y 17 años. Se estableció como variable dependiente si se habían puesto la vacuna de la gripe en el último año, y como variable independiente si habían utilizado alguna vez, por razones de salud, alguno de los 37 tipos de MAC en los últimos 12 meses. La prevalencia de haber usado alguna vez MAC variaba entre el 0,01 y el 6,4%, excepto el uso de multivitaminas/multiminerales (62,3%).

Los 37 tipos de MAC se agruparon en 4 categorías:
1. Sistemas de medicina alternativa (SMA; p. ej., acupuntura) (3,8%).
2. Terapias de base biológica (TBB; p. ej., suplementos dietéticos) (7,6%).
3. Terapias basadas en el cuerpo y manipulativas (TBCM; p. ej., manipulación quiropráctica) (7,3%).
4. Tratamiento mente-cuerpo (TMC; p. ej., yoga) (5,3%).
 
Resultados
El 43% de los niños recibió la vacuna antigripal en los 12 meses previos. Se ponían menos vacunas los sujetos que habían utilizado alguna vez SMA o TBCM, y la tasa más alta de vacunados se observó entre los que habían usado multivitaminas/multiminerales. No había ninguna asociación significativa entre los que habían utilizado alguna vez TBB o TMC. Las tasas de vacunación eran menores en los casos siguientes: niños blancos no hispanos (menor por cada año de edad cumplido), los que no habían efectuado recientemente una revisión del niño sano, los que no tenían una enfermedad crónica grave, los que carecían de seguro médico y los que habían realizado menos visitas médicas recientemente.

Discusión
Aunque las MAC se usan mayoritariamente junto con la medicina convencional, el presente estudio provee una clara evidencia de que los niños de Estados Unidos que alguna vez han usado algún subtipo de TAM o TBCM tenían menores tasas de vacunación contra la gripe. Estos tipos de MAC requieren un contacto con los profesionales que las practican (a diferencia de los suplementos de hierbas, las dietas alternativas o el yoga), críticos respecto a las vacunas, en contra de ellas o que aconsejan calendarios vacunales distintos al recomendado por el gobierno federal.

Varias covariables estaban significativamente asociadas, entre ellas acudir con más frecuencia al pediatra, ser de menor edad o padecer asma. Generalmente, la educación parental más alta se asocia a una mayor tasa de vacunación gripal en niños, aunque en este estudio se encontró una asociación inversa.

La limitación fundamental de este estudio es que se excluyó a los menores de 4 años, el grupo de edad con mayor riesgo de desarrollar complicaciones asociadas a la gripe.

Lo que aporta este trabajo:
Es cada vez mayor el número de personas que usan terapias complementarias y alternativas, algunas veces frente a tratamientos o recomendaciones de la medicina convencional. En este estudio se pone de manifiesto que utilizar alguna de estas terapias (en especial las suministradas por otras personas) se asocia a tasas de vacunación de la gripe en niños inferiores a las del resto de la población. Hoy día la pregunta sobre las terapias alternativas y complementarias debería formar parte de la anamnesis en cualquier consulta médica y explicar que su empleo no debe contradecir datos evidentes como, por ejemplo, la eficacia de la vacunación de la gripe.
  
M.J. Galiano Segovia
Introducción: En los últimos años se ha producido un notable aumento en la demanda de alimentos de origen orgánico, con el convencimiento de que poseen beneficios para la salud, al tiempo que contribuyen a la sostenibilidad del planeta. En esta revisión se evalúan los efectos del consumo de alimentos orgánicos en la alimentación infantil.
Material y métodos: Revisión de los estudios publicados con los términos de búsqueda «alimento orgánico», «salud» y «lactantes o niños».
Resultados: Existen pocos estudios originales en los que se valoren los efectos sobre la salud del consumo de alimentos orgánicos dentro de la dieta de los lactantes y niños. Desde el punto de vista nutricional, existen pocas diferencias entre los alimentos obtenidos mediante procedimientos orgánicos (sin empleo de pesticidas, fertilizantes químicos, especies modificadas genéticamente, irradiación en las cosechas o en los granos, hormonas o antibióticos en la alimentación del ganado). Sólo se observó un leve aumento en el contenido en fósforo en los alimentos orgánicos y otras diferencias pequeñas en algunos micronutrientes. Sin embargo, se encontró una menor cantidad de residuos químicos en los niños que recibían una alimentación orgánica, aunque no pudo demostrarse ninguna consecuencia para la salud. La alimentación orgánica es más respetuosa con el medio que los cultivos y la ganadería convencionales, y contribuye a la sostenibilidad del planeta. No obstante, las recomendaciones de las sociedades científicas, a la vista de los estudios publicados, señalan la importancia de que los niños lleven una dieta variada rica en verduras, frutas y granos, con independencia del método de producción.
Conclusiones: Aunque es de interés el consumo de alimentos orgánicos en la alimentación de los niños, los datos disponibles hasta la fecha no permiten concluir sus ventajas desde el punto de vista nutricional. Se precisan estudios bien diseñados para demostrar los posibles efectos sobre la salud de su incorporación a la dieta habitual.
 
Publicado en Nutrición infantil

Se explican las características de un customer relationship management (CRM) aplicado al mundo de la salud, en especial al de la pediatría, en un entorno online, lo que se denomina social CRM. Se exponen sus beneficios e inconvenientes, y se describen algunas tácticas que los pediatras están siguiendo para gestionar las comunidades de pacientes online, actuales y potenciales, que se generan en torno a sus cuentas profesionales en los medios sociales o redes sociales, explorando así la gestión online de la relación antes y después de la cita médico-paciente.

Internet, Dr. Google, las redes sociales y la web social marcan un nuevo paisaje para el entorno sanitario. Un entorno marcado por los hospitales «líquidos» (H2.0) con profesionales sólidos. Los hospitales, los centros de salud y cualquier organismo sanitario se deben al paciente, al usuario, al ciudadano. Tenemos que ser excelentes y transparentes, tenemos que romper las paredes de nuestros edificios y debemos facilitar la formación y la información. Y todo lo anterior se consigue mejorando el camino de la comunicación. 
Porque la comunicación es compatible con el rigor y la ética científica, y los hospitales del siglo XXI y sus servicios médicos deben dar el salto a la web social, sin miedo y sin pudor, con sus «5C» (ciencia, conciencia, calidad, color y calor) y sus «4H» (hacerlo bien, hacerlo mejor, hacerlo juntos, hacerlo) y con los recursos de la web 2.0 (comunicación, difusión, colaboración y multimedia).
Comentamos la experiencia con la web del Servicio de Pediatría del Hospital General Universitario de Alicante, una vez definidos nuestro porqué y para qué, nuestros objetivos, el fondo y la forma. La web nos ha hecho visibles, presentes y útiles a los profesionales sanitarios, al ciudadano (al usuario, al paciente) y a la sociedad más allá de su estructura física, y ha resultado útil como herramienta de información, formación y gestión. Y cuando nos hacemos visibles, siempre mejoramos: es una ley inexorable.
 
Publicado en Artículo especial
 
Lynch SJ, Sears MR, Hancox RJ.
Pediatrics. 2016; 138(2): e20160443.
 
 
La hipótesis de la higiene sugiere que la exposición precoz en la vida a microorganismos reduce el riesgo de desarrollar alergia. Chuparse el dedo y morderse las uñas son hábitos comunes en la infancia que pueden aumentar la exposición a microorganismos. En este trabajo se estudia la hipótesis de si los niños con esos hábitos tienen un riesgo menor de desarrollar atopia, asma y fiebre del heno.
 
Métodos
Se llevó a cabo un estudio de cohortes con 1.037 participantes (un 52% eran varones), nacidos entre 1972 y 1973, a quienes se realizó un seguimiento hasta los 38 años de edad. A la edad de 5, 7, 9 y 11 años se les preguntaba a los padres si sus hijos se chupaban el dedo o se mordían las uñas. Había 3 posibles respuestas: nada, alguna vez y con certeza. Los test cutáneos de sensibilización atópica se hicieron por primera vez a los 13 años de edad (un 70% de la cohorte), y se repitieron a los 32 años en el 93% de los participantes. Se definía «sensibilización atópica» como la aparición de una o más respuestas positivas a un alérgeno.

Se consideraba que los pacientes tenían asma si ésta se había diagnosticado, presentaban síntomas compatibles o habían seguido tratamiento para ella en los 12 meses previos (registro obtenido desde los 9 años, usando cuestionarios desarrollados previamente). Se consideraba la presencia de fiebre del heno si los pacientes lo referían a la edad de 13 o 32 años.

Resultados
De los 1.013 niños finalmente evaluados, 317 (31%) tenían al menos un hábito oral y menos atopia que los que no tenían ninguno (49%); los que tenían ambos tenían una prevalencia más baja de sensibilización. Estas asociaciones entre hábitos orales y sensibilización atópica siguen siendo significativas en los análisis de regresión logística cuando se ajusta por sexo y atopia parental, antecedentes de lactancia materna, presencia de gatos o perros en el hogar, tabaquismo en los padres y estatus socioeconómico. Los niños que manifestaban uno o ambos hábitos orales tenían un 30-40% de reducción en el riesgo de sensibilización atópica a la edad de 13 y 32 años.

Sin embargo, no se observó que estos hábitos orales se asociaran a una menor incidencia de asma o fiebre del heno a los 13 o 32 años.

Discusión
Los hallazgos de este estudio apoyan la hipótesis de que los niños que se chupan el dedo o muerden las uñas tienen menos riesgo de desarrollar sensibilización atópica. No se encontró ninguna asociación entre chuparse el dedo y morderse las uñas y la frecuencia de asma o fiebre del heno a los 13 o 32 años. Las razones de esta inconsistencia no están claras; aunque el asma y la fiebre del heno se asocian a menudo a la atopia, hay otros factores que contribuyen (sólo un tercio del asma infantil es atribuible a la atopia). Los hallazgos de este estudio son consistentes con los del «estudio del chupete», en el que se observó que los niños cuyas madres limpiaban sus chupetes chupándolos tenían menos probabilidad de desarrollar alergias. Aunque el mecanismo y la edad de exposición son diferentes, ambos estudios sugieren que la respuesta inmune y el riesgo de alergia pueden estar influidos por la exposición a bacterias orales u otros microbios.

Chuparse los dedos y morderse las uñas se perciben a menudo como hábitos indeseables por parte de muchos padres, que se desalientan por ello. Numerosos estudios han valorado diversas intervenciones para erradicar estos hábitos. Hay alguna evidencia de que tales hábitos se asocian a maloclusión dental y daño gingival, y también que pueden causar infecciones locales de la mano. Aunque los autores de este estudio no opinan que se deba animar a que los niños desarrollen estos hábitos, sus hallazgos sugieren que disminuyen el riesgo de desarrollar una sensibilización a los aeroalérgenos comunes.
 
Lo que aporta este estudio:
Quizá algunas prácticas muy comunes en los niños (chuparse el dedo o morderse las uñas) no sólo no son perjudiciales para la salud, sino que incluso puede que tengan un cierto efecto «protector» frente a la atopia, en el marco de la hipótesis de la higiene. La pregunta es: ¿Los hallazgos como los de este estudio justificarían cambiar el criterio de que los hábitos sociales hay que educarlos? Probablemente no lo justifique. Y en buena lid científica, habríamos de diseñar un estudio para considerar qué efectos negativos en otras áreas del desarrollo o del comportamiento aparecerían con el mantenimiento de estas costumbres. En medicina, muchas veces es mejor quedarse a la penúltima que estar a la última.
 
  
M.J. Galiano Segovia

Sinky C, Colligan L, Prgomet M, Reynolds S, Goeders L, Westbrook J, et al.
Ann Intern Med. Publicado online 6 de septiembre de 2016 [doi:10.7326/M16-0961] 
 
No siempre es fácil saber en qué ocupa el tiempo el médico en la consulta. Lo cierto es que las listas de pacientes son largas y, a veces, también los tiempos de espera. Por el contrario, es habitual que el tiempo que se les puede dedicar a los pacientes en la consulta sea escaso. Los autores de este trabajo realizaron un estudio observacional directo (durante las horas de trabajo) y de autorregistro (después de terminar la jornada).
El trabajo se realizó en las consultas ambulatorias de 4 especialidades (medicina familiar, medicina interna, cardiología y traumatología) en 4 Estados norteamericanos. Participaron 57 médicos, a quienes se observó directamente durante 430 horas; además, 21 médicos reportaron su actividad después de la consulta. La actividad realizada durante las horas de consulta se asignó a una de estas 4 tareas: interacción directa con el paciente, historia clínica electrónica (HCE), tareas administrativas y otras tareas.
 
Resultados
Durante el tiempo de consulta, los médicos dedicaron el 27% a estar en contacto directo con el paciente, y el 49,2% a la HCE y otras tareas administrativas. La distribución del tiempo presencial en la sala de exploraciones fue del 52% dedicado al contacto directo y el 37% a la HCE y otras tareas administrativas. Los 21 médicos que además comunicaron su actividad al acabar la consulta señalaron que dedicaban entre 1 y 2 horas más, sobre todo, a la HCE. Estos datos no son generalizable a todos los médicos y todas las consultas ambulatorias, y debido a su diseño, no se han realizado comparaciones ni entre profesionales ni entre especialidades.
 
Los autores concluyen que por cada hora que los especialistas dedican al trato directo con el paciente, casi emplean 2 horas adicionales en la HCE o en otras tareas administrativas. Además, emplean entre 1 y 2 horas diarias de su tiempo libre en hacer tareas relacionadas con su práctica clínica (sin incluir el estudio o la investigación). Este artículo se acompaña de un editorial en el que la Dra. Susan Hinge reclama que la promesa de que la HCE nos ayudase en el quehacer diario sea una realidad. Este es el compromiso de Asociación Médica Norteamericana y del Colegio de Médicos Norteamericano.  
 
Lo que aporta este estudio:
Cada día percibimos con mayor claridad que las herramientas, generalmente informáticas, que acompañan nuestra práctica diaria ocupan una gran parte de la jornada, mayor incluso que la que dedicamos al trato con los pacientes. Esta realidad debe servir, por una parte, para la organización de la consulta diaria, de modo que la merma del tiempo no repercuta sobre lo que constituye la base del encuentro médico, la consulta, y por otra parte, a que las herramientas técnicas sean cada vez más sencillas y se adapten al medio que representa la consulta, y no al revés.
 
  
J.M. Moreno-Villares
Unidad de Nutrición Clínica. Hospital Universitario «12 de Octubre». Madrid

La eosinofilia es uno de los hallazgos analíticos más frecuentes en los protocolos de cribado del niño migrante; de ahí la necesidad de implantar algoritmos diagnósticos.
Aunque ha quedado demostrada la importante asociación entre eosinofilia y parasitación por helmintos en pacientes procedentes de áreas endémicas, el diagnóstico diferencial es más amplio y requiere un estudio estructurado y unificado.
El objetivo de esta revisión es ilustrar con casos clínicos concretos una realidad cada vez más patente en nuestro medio como es la patología emergente y, a su vez, proponer un protocolo de cribado específico de eosinofilia en la edad pediátrica, sobre todo en estos pacientes con antecedentes epidemiológicos de movilidad geográfica. Este tipo de actuaciones permitirán la detección precoz y el tratamiento específico de las enfermedades asintomáticas u oligosintomáticas, que en muchas ocasiones no son percibidas por estas familias como un problema de salud.
 
Publicado en Originales
 
Committee on Adolescent Health Care
ACOG May 2016; number 662.
 
Durante la adolescencia el cuerpo experimenta cambios importantes por efecto de las hormonas sexuales. En las chicas destaca el rápido crecimiento mamario y la trasformación del tejido genital, lo que les puede plantear dudas sobre la normalidad de su nueva apariencia, tamaño, simetría o función. Estos cambios bruscos que pueden percibir como anormales, junto con la nueva percepción social del cuerpo femenino ideal, les genera grandes preocupaciones. En estos casos suelen acudir al ginecólogo buscando consejo sobre cómo conseguir una mejor apariencia mamaria o de vulva. En ocasiones están interesadas en la modificación quirúrgica del pecho y/o los genitales. 
Los ginecólogos que atienden a estas adolescentes deberían asesorar sobre alternativas no quirúrgicas, así como informarles de las indicaciones y el tiempo de intervención quirúrgica de referencia. Aunque la cirugía consigue la corrección de anormalidades (causadas por defectos congénitos, trauma, infección o enfermedad) o con un fin cosmético para reconfigurar estructuras normales que puedan mejorar la función, la apariencia y la autoestima, no está indicado en todas las adolescentes.
 
Labioplastia
Durante la pubertad los labios mayores aumentan de tamaño. El labio menor normal puede tener una marcada variación en tamaño, forma y apariencia. La asimetría es común y puede ser vista como una variante de la normalidad. No existe un consenso sobre la definición de hipertrofia labial o criterios para la intervención quirúrgica.
 
Aunque puede haber una percepción que la labioplastia es un procedimiento quirúrgico menor, pueden ocurrir complicaciones serias (cicatriz dolorosa, dispareunia, hematoma, edema, o infección).
 
Cuando las adolescentes buscan tratamiento médico, el primer escalón es, a menudo, la educación y la información respecto a las variaciones normales en la anatomía, el crecimiento y el desarrollo. Se pueden ofrecer alternativas no quirúrgicas: medidas cosméticas o medidas de higiene personal (tales como el uso de emolientes). Sólo si el disconfort emocional o los síntomas persisten, se puede considerar la corrección quirúrgica.
 
Cirugía reductora de mama
En adolescentes con mamas grandes, puede aliviar el dolor de espalda, hombro y cuello. La cirugía correctora en adolescentes se ha asociado con la mejoría de la autoestima, con más de 75% de tasas de satisfacción. Se recomienda posponer la cirugía hasta que se alcance la maduración mamaria, esperando hasta que haya estabilidad en el tamaño de la copa durante 6 meses, y esperar hasta la edad de 18 años. 
 
Se recomiendo una valoración de la maduración física, emocional y psicológica del adolescente. El cirujano debería asegurar que los objetivos de las adolescentes son realistas y que ella y su familia tienen un claro sentido de riesgo, beneficios y limitaciones de la reducción de mama.
 
Hay alternativas no quirúrgicas como el uso de prendas adecuadas, y en algunos casos, la reducción de peso. La cirugía de reducción de pecho en adolescentes no afecta la capacidad de amamantar posterior.
 
Aumento de pecho
El aumento de pecho en adolescentes puede realizarse para la reconstrucción de condiciones genéticas con deformidad o asimetría grave o como un proceder electivo para aumentar un pecho de talla pequeña o una asimetría benigna. 
La Sociedad Americana de Cirugía Plástica ha hecho las siguientes recomendaciones para mujeres que consideran aumentar de pecho:
1. Deberían tener, al menos, 18 años de edad. 
2. Tener la madurez física y emocional necesaria. 
3. Tener una comprensión realista de los potenciales resultados, así como la posible necesidad de cirugía adicional. 
 
Los implantes rellenos de salino son los únicos tipos de implantes aprobados por la U.S. Food and Drug Administration para mujeres menores de 22 años (tienen un periodo de vida de 10 años).   
 
Lo que aporta este trabajo:
La edad pediátrica en nuestro país se ha elevado hasta los 16 años y no resultaría extraño que, en un futuro próximo, alcanzase los 18. Algunos problemas a los que el pediatra se enfrentaba de forma excepcional, se han convertido en motivo frecuente de consulta. Por ejemplo, el empleo de tatuajes o la colocación de piercings. Pero también el consejo sobre algunos tipos de cirugías plásticas. El pediatra ha de conocer las indicaciones y las características de algunos de estos procedimientos y asesorar a las pacientes el momento y a quién solicitar una valoración más detallada. 
 
  
M.J. Galiano Segovia

 

Recommended amount of sleep for pediatric populations: A statement of the American Academy of Sleep Medicine

Paruthi S, Brooks LJ, D’Ambrosio C, Hall W, Kotagal S, Lloyd RM, et al.
J Clin Sleep Med. 2016; 12: 785-786. 
 
Dormir es esencial para la salud, sobre todo en los niños y en los adolescentes. Y un sueño saludable implica una duración suficiente, el momento adecuado, buena calidad, regularidad y la ausencia de problemas o alteraciones del sueño. Un panel de 13 expertos en el sueño ha revisado la evidencia científica publicada para elaborar un elenco de recomendaciones que han sido aceptadas, entre otras, por la Academia Americana de Pediatría.
 
Dichas recomendaciones son las siguientes:
  1. Los lactantes entre 4 y 12 meses deberían dormir entre 12 y 16 horas al día de forma regular para tener una salud óptima. No hay recomendaciones en menores de 4 meses, debido a la amplia variabilidad en los patrones y en la duración del sueño a esa edad y su correlación con el estado de salud.
  2. Los niños entre 1 y 2 años deberían dormir entre 11 y 14 horas al día (incluyendo siestas) para tener una buena salud.
  3. Entre 3 y 5 años deberían dormir entre 9 y 12 horas (incluyendo siestas).
  4. Los niños de 6 a 12 años deberían dormir entre 9 y 12 horas diarias.
  5. Finalmente, los adolescentes entre 13 y 18 años deben dormir entre 8 y 10 horas de forma regular.
 
Dormir el número de horas aconsejadas se asocia a una mejor atención, conducta, aprendizaje, memoria, equilibrio emocional, calidad de vida y salud física y mental. Por el contrario, dormir pocas horas se asocia a problemas en esas mismas áreas. También aumenta el riesgo de accidentes, de hipertensión, obesidad, diabetes y depresión. Y en adolescentes, mayor riesgo de conductas autolesivas y pensamiento e intentos de suicidio. Dormir de más también tiene efectos negativos para la salud, entre otros, riesgo de hipertensión, diabetes, obesidad y problemas mentales. Los padres deben ser conscientes de que, si sus hijos presentan problemas de sueño, deberían consultar con el pediatra o buscar un especialista del sueño. 
 
Necesitamos, sin embargo, conocer más a qué se deben las variaciones individuales del sueño y entender los mecanismos biológicos que subyace en la necesidad de dormir.
Proporcionar recomendaciones sobre la duración ideal del sueño servirá para concienciar a los padres, los adolescentes y los profesionales de la salud, pero también a los cargos públicos en la importancia que el sueño tiene para la salud.   
 
Lo que aporta este trabajo:
No siempre se ha tenido en cuenta la importancia de dormir un número suficiente de horas en cada etapa de la infancia y la adolescencia y sus repercusiones sobre la salud. Cada vez hay una mayor concienciación en las repercusiones que tienen las alteraciones del sueño. Quedan muchos campos por investigar: desde la influencia de los factores genéticos y ambientales hasta cómo repercuten en la salud de los padres y de los demás miembros de la familia.
 
En España hay pocas Unidades del Sueño, aunque la mayoría se dedican al estudio de la patología respiratoria y su influencia sobre el sueño. Existe también una sociedad científica, la Sociedad Española del Sueño (http://www.ses.org.es/), que tiene un grupo de trabajo pediátrico. 

 

J.M. Moreno-Villares
Unidad de Nutrición Clínica. Hospital Universitario «12 de Octubre». Madrid

La nutrición parenteral (NP) se ha convertido en un soporte alimentario cada vez más frecuente en pediatría. Las continuas investigaciones y la estandarización de esta alternativa nutricional han mejorado la técnica, haciéndola más segura y tolerable. Sin embargo, no está exenta de complicaciones, que pueden añadir más morbimortalidad a los pacientes que la reciben como tratamiento. En el presente artículo revisamos dos de las complicaciones asociadas al uso prolongado de NP: la enfermedad hepática asociada a NP y la enfermedad ósea metabólica asociada a NP. Se revisarán algunos conceptos, la etiología, los factores de riesgo, los mecanismos de producción, los tratamientos y la prevención.

Publicado en Nutrición infantil

Hoy en día es muy importante tener visibilidad en internet, ya que los pacientes potenciales que necesitan nuestros servicios suelen buscarlos en la web, usando su portátil, tablet o teléfono móvil, a través de motores de búsqueda. En España, más del 95% de los usuarios lo hacen utilizando Google. Una parte de esas búsquedas son geolocalizadas, es decir, búsquedas en las que el usuario expresa en qué ciudad está buscando servicios de pediatría. Por ello, este trabajo pretende dar unas pautas básicas y unas mejores prácticas para dar visibilidad online geolocalizada a través de buscadores (lo que se conoce como «local SEO» [search engine optimization, o «posicionamiento en buscadores»]) a una clínica pediátrica que desee ser encontrada por este tipo de búsquedas relacionadas con los servicios que presta. De esta manera podrá mejorar su relación con los usuarios y otros sitios web, así como aumentar las probabilidades de obtener visitas de pacientes a través de sus contenidos web.

 
Sr. Director:
La leishmaniasis es una zoonosis causada por distintas especies del parásito Leishmania. En función de la especie del parásito y de la respuesta inmunitaria del individuo, da lugar a distintas formas clínicas: leishmaniasis cutánea localizada o difusa (L. major, L. tropica, L. mexicana, L. braziliensis), leishmaniasis mucocutánea (L. braziliensis) o leishmaniasis visceral (L. infantum en la cuenca Mediterránea, L. donovani)1. La forma cutánea es la forma clínica más frecuente en la edad pediátrica y con una evolución habitualmente benigna; no así la forma visceral, que puede presentar una mortalidad de hasta el 80% sin tratamiento1,2. En la literatura revisada la presentación de una forma cutánea y visceral en un mismo paciente inmunocompetente es infrecuente.
 
Figura 1. Papula en cuero cabelludoPresentamos el caso de una lactante sana, de 11 meses de edad, con una forma visceral de leishmaniasis, diagnosticada a raíz de una lesión cutánea que había pasado desapercibida. Acudió a nuestra consulta por la presencia de fiebre de 4 días de evolución, con decaimiento y rechazo parcial de la alimentación, sin otra sintomatología. En la exploración física presentaba palidez cutaneomucosa, hepatoesplenomegalia y una lesión papular eccematosa de 6-7 mm de diámetro en el cuero cabelludo, que los padres estaban tratando como dermatitis seborreica desde hacía 4-5 meses (figura 1). El hemograma mostró la presencia de leucopenia con neutropenia, anemia y trombopenia, sin observarse formas blásticas. La proteína C reactiva se encontraba elevada, con un valor de 186 mg/L, y el resto de la bioquímica era normal. Los resultados de la serología para el virus de Epstein-Barr, citomegalovirus y parvovirus B19 fueron negativos, y ante la sospecha clínica de leishmaniasis visceral se solicitó un frotis periférico para Leishmania. En sangre periférica no se observaban formas compatibles con el parásito, por lo que se decidió biopsiar la lesión inespecífica del cuero cabelludo y realizar un aspirado de médula ósea. Se inició tratamiento antibiótico de amplio espectro y con anfotericina B liposomal. La biopsia cutánea mostró abundantes formas de Leishmania en células mioepiteliales (figura 2), lo que confirmó el diagnóstico de leishmaniasis visceral y, probablemente, la lesión cutánea era el punto de inoculación. Se revisó la muestra de sangre periférica y se halló alguna forma aislada compatible con Leishmania; el aspirado medular no mostraba de forma clara la presencia de parásitos. Se completó el tratamiento con anfotericina B liposomal, 4 mg/kg/día en 5 dosis, y la sexta dosis administrada al décimo día. La evolución clínica y analítica de la paciente fue favorable. Durante el seguimiento de 18 meses la paciente se ha mantenido asintomática sin presentar ninguna recaída.
 
Figura 2. Amastigotes en músculo erector del peloLos mecanismos de inmunidad celular determinan la resistencia o susceptibilidad a la infección por Leishmania. La activación de las células T helper (Th) desempeña un papel importante en la respuesta inmunitaria frente al parásito, tal como se ha observado en el modelo murino de infección con L. major, L. braziliensis y L. infantum. Se han establecido 2 tipos de respuesta según se expresen las subpoblaciones Th1 o Th2. La resistencia a la infección está mediada por la expansión de los linfocitos Th1 que producen interferón gamma (IFN-γ) e interleucina 12 (IL-12); estos mediadores activan la destrucción de los macrófagos parasitados y, por tanto, de las Leishmania, lo que provoca la curación de la lesión. Por el contrario, la susceptibilidad a la infección se relaciona con la expansión de las células Th2 productoras de citocinas que inhiben la respuesta celular (IL-4, IL-5, IL-10)1,3. Los pacientes con leishmaniasis cutánea difusa o leishmaniasis visceral activa muestran una mínima o nula respuesta inmunitaria celular específica contra Leishmania, aunque estas respuestas se recuperan tras un tratamiento adecuado.
 
Hemos encontrado en la literatura casos similares en pacientes infectados por el virus de la inmunodeficiencia humana y trasplantados, en los que la inmunosupresión celular explicaría esta respuesta4. Es menos frecuente que ocurra en lactantes inmunocompetentes, aunque también se ha descrito algún caso como el nuestro2, en que la inmadurez de la respuesta inmune celular a esa edad podría ser la causa de esta forma de presentación atípica.
 
Idealmente, los casos de leishmaniasis visceral deberían ser confirmados mediante visualización directa o cultivo del parásito en médula ósea o aspirado esplénico, pero se trata de métodos dolorosos y a veces con insuficiente sensibilidad. Actualmente, el desarrollo de técnicas diagnósticas más sensibles, como los test para detectar antígenos de Leishmania y, sobre todo, la búsqueda de ADN mediante reacción en cadena de la polimerasa en sangre periférica5,6 y médula ósea (con una sensibilidad que llega a ser del 100% en el caso de la médula ósea) nos pueden permitir llegar al diagnóstico de una forma más rápida y menos agresiva.
 
En resumen, la demostración de Leishmania en una lesión cutánea puede ser la clave en el diagnóstico de una leishmaniasis visceral en un lactante sano.
 
Bibliografía
1. Liese J, Schleicher U, Bogdan C. The innate immune response against Leishmania parasites. Immunobiology. 2008; 213: 377-387.
2. Landmann E, Bogdan C, Donhauser N, Artlich A, Staude B, Gortner L. Leishmaniose mit kutaner und viszeraler Beteiligung bei einem 13 Monate alten Jungen. Klin Pädiatr. 2000; 212: 266.
3. Bogdan C, Röllinghoff M. The immune response to Leishmania: mechanisms of parasite control and evasion. Int J Parasitol. 1998; 28: 121-134.
4. Pourahmad M, Hooshmand F, Rahiminejad M. Cutaneous leishmaniasis associated with visceral leishmaniasis in a case of acquired immunodeficiency syndrome (AIDS). Int J Dermatol. 2009; 48: 59-61.
5. Cruz I, Chicharro C, Nieto J, Bailo B, Cañavate C, Figueras MC, et al. Comparison of new diagnostic tools for management of pediatric Mediterranean visceral leishmaniasis. J Clin Microbiol. 2006; 44: 2.343-2.347.
6. Cascio A, Calattini S, Colomba C, Scalamogna C, Galazzi M, Pizzuto M, et al. Polymerase chain reaction in the diagnosis and prognosis of Mediterranean visceral leishmaniasis in immunocompetent children. Pediatrics. 2002; 109: 1-5.
 
Publicado en Cartas al Director
Rönnlund H, Elovainio M, Virtanen I, Martomäki J, Lapinleimu H.
Pediatrics. 2016; 137(4): e20153425.

La pediatría se caracteriza por el uso de información de segunda mano en muchas ocasiones, ya que son los padres los que refieren los problemas de sus hijos. Así ocurre, por ejemplo, con los problemas de sueño de los niños. Los autores de este estudio, de la Universidad de Turku en Finlandia, se plantean si un patrón de sueño alterado de los padres disminuye la calidad de sueño de los niños referido por los padres. La pregunta no es tanto si los niños duermen mal, sino si los padres que duermen mal piensan que sus hijos duermen mal.

Las madres depresivas cuentan más problemas de comportamiento de sus parientes que las madres no depresivas. Esta clase de distorsión puede llegar a ser problemática en condiciones médicas en las que el diagnóstico depende en gran medida de la descripción dada por los padres, como ocurre con las alteraciones del sueño en los más pequeños. Muchas de estas alteraciones se diagnostican basándose en lo que cuentan los padres; el uso de métodos objetivos es raro.

El objetivo de este estudio era analizar si la calidad de sueño de los padres se asociaba con la percepción de la calidad de sueño indicada por éstos en sus hijos, comparada con la medida objetiva de la calidad de sueño de los niños. Es decir, si los padres con una baja calidad de sueño comunican más dificultades relativas al sueño en sus hijos que lo sugerido por una valoración objetiva.
Para ello, los autores seleccionaron a 100 niños de 2-6 años de edad, que asistían a guarderías (la edad escolar en Finlandia comienza a los 7 años), mediante una carta de invitación a participar en el estudio, entre enero de 2014 y febrero de 2015. La actividad de los niños durante el sueño (medida de su calidad de sueño) se valoró por medio de un brazalete actígrafo (similar a un acelerómetro que graba los movimientos del niño, con lo que se estima el tiempo de sueño y los despertares) durante una semana. A los padres de los niños que aceptaron participar se les facilitó un diario de sueño y una escala de alteraciones del sueño de los niños de 30 preguntas (Sleep Disturbance Scale for Children). Los padres también cumplimentaron una escala de su propio sueño, de 4 preguntas (escala de Jenkins), junto con un cuestionario general de salud de 12 ítems (12-item General Health Questionnaire), así como preguntas sobre otros factores demográficos (nivel socioeconómico, bienestar familiar).

Los resultados mostraron que los padres que presentan más dificultades en el sueño indican más problemas de sueño en sus hijos. Esta asociación no pudo demostrarse con la medición objetiva de la calidad del sueño de los niños mediante el actígrafo. El cansancio de los padres actuó como un sesgo de observación con respecto al sueño de los niños.

Por tanto, una calidad peor del sueño de los padres se asoció a un sobrediagnóstico en los problemas de sueño de sus hijos. Este hallazgo pone de manifiesto que es importante considerar la calidad del sueño de los padres cuando se trata de diagnosticar, tratar o investigar las alteraciones del sueño de los niños.

Lo que este estudio aporta:
Los problemas de sueño en los niños son causa frecuente de consulta al pediatra y conllevan, con frecuencia, la realización de pruebas diagnósticas o de tratamientos en los niños con el fin de descartar enfermedades. Sin embargo, muchos de estos trastornos del sueño de los niños no se valoran con criterios objetivos, sino que se basan en la historia recogida de los padres. Este estudio pone de manifiesto que la comunicación de problemas del sueño en los niños es mayor en los progenitores que tienen problemas con su propio sueño, y no pueden refrendarse cuando se utilizan criterios objetivos.
  
M.J. Galiano Segovia

 

Existe un interés creciente por conocer –y potenciar– la adquisición de habilidades relacionadas con la alimentación en el niño pequeño. Las experiencias sensoriales en etapas tempranas de la vida pueden influir en las preferencias y en la aceptación de los alimentos. Existen datos contrastados que muestran que tanto la lactancia natural como la exposición a una mayor variedad de verduras en el inicio de la alimentación complementaria se asocian a un mayor consumo de nuevos alimentos posteriormente.

En el estudio presentado se examinan los efectos a largo plazo en tres contextos de exposición a estímulos relacionados con las comidas: bebés amamantados, exposición temprana a una variedad de verduras y exposición repetida (en 8 comidas consecutivas) a verduras inicialmente rechazadas. Se evaluaron los resultados a los 15 meses, y a los 3 y 6 años de edad.

El estudio inicial se llevó a cabo en 147 parejas madre-hijo de dos localidades de Francia y Alemania. El inicio del seguimiento se realizó cuando los niños tenían 5,2 ± 0,1 meses, que es la edad habitual de comenzar con las verduras en dichas zonas. La oferta y aceptación de los alimentos a los 15 meses y a los 3 años se realizó por medio de cuestionarios que cumplimentaban los padres, mientras que el seguimiento a los 6 años se realizó en una sesión presencial en el laboratorio, con cuatro experimentos.

A los 15 meses, los participantes que habían recibido lactancia materna comían más verduras y les gustaba un mayor número de ellas que los que habían recibido una fórmula infantil. Las verduras que inicialmente rechazaron, pero que aceptaron después de una exposición repetida, continuaban formando parte de su dieta en un 79% de los niños. A los 3 años, continuaba gustándole al 73%.

En el experimento presencial realizado a los 6 años de edad se observó que, tanto los niños que habían sido amamantados como los que probaron una mayor variedad de verduras en el inicio de la alimentación complementaria, comían más verduras nuevas y les gustaban más. Tenían más interés también en probar verduras que los que habían recibido una fórmula o una escasa variedad de verduras. Y a los 6 años, un 57% de los niños que probaron verduras que inicialmente no les gustaban, continuaban consumiéndolas.

Los autores demostraban así que las influencias tempranas en la alimentación contribuyen a modificar los hábitos alimentarios y que ese efecto persiste a lo largo del tiempo.

Lo que este estudio aporta:
Este estudio confirma algo ya conocido: el tipo de lactancia y la experiencia con una mayor variedad de verduras en el momento de comenzar con la alimentación complementaria condiciona la aceptación posterior de otras verduras. Y, además, ese efecto persiste en el tiempo. Hay razones científicas que apoyan el consejo nutricional que se les da a las mamás respecto a cómo alimentar a sus hijos, y puede ayudarles a favorecer la adquisición de hábitos saludables en ellos.


J.M. Moreno-Villares
Unidad de Nutrición Clínica. Hospital Universitario «12 de Octubre». Madrid

Las redes sociales se han convertido en una fase ineludible en la comunicación personal, social y, sobre todo, profesional y académica. Su gran número sigue incrementándose con los años, lo que supone una dificultad para el profesional de la pediatría a la hora de elegir qué red social es más adecuada para estar al corriente del desarrollo de su profesión. El presente artículo describe la aplicación y la utilidad de las cuatro redes sociales más importantes para la comunicación profesional y académica: Mendeley, LinkedIn, Academia.edu y Research­-Gate.

La nutrición parenteral está expuesta a diversas complicaciones, algunas de las cuales pueden ser graves. Su prevención desempeña un papel importante en la eficacia de la nutrición parenteral a largo plazo.
La mayoría de las complicaciones se pueden minimizar mediante el diagnóstico precoz y un cuidadoso manejo de los catéteres, ya que éstos acumulan la mayor parte de las complicaciones graves. En este artículo se abordan las complicaciones a corto y medio plazo de la nutrición parenteral, como las complicaciones mecánicas, metabólicas, infecciosas y psicosociales, así como el síndrome de realimentación.
 
Publicado en Nutrición infantil
Storebø OJ, Krogh HB, Ramstad E, Moreira-Maia CR, Holmskov M, Skoog M, et al.
BMJ. 2015; 351: h5203
 
El trastorno por déficit de atención, con o sin hiperactividad, es muy frecuente en la infancia y adolescencia. Es uno de los trastornos más frecuentes del desarrollo, con una prevalencia del 3,4%, es decir, 1 de cada 20 niños (uno por aula). El objetivo del tratamiento, por lo general multidisciplinario, es que el niño pueda concentrarse, y favorecer que entre en la edad adulta con la mejor educación posible, habiendo adquirido habilidades útiles para la vida, unas buenas relaciones familiares y confianza en sí mismo.
 
Ahora viene la pregunta del millón: ¿el metilfenidato es beneficioso o perjudicial para el tratamiento del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) en niños y adolescentes? ¿Y por qué nos lo preguntamos? Porque el metilfenidato se ha usado para el tratamiento del TDAH durante más de 50 años y continúa siendo el fármaco más utilizado en este trastorno. Sin embargo, no se han realizado revisiones sistemáticas rigurosas sobre sus beneficios y daños, y los autores de este ensayo se proponen intentar responder seriamente a esta cuestión.
 
Para ello, se revisaron las bases de datos electrónicas buscando todos los ensayos clínicos en los que se comparara el tratamiento con metilfenidato frente a placebo o la decisión de no tratar. Los autores usaron la metodología más rigurosa disponible. Los síntomas y la conducta eran valorados por los padres, los profesores y otros observadores.
 
Encontraron 38 ensayos con grupos paralelos (n= 5.111, con una duración media de tratamiento de 49 días) y 147 estudios cruzados (n= 7.134, con 14 días de tratamiento). La media de edad de los grupos estudiados era de 9,7 años.
Los autores hallaron un efecto beneficioso del metilfenidato en las escalas valoradas por los profesores (–9,6 puntos en la escala de puntuación del TDAH), sin apreciar efectos adversos graves, aunque sí leves (riesgo relativo= 1,29), así como una mejora leve en la conducta general. En el cuestionario de salud infantil que mide la calidad de vida, los padres comunicaron una diferencia de 8 puntos (a partir de 7 se considera clínicamente relevante), aunque la fortaleza de los datos (GRADE) era débil.
 
Por tanto, según los autores, el metilfenidato parece mejorar discretamente todos los parámetros estudiados, aunque se desconoce la magnitud del efecto, y sus efectos adversos son frecuentes, pero por lo general leves.
 
El artículo se acompaña de un editorial (Fazel M. Methylphenidate for ADHD. BMJ. 2015; 315: h5875), en el que la autora no cuestiona la validez del análisis, pero se pregunta cómo es posible encontrar tan poca evidencia científica para el trastorno del neurodesarrollo más frecuente en la infancia. Se sorprende también de los pocos estudios colaborativos interdisciplinarios publicados, lo que limita mucho el espectro de variables estudiadas. Y plantea que se necesitan más datos de seguridad, que quizá podrían proporcionarlos los estudios observacionales. Pero sobre todo se pregunta qué ocurre a largo plazo con estos niños, para terminar abogando por la necesidad de investigar también los tratamientos no farmacológicos, en combinación con los fármacos estimulantes. La lectura de ambos artículos nos recuerda la famosa frase de Groucho Marx, «¡más madera!», de la inolvidable película Los hermanos Marx en el Oeste. Se trata de una enfermedad muy prevalente que consume muchos recursos, pero cabe destacar la limitada fortaleza científica de los estudios en los que se basa el tratamiento, así como el lento progreso de la investigación
al respecto.
 
Lo que aporta este trabajo:
El metilfenidato es el fármaco más empleado en el tratamiento del TDAH y parece mejorar los síntomas tanto en la valoración de los profesores como de los padres. Pero la baja calidad de los datos de la investigación clínica no permite conocer la magnitud de su acción. Produce efectos adversos con frecuencia, sobre todo problemas de sueño y disminución del apetito, pero raramente efectos adversos graves.
  
E. Ruiz Chércoles
Pediatra. Centro de Salud María Jesús Hereza.
Leganés (Madrid)
 
Brown JC, Tuuri RE, Akhter S, Guerra LD, Goodman IS, Myers SR, et al.
Ann Emerg Med. 2016;67(3): 307-315. Epub 2015 Oct. 9.
 
La erupción dentaria es un proceso natural en el desarrollo de los niños. Durante esta etapa, pueden presentar diferentes síntomas y signos (aumento de salivación, irritabilidad, pérdida de apetito, aumento en la temperatura corporal) y cambios en el comportamiento, entre otros.

El periodo en el que se produce la erupción de los dientes puede ser muy frustrante y estresante para los padres, especialmente con los primeros hijos. También muchos profesionales de la salud creen que hay una asociación entre algunos signos y síntomas y la erupción de los dientes primarios. El uso de esta etiqueta diagnóstica –la erupción dentaria es causa de dichos síntomas– puede llevar a los padres a no manejarlos como datos de enfermedad, o a los médicos a ignorar síntomas significativos y fallar en el diagnóstico.

Sin embargo, la consistencia de los datos disponibles sobre la asociación entre la erupción dentaria y la presencia de síntomas y signos generales es bastante débil y antigua. Así, el propósito de esta revisión sistemática era contestar la siguiente pregunta: ¿hay en los niños de 0-36 meses signos o síntomas locales o sistémicos durante la erupción de los primeros dientes?

 

Métodos
Se realizó una búsqueda sistemática en cinco bases de datos (1.318 citas) de las publicaciones entre 1969 y 2012. Se incluyeron los estudios observacionales que valoraran signos y síntomas locales y sistémicos durante la erupción espontánea de los primeros dientes en niños sanos entre 0 y 36 meses de edad, en el examen clínico o mediante cuestionario a los padres o profesionales de la salud.

Los criterios de exclusión, en una primera fase (títulos y abstracts) fueron los siguientes: niños mayores de 36 meses, niños con enfermedad genética o con enfermedad crónica, y los estudios en que la muestra incluía una erupción no espontánea de los dientes.

En una segunda fase se excluyeron los estudios en que el examen clínico no era realizado por un profesional de la salud y los artículos que evaluaban la misma muestra. En todos los estudios se recogieron las características de la población, la intervención (examen clínico, temperatura y cuestionario) y los resultados (valoración de los dientes, síntomas, temperatura media en días no eruptivos y en días eruptivos, así como síntomas locales y sistémicos).

 

Resultados
La búsqueda identificó inicialmente 1.318 citas, aunque tras la segunda fase de exclusión sólo se seleccionaron 16 artículos, de 8 países distintos. El tamaño de las muestras varió entre 16 y 1.165 niños. La prevalencia general de signos y síntomas durante la primera erupción dentaria en niños de 0-36 meses de edad fue del 70,5%. Los más frecuentes fueron la irritación gingival (86,81%), la irritabilidad (68,19%) y el babeo (55,72%). Sin embargo, el estudio
presenta algunas limitaciones importantes: poca uniformidad en los síntomas generales que se recogieron, falta de criterios diagnósticos en algunos estudios o empleo de datos subjetivos, así como periodos demasiado prolongados entre exploraciones.

 

Discusión
La revisión sistemática investiga la evidencia disponible acerca de la erupción de la primera dentición y los signos y síntomas locales y sistémicos. Se encontró una asociación significativa con la erupción dentaria en los siguientes datos: morder, babear, «frotamiento» de las encías, irritabilidad, succión, despertares, «frotamiento» del oído, erupción en la cara, disminución de apetito para alimentos sólidos y elevación discreta de la temperatura (pero nunca hasta el grado de fiebre).

El tiempo de erupción de la primera dentición coincide con la edad cuando los lactantes comienzan a explorar el ambiente. En esta fase, la introducción de manos y objetos dentro de la boca es normal, por lo que también pueden introducirse microorganismos y causar infecciones. Incluso el «chupeteo», nutritivo o no, puede provocar hematomas o traumatizar las encías y causar inflamación.

Parece que los síntomas asociados a la erupción de los primeros dientes disminuyen con la edad. La mayoría de las manifestaciones se observaban durante la erupción de los primeros incisivos, o sólo se estudiaban en estos dientes.

 

Conclusiones
Según la limitada evidencia actual, hay signos y síntomas durante la erupción de los dientes primarios, entre lo cuales los más comunes son la irritación gingival, la irritabilidad y el babeo. En cuanto a la temperatura, la erupción de los dientes primarios se asociaba a un aumento de ésta, pero no se podría llegar a caracterizar como fiebre.

 

Lo que aporta este trabajo:
Una parte de la creencia popular que asocia la erupción de los primeros dientes a algunos síntomas o signos clínicos, por lo general de leve intensidad, es cierta. Pero también lo es que los datos de gravedad, incluida la fiebre, no pueden atribuirse a la misma y obligan al pediatra a la búsqueda de otras explicaciones.

 

M.J. Galiano Segovia

El currículum vítae es un documento que recoge de manera estructurada la experiencia laboral de un candidato a un puesto de trabajo. Sin embargo, la falta de consenso en cuanto al formato y disposición de la información incluida en él, además de la necesidad de mantenerlo actualizado constantemente, pueden convertirse en una importante dificultad a la hora de lograr este objetivo. En el presente artículo se describe cómo realizar un currículum vítae en pediatría destinado a las convocatorias de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i), las ventajas que presenta el modelo del currículum vítae normalizado, algunas de las aplicaciones existentes para ayudar a mantenerlo actualizado y cómo proyectar nuestro perfil internacionalmente a través de Europass. Se examinan además algunas de las iniciativas web disponibles para dar una mayor visibilidad a este documento a través de redes sociales profesionales.

El Día Mundial del Riñón 2016 se centra en las enfermedades renales durante la infancia y la enfermedad renal del adulto que puede iniciarse en una edad temprana. La enfermedad renal crónica (ERC) en la infancia difiere de la de los adultos en que predominan las causas derivadas de anomalías congénitas y trastornos hereditarios; las glomerulopatías y la enfermedad renal asociada a diabetes mellitus son poco frecuentes. Además, muchos niños con una lesión renal aguda pueden desarrollar eventualmente secuelas que lleven a la hipertensión y la ERC durante la adolescencia o la vida adulta. Los niños nacidos prematuros o pequeños para su edad gestacional tienen un incremento del riesgo de desarrollar ERC durante su vida. Las personas con un alto riesgo al nacer o en la primera infancia deberán ser monitorizadas estrechamente para poder detectar a tiempo los signos tempranos de enfermedad renal, con el fin de proporcionar una prevención o un tratamiento efectivos. Es factible establecer una terapia eficaz en niños con ERC avanzada; existen evidencias que demuestran que los niños evolucionan mejor que los adultos cuando reciben terapia de reemplazo renal, incluyendo la diálisis y el trasplante, aunque sólo una minoría requiere este tratamiento. Debido a las inequidades en el acceso a la atención médica, es necesario hacer un esfuerzo para que los niños con una enfermedad renal, donde sea que vivan, puedan ser tratados de manera eficaz, independientemente de su ubicación geográfica y su situación económica. Nuestra esperanza es que el Día Mundial del Riñón pueda informar al público en general, a los gestores y a los profesionales de la salud sobre las necesidades y las posibilidades que existen en torno a la enfermedad renal en la infancia.

Publicado en Editorial
Miércoles, 09 Marzo 2016 10:49

X edición Hot Topics en Neonatología

El Dr. Máximo Vento, presidente de la SENeo, en la Reunión Hot Topics en Neonatología,
 
«El análisis y debate de los temas más actuales y relevantes en el área de neonatología hace de esta reunión una de las más productivas en el calendario científico de nuestra sociedad»
 
  • Hot Topics en Neonatología es referente a nivel científico por concentrar los temas actuales de mayor relevancia en el área de neonatología tratados en la reunión internacional Hot Topics in Neonatology, celebrada en Washington DC a finales de cada año
  • Este año la posibilidad de interactuar con los ponentes ha permitido a todos los asistentes resolver dudas, plantear incertidumbres, intercambiar opiniones y compartir experiencias en un espacio de debate 
 
Madrid, 09 de marzo de 2016.- Más de cien expertos han asistido en Madrid a la X edición Hot Topics en Neonatología, una reunión anual organizada por la compañía biofarmacéutica AbbVie, avalada por la Sociedad Española de Neonatología (SENeo) y coordinada por el doctor Manuel Sánchez-Luna, jefe de Servicio  de Neonatología del Hospital Gregorio Marañón de Madrid y Presidente de la Comisión de Estándares de la SENeo. 
 
La celebración de esta nueva edición avala el éxito de este encuentro, posicionándose como referente a nivel científico por concentrar los temas actuales de mayor relevancia en el área de neonatología tratados en la reunión internacional Hot Topics in Neonatology, celebrada en Washington DC en diciembre de 2015. Este año, como explica el doctor Sánchez-Luna, la posibilidad de interactuar con los ponentes ha permitido a todos los asistentes resolver dudas y plantear incertidumbres. «El objetivo que nos hemos planteado este año es una reunión de expertos para expertos. Poder ofrecer un espacio de debate para intercambiar opiniones sobre los temas más relevantes y compartir experiencias entre los profesionales. Como otros años, se han presentado los tópicos más relevantes y controvertidos del momento, reflejando su base científica y su aplicabilidad en la práctica clínica. La magnífica aceptación de este encuentro entre expertos en neonatología demuestra el elevado interés en este tipo de actividades que gracias a la colaboración de la industria son posibles, por ello quiero expresar aquí mi más sincero agradecimiento a AbbVie por mantener estas actividades de formación médica continuada».
 
De acuerdo con el presidente de la Sociedad Española de Neonatología (SENeo), el doctor Máximo Vento, esta reunión es «una de las más productivas en el calendario científico de la SENeo. La reunión Hot Topics que se celebra siempre a final del año es un escaparate muy importante en el que se presentan aquellas novedades que han tenido impacto en la investigación o en la práctica clínica en relación con la neonatología. Los organizadores siempre buscan temas novedosos y de aplicabilidad práctica al mismo tiempo que analizan críticamente propuestas anteriores que no han dado los resultados deseados. La ulterior difusión en nuestro país del contenido suple de una forma muy eficaz la imposibilidad física de desplazar a un número elevado de neonatólogos a la reunión. Bajo la dirección experta del Dr. Sánchez-Luna, los ponentes analizan y dan una visión crítica de las ponencias presentadas. Es más, la posibilidad de interactuar con los ponentes permite a todos los asistentes resolver dudas y plantear incertidumbres».
 
Según explica, «la neonatología se debate entre disminuir la mortalidad en los límites de la viabilidad (22, 23, 24 semanas) y conseguir una supervivencia íntegra. El otro reto es lograr una neonatología mínimamente agresiva e integrar a la familia en el tratamiento y cuidado del recién nacido». Sobre estos objetivos, entre los temas revisados este año y que resultan por tanto de interés para la neonatología internacional se encuentran las nuevas recomendaciones 2015 del Liaison Committee on Resuscitation (ILCOR) sobre reanimación neonatal, las técnicas mínimamente invasivas de administración de surfactante, el pronóstico y salud a largo plazo en recién nacidos con muy bajo peso al nacer alimentados con leche humana donada, la evidencia de los ensayos clínicos con oxígeno en prematuros, la extracción tisular de oxígeno: su utilización como predictor de evolución, el uso de 3 morbilidades neonatales para seleccionar niños de muy bajo peso para su seguimiento, el trasplante en patologías metabólicas hereditarias o la carencia de vitamina A y displasia broncopulmonar, entre otros.
 
Impacto de las IRAs por VRS en el prematuro moderado y tardío a medio y largo plazo
Este año ha destacado la ponencia del Dr. Manuel Sánchez-Solís, Jefe de Pediatría del Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca, quien ha centrado su exposición en el impacto de las Infecciones Respiratorias por VRS en el prematuro moderado y tardío a medio y largo plazo. Como ha explicado, la prematuridad se acompaña, en general, de una pérdida de función pulmonar y «ambas circunstancias son, a su vez, factores de riesgo para una mayor gravedad de la Bronquiolitis Aguda por VRS». 
 
Las infecciones respiratorias constituyen la primera causa de morbimortalidad en los lactantes, siendo el virus respiratorio sincitial la etiología más frecuente como causante de bronquiolitis y el principal motivo de ingreso en la edad pediátrica. En el caso de los bebés más vulnerables, es decir, menores de tres meses o con factores de riesgo como son los bebés prematuros, aquellos con cardiopatías congénitas o aquellos con enfermedades pulmonares crónicas, las cifras de ingreso hospitalario en nuestro país alcanza el 13%1  y en la Unidad de Cuidados Intensivos llegan a ingresar un 20% de niños prematuros de entre 33-35 semanas de edad gestacional2.
 
Morbilidad respiratoria a medio-largo plazo
Durante su exposición, el experto ha hecho referencia a diferentes estudios que concluyen que la infección por VRS en el primer año de vida se asocia a mayor riesgo de sibilancias recurrentes a los 5 años de vida, y la gravedad de la misma con una mayor prevalencia de sibilancias recurrentes3.  El estudio SPRING4 sobre la morbilidad respiratoria a largo plazo en prematuros de entre 32 y 35 semanas hospitalizados por VRS concluye que los niños hospitalizados por VRS tienen sibilancias recurrentes y graves en una proporción significativamente más alta (40-50%) frente a la población control (20-30%) a los 5 años de edad. «Estos resultados están en línea con otros estudios, como el SAREPREM o el MAKI, que habían demostrado una asociación entre la infección por VRS y sibilancias en la primera infancia en prematuros tardíos», explica el experto. 
 
Prevención de las sibilancias recurrentes post-bronquiolitis aguda por VRS
Respecto al diagnóstico y manejo clínico de las infecciones respiratorias causadas por el VRS, el principal reto, asegura el experto, es desarrollar una vacuna que prevenga la infección por este virus. «El reto es importante porque el VRS es capaz de eludir la adecuada respuesta inmunitaria por mecanismos aún no suficientemente comprendidos. Mientras tanto, la prevención primaria es un objetivo importante pero difícil, pues es un virus muy contagioso con la totalidad de la población susceptible y un mecanismo de transmisión doble; tanto las gotas de Pflügge como los fómites son fuente de contagio. Así pues, en la actualidad el único sistema eficaz, además de la prevención primaria, para evitar la infección grave por VRS es Palivizumab, disminuyendo en el recién nacido prematuro el riesgo de sibilancias recurrentes posteriormente».
 
Bibliografía 
  1. Carbonell-Estrany X, Quero J, IRIS Study group. Tasas de hospitalización por infección por virus respiratorio sincitial en prematuros nacidos en dos estaciones consecutives. Pedatr Infect Dis J.. 2001; 20: 874-879.
  2. Figueras-Aloy J, Carbonell-Estrany X, Quero J, IRIS Study Group. Case-control study of the risk factors linked to respiratoy syncytial virus infection requiring hospitalization inpremature infants born at gestational age of 33-35 weeks in Spain. Pediatr Infect Dis J. 2004; 23: 815-820.
  3. Escobar GJ, et al. BMC Pediatrics. 2013; 13: 97.
  4. Carbonell-Estrany X, et al. PLoS ONE. 2015;10(5).
 
Publicado en Noticias
Kerzner B, Milano K, MacLean WC, Berall G, Stuart S, Chatoor I
Pediatrics. 2015; 135(2): 344-353. Epub 2015 Jan 5.
 
 
Éste es un artículo que todo pediatra debería leer, pues hasta una cuarta parte de los niños, a lo largo de su infancia, presenta algún problema con la comida. En la mayoría de ocasiones los problemas son leves, aunque un pequeño porcentaje de niños puede tener problemas más graves. El artículo está escrito por algunos de los profesionales que más han hecho por aclarar la clasificación y el manejo terapéutico de las dificultades para comer en la edad pediátrica. «Si una madre dice que hay un problema, hay un problema», afirman los autores en uno de los apartados, y realmente sitúan el problema en su justa medida: a veces el problema está en los niños, pero otras veces está en la percepción de los padres. Los pediatras debemos tomarnos en serio esas preocupaciones y orientarlas de la forma más adecuada. Y el primer paso es intentar clasificar –y denominar– de forma correcta el problema. La mayor objeción que podría ponerse a muchas de las clasificaciones es que, si proceden del mundo pediátrico, están enfocadas sobre todo a los problemas orgánicos y, si proceden de la psiquiatría, a los problemas de conducta. En el modelo que propone el grupo de Chatoor los niños se clasifican en tres categorías: los que tienen un escaso apetito, los que comen de forma selectiva y los que tienen miedo a comer. En cada una de estas categorías hay varios grados de intensidad, que van desde normal (percepción errónea) hasta grave (de causa orgánica o conductual). También se tiene en cuenta la forma en que los padres dan de comer a sus hijos (padres atentos, controladores, indulgentes o negligentes). A partir de estos dos aspectos (el de los niños y el de los padres), el pediatra podría clasificar y orientar el problema, incluyendo la necesidad de realizar pruebas complementarias o derivar a otras instancias si existieran datos de alarma (red flags).
 
Con los criterios mencionados podemos estimar que, del 25% de niños que ha experimentado problemas con la comida, sólo el 1-5% tiene un verdadero trastorno de la conducta alimentaria (feeding disorder). Además de analizar cada uno de los grupos y subgrupos, los autores proporcionan algunos consejos válidos para todas las situaciones: evitar las distracciones, actitud agradable durante las comidas, acotar la duración de cada comida, favorecer que el niño coma solo y tolerar cierto grado de «lío» a la hora de comer. Estos consejos no tienen desperdicio, y valen tanto para los padres como para los niños.
 
El párrafo final del artículo debería enmarcarse y ponerse en la pared de cada consulta: «Los padres cuando salen de la consulta del pediatra deberían tener claro cuál es el problema de su hijo o hija y llevarse una pautas de conducta claras para las comidas. Los padres deben irse con la confianza en su capacidad para resolver el problema, entendiendo los riesgos de obligar a comer y con esperanzas razonadas sobre objetivos y resultados».

Lo que aporta este trabajo:
Muchos padres tienen problemas a la hora de las comidas con sus hijos, especialmente en las edades más tempranas, lo que es un motivo frecuente de consulta al pediatra. En este artículo se presenta una clasificación sencilla de los diferentes tipos de problemas y cómo abordarlos, al tiempo que se incluyen entre ellos las percepciones de los padres. Además, proporciona consejos prácticos tanto para la prevención de los problemas como para solucionarlos.

  
J.M. Moreno-Villares
Servicio de Pediatría. Hospital Universitario «12 de Octubre».
Madrid
 
Brown JC, Tuuri RE, Akhter S, Guerra LD, Goodman IS, Myers SR, et al.
Ann Emerg Med. 2016;67(3): 307-315. Epub 2015 Oct. 9.
 
 
La prevalencia de reacciones anafilácticas va en aumento. La epinefrina autoinyectable es el tratamiento de elección y debe prescribirse a los niños de riesgo para tratar los síntomas y prevenir defunciones. Los autores del artículo describen 22 casos de complicaciones locales derivadas del uso de este tratamiento en niños, y analizan las características de los tres dispositivos comercializados en Estados Unidos, sus instrucciones de uso y cómo éstos pueden contribuir en la producción de las lesiones. Para la obtención de los casos realizaron una consulta por correo electrónico en listas de distribución de médicos de urgencias y en redes sociales de grupos relacionados con la alergia alimentaria. Incluyeron los casos en los que se habían producido laceraciones y aquellos en los que la aguja había quedado incrustada en el muslo del paciente y se había requerido atención médica para su extracción, y que hubieran ocurrido en Estados Unidos.
 
Resultados
Se recogieron 22 casos que cumplían los criterios descritos; 17 de ellos eran laceraciones y 5 problemas relacionados con la aguja: en 4 la aguja quedó atascada en el muslo y en otro causó lesiones en el dedo de la enfermera. El dispositivo había sido utilizado por profesionales sanitarios en 6 de los casos y por padres o cuidadores en el resto. Los autores hacen una descripción detallada con imágenes de la mayoría de los casos. En todos ellos las lesiones se produjeron por movimientos bruscos del niño durante la inyección. En el análisis de los tres dispositivos comercializados los autores constataron que ninguno de ellos recoge en las instrucciones la recomendación de inmovilizar la pierna del niño. En sólo uno de ellos la aguja queda oculta tras la administración. La recomendación de mantener el dispositivo durante 10 segundos en contacto con el muslo se relaciona con algunos de los eventos. Ninguno de ellos advierte sobre la prohibición de reinyectar el mismo dispositivo si se extrae antes del tiempo recomendado.
 
Conclusiones
La epinefrina autoinyectable es un tratamiento que puede salvar vidas. Las lesiones descritas son infrecuentes y no deberían disuadir de su uso. El análisis de estos casos permite implementar mejoras en el diseño de los dispositivos y en las instrucciones de uso para los pacientes. En cuanto a las primeras, los autores proponen que los dispositivos contengan agujas de material suficientemente fuerte para que no se doblen y que permanezcan insertadas en el muslo el menor tiempo posible. Asimismo, proponen revisar la recomendación de mantener el dispositivo durante 10 segundos, puesto que hay evidencia de que la dosis completa se vacía en menos de 3 segundos. Del mismo modo, plantean la revisión de la forma de administración. Actualmente se recomienda separar el dispositivo del muslo unos 10 cm y clavarlo enérgicamente en el muslo del paciente, lo cual podría aumentar la dificultad para quien lo administra e incrementar el dolor y la angustia en los niños, favoreciendo los movimientos bruscos. Se ha descrito como técnica alternativa sostener y comprimir el dispositivo, maniobra que los autores consideran más apropiada en los niños. En cuanto a la información facilitada a los pacientes, se propone incluir la recomendación de sujetar al niño e inmovilizar la pierna, y no reinsertar la aguja utilizada previamente aunque el tiempo de permanencia haya sido inferior a 10 segundos.

Comentario
La posibilidad de que se produzcan lesiones durante la administración de epinefrina es un hecho poco conocido por los profesionales sanitarios que participan en la prescripción y en el adiestramiento del niño y su familia en el uso de dispositivos autoinyectables. El presente artículo alerta sobre esta posibilidad y nos permite incorporar algunas recomendaciones, como la de inmovilizar al niño para evitar patadas y movimientos bruscos, causa principal de estos eventos adversos. El análisis de las características del dispositivo y su relación con el mecanismo de producción de dichas lesiones nos permitirá seleccionar el más adecuado para cada caso.
 
Actualmente en España están comercializados dos dispositivos: Altellus, de los laboratorios MEDA Pharma, y Jext, de los laboratorios Alk Abelló. Ambos contienen agujas que quedan ocultas en el dispositivo antes y después de la administración, lo que impide la reinserción del dispositivo y los pinchazos accidentales. Altellus recomienda clavar enérgicamente y Jext presionar contra el muslo. En ambos casos se incluye la recomendación de mantener el dispositivo en contacto con el muslo durante 10 segundos. También los dos incluyen una ventana de inspección que cambia de color tras la administración, lo que permite al usuario tener garantías de la que técnica se ha realizado correctamente. Para ambos preparados existen vídeos demostrativos que se pueden recomendar a los padres:
• Administración de Altellus. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=1JndtEff-tw
• Administración de Jext. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=MhFnwz3PEHo

M.L. Peralta Ibáñez
Pediatra de Atención Primaria. Centro de Salud Huerta de los Frailes. Leganés (Madrid)

La nutrición parenteral es una técnica ampliamente extendida en pediatría. Su prescripción debe realizarse teniendo en cuenta las particularidades del niño enfermo en diversos aspectos: requerimientos energéticos, hidroelectrolíticos y de macro/micronutrientes, utilización metabólica de los nutrientes, capacidad de las vías de infusión, etc. El cálculo sistematizado ayudará a prevenir errores y evitar complicaciones. En el presente artículo se revisan las recomendaciones internacionales de macro/micronutrientes para la nutrición parenteral pediátrica y se repasan diversas cuestiones prácticas que resultan de ayuda para el clínico, como el cálculo del aporte energético, las proporciones entre macronutrientes para procurar el mejor rendimiento, los aspectos sobre seguridad y el aporte proporcionado de micronutrientes, entre otras.

Publicado en Nutrición infantil

En el concepto de «pedagogía hospitalaria» conviene tener presente cuatro ideas clave: a) la humanización actúa como epicentro de la atención sanitaria, especialmente desde el siglo xxi; b) cabe considerarla como una sección más del Servicio de Pediatría; c) está más allá de la medicina y más allá de la educación especial, y d) es mucho más que un aula hospitalaria, pues su labor se extiende más allá de sus paredes.

En este artículo comentamos algunos aspectos generales de las Unidades Pedagógicas Hospitalarias (UPH) de la Comunidad Valenciana y centramos nuestra atención sobre la labor efectuada por la UPH del Servicio de Pediatría del Hospital General Universitario de Alicante. Con nuestra experiencia fundamentamos una conclusión: toda UPH debe convertirse en instrumento docente y también terapéutico, totalmente integrado en el Servicio de Pediatría, y su labor es una buena oportunidad para iniciar el camino de «hospital líquido», entendiendo como tal el que sale de sus paredes y convive con la sociedad.

Publicado en Artículo especial
La investigación es un proceso sistemático que se lleva a cabo en cuatro grandes etapas: conceptual, empírica, interpretativa y comunicativa. El protocolo de investigación es el documento que nos permite pasar de la concepción de un problema de investigación a su puesta en marcha, por lo que se enmarca en la etapa conceptual de la investigación y su finalización coincide con el inicio de la etapa empírica o práctica. Su función es comunicar con el máximo detalle, precisión y claridad todos los aspectos relacionados con el estudio que se plantea, para su posterior evaluación por parte del organismo de investigación competente.
Este artículo, en el que se describe cuál es la estructura de un protocolo, qué apartados lo componen y cómo debe elaborarse, pretende servir de guía orientativa para todos los profesionales de pediatría interesados en planificar y realizar una investigación científica.
 

La generalización del uso de dispositivos móviles ha propiciado el desarrollo de un enorme y variado catálogo de aplicaciones en continua regeneración que se ha extendido al ámbito de la salud y que auxilian en la práctica médica a los profesionales médicos, al tiempo que permiten el desarrollo de un papel proactivo por parte del paciente en las tareas de seguimiento. En este trabajo se describen el contexto y las características de estas aplicaciones en el campo de la salud, y se proporciona un listado con algunas de las más destacadas en el campo de la pediatría, útiles para la actualización de conocimientos, el auxilio en las labores de gestión y la consulta sobre diagnósticos, así como las más empleadas por los padres para facilitar el seguimiento y la monitorización. Asimismo, se ofrece un listado con los principales directorios y buscadores de aplicaciones para facilitar la búsqueda entre una oferta tan variada y cada día más amplia, además de las iniciativas nacionales e internacionales orientadas a valorar la calidad y la fiabilidad de estas aplicaciones.

El Hospital Infantil «La Paz» de Madrid es un centro de referencia nacional en especialidades pediátricas. En este artículo se describen los principios de esa clínica en su 50 aniversario. Se inauguró oficialmente el 18 de julio de 1965, y tiene un lugar propio en la historia del desarrollo de las especialidades pediátricas en España.

Enrique Jaso fue su creador y promotor. Muchos datos sugieren que tuvo una visión clara, y planeó y desarrolló el proyecto hacia la formación de áreas específicas en el campo de la medicina de los niños. En el éxito inicial también intervinieron otras figuras decisivas, como Julio Monereo, cirujano pediátrico.

Este desarrollo de la pediatría se unió al de otros hospitales de la Seguridad Social, a menudo con la colaboración de algunos profesionales formados en «La Paz». Estos profesionales de la Seguridad Social y la formación de un número creciente de subespecialistas pediátricos han impulsado importantes avances en el conocimiento de la medicina fetal, neonatal, infantil y del adolescente. A todos ellos, nuestro sincero agradecimiento por sus contribuciones.

Publicado en Artículo especial
Buckley JP, Hedge A, Yates T, Copeland RJ, Loosemore M, Hamer M, et al.
Br J Sports Med. 2015.
 
Existen suficientes datos publicados que relacionan un modo de vida sedentario, incluido el tiempo de trabajo, y las principales causas de morbimortalidad (enfermedad cardiovascular, diabetes mellitus y algunos tipos de cáncer). Con el fin de proporcionar indicaciones para los trabajadores cuya jornada es fundamentalmente sedentaria, un grupo de expertos ha recogido la evidencia científica disponible y elaborado recomendaciones en función del distinto tipo de actividad, con el fin de subrayar los efectos negativos para la salud y el bienestar de jornadas prolongadas sentados en un despacho, así como los beneficios no sólo para la salud, sino también para el rendimiento personal y colectivo de una organización del trabajo menos sedentaria.
 
Aproximadamente el 40% de los individuos adultos no alcanza a realizar los 150 minutos/semana de actividad física moderada-intensa recomendable, y esta cifra alcanza el 70% en países de rentas elevadas de Europa y Norteamérica. Una de las estrategias para mejorar estas cifras es reducir el tiempo de inactividad física (p. ej., el 65-75% del tiempo de trabajo en una oficina se realiza sentado): un cambio de conducta inicial sería tan simple como conseguir que la gente en la oficina se levantara de la silla y se moviera con más frecuencia (mucho más práctico que recomendar que todo el mundo hiciera una determinada cantidad de ejercicio físico intenso diariamente).
 
Considerando que la actividad física durante las horas de trabajo ha ido disminuyendo con el tiempo, así como la mayor edad de jubilación y los riesgos potenciales que se asocian a estos cambios, en algunos países se están estableciendo recomendaciones específicas que incluyen también cambios en la misma distribución de los espacios físicos en el lugar de trabajo.
 
Las recomendaciones para los trabajos fundamentalmente sedentarios son las siguientes:
1. Progresar inicialmente hacia acumular 2 horas al día de estar de pie y realizar una actividad física ligera (como caminar), con el objetivo final de alcanzar las 4 horas diarias (promedio).
2. La duración del tiempo de trabajo sentado debe interrumpirse periódicamente con trabajos realizados estando de pie. Hay que evitar también lo contrario, como realizar jornadas prolongadas permaneciendo de pie sin moverse.
3. Estos cambios de actitud pueden acompañarse inicialmente de sensaciones musculoesqueléticas molestas o de fatiga, que son parte de un proceso de adaptación.
 
Pero además de los posibles beneficios para la salud, pueden obtenerse otras ventajas: disminución de los gastos de salud, mejora de la productividad, mayor compromiso y menor absentismo laboral.   

 

Lo que aporta este trabajo:
Las condiciones físicas del trabajo (lugar, tiempo sentado, actividad física) pueden influir en la salud, pero también en el bienestar de los trabajadores. En una etapa en que las nuevas tecnologías han hecho disminuir mucho la actividad física en el trabajo, es preciso desarrollar estrategias novedosas para corregir esa desviación.

J.M. Moreno-Villares
Servicio de Pediatría. Hospital Universitario «12 de Octubre». Madrid
 
 
Devore CD, Schutze GE; The Council on School Health and Committee on Infectious Diseases
Pediatrics. 2015; 135(5): e1.355-e1.365.
 
Los piojos siempre están de moda. Son la pesadilla de padres y profesores en cada curso escolar. Antes se trataban sin acudir al médico, pero el mal diagnóstico, el uso inadecuado de pediculicidas y el aumento de resistencias y nuevos productos –muchos de ellos sin eficacia probada o seguridad– conllevan que se recurra más al médico para su diagnóstico y tratamiento.
 
En este documento de Práctica Clínica de la Academia Americana de Pediatría se hace una revisión práctica y profunda de los tratamientos tanto para prevenir la aparición de los piojos como para eliminarlos.
 
Para el diagnóstico se requiere la identificación de huevos, ninfas o piojos adultos a simple vista. Puede no ser fácil, porque evitan la luz y pueden caminar rápidamente.
 
La prevención (evitar compartir peines, lazos, gorros...) es difícil de realizar. Donde haya piojos, es importante tratar pronto la situación para evitar que se contagien a otras personas.
 
Nunca se debe iniciar un tratamiento a menos que haya un diagnóstico claro de piojos vivos. El tratamiento óptimo debería ser seguro, rápido, fácil de usar y asequible. A menos que se haya probado resistencia en la comunidad, la permetrina al 1% o las piretrinas serían el tratamiento de primera elección razonable ante una infestación activa. Otros pediculicidas que han ido surgiendo posteriormente (malatión al 0,5%, alcohol bencílico al 5%, spinosad, ivermectina al 0,5%) podrían usarse en casos más difíciles, teniendo en cuenta también el coste, aunque sería necesario realizar más estudios de seguridad y eficacia. Es importante aplicar adecuadamente los productos, ya que la mayoría no son ovicidas, y habría que aplicarlos al menos 2 veces en intervalos apropiados.
 
La extracción manual es un tratamiento seguro y nada tóxico, por lo que puede ser una opción a tener en cuenta, sobre todo si existe resistencia a los productos en la comunidad, si el paciente es demasiado joven, o los padres no desean usar pediculicidas. Es más fácil realizarlo con las liendres y mejor con el pelo mojado.
 
Hay lendreras eléctricas, que sueltan pequeñas descargas y matan al piojo. No se deben utilizar en gente con epilepsia ni marcapasos. Algunos productos (vinagre o derivados) facilitan el proceso de quitar liendres «ablandando el pegamento» que los sujeta al pelo, aunque no se ha probado su beneficio clínico.
 
Cuando se identifica un caso en una familia, sólo deberían tratarse los convivientes en quienes se observen piojos vivos o liendres a menos de 1 cm del cuero cabelludo. Los objetos que no se pueden lavar, se pueden meter en una bolsa de plástico durante 2 semanas (cualquier liendre que haya sobrevivido al salir el piojo moriría por no poder alimentarse). 
 
Cuando se diagnostican piojos en un niño, puede que ya lleven 1 mes o más en su cabeza. Debe seguir acudiendo a clase, pero se desaconseja el contacto directo con la cabeza de otros niños. El contagio dentro de clase es muy bajo.
La presencia de piojos o liendres en la cabeza no debería ser motivo de absentismo escolar en los niños sanos.  
 
 
Lo que aporta este trabajo:
Aunque molestos, los piojos no representan un peligro para la salud. Lo ideal es emplear pediculicidas sólo en caso de encontrar piojos vivos. Para eliminar las liendres, los medios físicos (lendrera) son la mejor opción.
M.J. Galiano Segovia 
 
La distribución y difusión de contenidos multimedia a través de internet se ha convertido en una herramienta de comunicación relativamente barata y sencilla en su manejo, por lo que la usan educadores, profesionales, científicos, investigadores, jóvenes y público en general. En este trabajo se analiza la tecnología streaming, el webcasting y el podcasting y sus cada vez mayores aplicaciones en el campo de la pediatría.
El streaming consiste en un servicio de transferencia de datos que permite la distribución de contenidos multimedia de manera continua a través de internet y en tiempo real, desde un servidor a un cliente en respuesta a una solicitud del mismo, sin necesidad de haberlos descargado previamente en nuestro ordenador. De forma similar, el webcasting consiste en la transmisión en directo de contenidos a través de internet, y se emplea con éxito en la retrasmisión de videoconferencias, dada la posibilidad de que los asistentes puedan interactuar. Por último, el podcasting se refiere al acto de distribuir archivos de audio en internet para su escucha en un ordenador, un reproductor mp3 o un dispositivo móvil. 
Numerosas asociaciones y sociedades de carácter científico o profesional, educativas, revistas, congresos y reuniones de carácter similar en el campo de la pediatría utilizan hoy en día esta tecnología, que goza de gran aceptación entre los usuarios.
 
Zucker N, Copeland W, Franz L, Carpenter K, Keeling L, Angold A, et al.
Pediatrics. 2015; 136(3): 1-9. Epub 3 agosto 2015.
 

En el artículo se revisa la evolución de preescolares que presentan un patrón de alimentación selectiva (los conocidos como picky eaters, comedores selectivos o melindrosos). La alimentación selectiva es muy frecuente en la infancia, sobre todo en los preescolares (de 2 a 5 años); tan frecuente que a menudo se ve como parte de un desarrollo normal. Sin embargo, algunos de estos niños mantienen ese patrón de conducta hasta la adolescencia o más tarde. Para conocer la repercusión del trastorno en el niño y en su familia, los autores estudiaron a una cohorte de 917 niños de 24-71 meses de edad con estas características, que acuden a centros de atención primaria en un área de salud del sudeste norteamericano. Los padres cumplimentaron unas encuestas diagnósticas estructuradas, relacionadas con los hábitos alimentarios, la capacidad de autorregulación, los síntomas psiquiátricos y las variables del ambiente del hogar. Una subcohorte de 188 parejas se evaluó 24,7 meses después.

Resultados
Los patrones de alimentación selectiva entre moderados e intensos se asociaban a síntomas psicopatológicos (ansiedad, depresión, déficit de atención e hiperactividad), tanto en el momento de la primera encuesta como en el seguimiento. La gravedad de los síntomas era mayor cuanto peor era la conducta selectiva. Se observó también una alteración en el funcionamiento familiar más allá de los aspectos relacionados con la comida o la aversión alimentaria.

Conclusiones
Los autores concluyen que a la vista de estos hallazgos, los pediatras han de intervenir de forma temprana en los niños que presentan un patrón de conducta alimentaria selectiva de moderada intensidad, con el fin de prevenir el desarrollo de una psicopatología posterior. En el último Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fith Edition (DSM-V) se recoge este cuadro como un trastorno de la conducta alimentaria restrictivo-evitativo (avoidant/restrictive food intake disorder [ARFID]) y sugieren evitar el término «comedor selectivo».

Comentario
Los trastornos de la conducta alimentaria en el niño pequeño son frecuentes y suelen tener un carácter adaptativo. Los padres, preocupados por las posibles implicaciones sociales y sobre la salud de sus hijos, suelen consultar con el pediatra. No hay generalmente un protocolo de actuación. Los clínicos tratan de minimizar la alarma de los padres que, con frecuencia, se sienten culpabilizados por los sanitarios por no saber ofrecer una cantidad suficiente de comida nueva. Con un enfoque correcto, encaminado a reafirmar a los padres y dar pautas concretas a las familias, es posible normalizar el hábito alimentario y el funcionamiento familiar. Sin embargo, los casos más graves pueden generar una gran conflictividad familiar y se asocian a psicopatologías, tanto en el niño como en el resto de miembros de la familia, y precisan un abordaje y un tratamiento más intenso. La alimentación selectiva en los niños puede ser una señal de alarma de gran vulnerabilidad, lo que conlleva un riesgo de presentar una psicopatología posteriormente.

M.ªJ. Galiano Segovia

New pediatricians: first jobs and future workplace goals
Freed GL, McGuinness GA, Moran LM, Spera L, Althouse LA
Pediatrics. 2015; 135(4): 701-706.

Existe cierta preocupación sobre cuáles son las posibilidades de los pediatras jóvenes de encontrar un trabajo que cumpla con sus expectativas. Para ello, los autores de este artículo decidieron encuestar a los 5.210 pediatras que tuvieron que pasar el Examen de Certificado de Pediatría en 2014 (en Estados Unidos es preciso certificarse en Pediatría tras terminar la residencia mediante un examen nacional, aunque no se precisa de forma inmediata para conseguir un trabajo; https://www.abp.org/become-certified/general-pediatrics/admission-requirements), con el fin de preguntarles acerca del grado de satisfacción sobre su primer trabajo y si se adecuaba a sus expectativas laborales.

El cuestionario estructurado podía cumplimentarse en menos de 10 minutos y fue respondido por más del 99% de los pediatras.

Resultados
El 45% de los que respondieron trabajaban con pediatras generales. El 75% de los pediatras que terminaron en los 2 últimos años eran mujeres. El principal factor a la hora de elegir el primer trabajo, tanto en hombres como en mujeres, era el estilo de vida y las consideraciones sobre la familia o la pareja, aunque más en las mujeres que en los hombres (el 69 frente al 55%; p <0,0001). Las consideraciones económicas tenían un peso considerablemente menor, y en este caso importaban más a los hombres. La mayoría de los encuestados referían encontrarse satisfechos con su trabajo actual en relación con sus expectativas, tanto los hombres como las mujeres. La mayoría de los que trabajan en atención primaria no tenía ningún interés en realizar una actividad hospitalaria. De los que habían terminado su residencia en los últimos 2 años, un 23% tenía planeado trabajar a tiempo parcial durante un cierto periodo en los próximos 5 años.

Conclusiones
Pese a la preocupación sobre si los jóvenes pediatras tenían la posibilidad de encontrar un trabajo acorde a sus ideales de trabajo, la mayoría de los encuestados trabajaba en empleos que se ajustaban bastante a sus deseos profesionales y enfocados, sobre todo, al trabajo clínico.

Comentario
Con unas características demográficas muy similares a las nuestras (aunque con un porcentaje más elevado de mujeres, la mayoría trabajando en atención primaria), los resultados obtenidos en este estudio parecen ser discordantes con lo que ocurre en España. Sería interesante realizar una encuesta sobre el grado de satisfacción de los pediatras jóvenes de nuestro país sobre su empleo y cómo se ajustaría a sus planes personales y profesionales.

J.M. Moreno-Villares
Servicio de Pediatría. Hospital Universitario «12 de Octubre». Madrid

 
 
Sr. Director:
 
La lactancia materna (LM) en España tuvo una alta prevalencia hasta la década de los setenta. Posteriormente, distintos factores culturales, económicos y sociales contribuyeron a su importante disminución. Actualmente, el trabajo que se realiza en diversos centros para fomentar la LM requiere un esfuerzo importante de coordinación, continuidad e implicación de todo el personal sanitario. Este trabajo parece que está siendo efectivo, ya que han aumentado de nuevo las tasas de niños alimentados con LM. 
La LM se relaciona con el descenso del riesgo de padecer varias patologías1. Entre los efectos más documentados2, cabe destacar la disminución de la diarrea infecciosa y de la otitis media. Además, estos beneficios parecen aumentar cuanto mayor es la duración de la LM3, por lo que se considera un objetivo deseable mantener un periodo de 6 meses de LM exclusiva2. Sin embargo, la aplicación de medidas favorecedoras de la LM realizadas sin control podría aumentar los casos de deshidratación neonatal4,5.
 
Algunos estudios realizados en diversos países analizan las características de esta patología6,7. En nuestro centro, con aproximadamente 1.400 partos y 460 ingresos anuales en el servicio de neonatología, estudiamos los 26 neonatos deshidratados ingresados en los últimos 5 años. Se realizó un estudio descriptivo y retrospectivo a partir de la revisión de 20 historias clínicas para el primer periodo (años 2010, 2011 y 2012), y descriptivo y prospectivo a partir de entonces (2013 y 2014), con 6 casos evaluados. Los datos obtenidos se recogen en la tabla 1; no fue posible realizar un análisis estadístico debido al pequeño número de casos. En los resultados destaca el descenso de la incidencia y la gravedad de estos casos, con menor natremia, uremia y días de estancia hospitalaria. Entre otros factores, esto podría deberse a que los niños incluidos en el segundo periodo ingresaron antes y, en su mayoría, desde la propia maternidad. 
CD LM y deshidratacion Tabla
En nuestro caso, la creación del Comité de Lactancia Materna y de un documento de consenso en 2009 fomentó el inicio de una serie de medidas a favor de la LM. En la maternidad contamos en los últimos años con una matrona de enlace que asesora a madres lactantes, y realizamos un control exhaustivo del peso y la alimentación de los neonatos, con citas hospitalarias o ingresos si así se requiere. Hasta 2013 se crearon talleres de LM en cada centro de atención primaria que, junto con el Grupo de Apoyo local a la LM, son fundamentales en su continuidad. En estos años se han impartido 321 horas lectivas de cursos de LM para personal sanitario. El reconocimiento recibido de la OMS/UNICEF como hospital IHAN8 (2011, fase 1D) facilita el trabajo y la interlocución fluida con los responsables sanitarios.
La mejora de nuestros datos nos permite considerar que los esfuerzos realizados están dirigidos en la dirección adecuada.
 
Bibliografía
1. Ip S, Chung M, Raman G, Chew P, Magula N, DeVine D, et al. Breastfeeding and maternal and infant health outcomes in developed countries. Evid Rep Technol Assess (Full Rep). 2007; 153: 1-186.
2. Agostoni C, Braegger C, Decsi T, Kolacek S, Koletzko B, et al; ESPGHAN Committee on Nutrition. Breast-feeding: a commentary by the ESPGHAN Committee on Nutrition. J Pediatr Gastroenterol Nutr. 2009; 49: 112-125.
3. Melissa Bartick, Arnold Reinhold. The Burden of suboptimal breastfeeding in the United States: a pediatric cost analysis. Pediatrics. 2010; 125: e1048-e1046. Disponible en: http://pediatrics.aappublications.org/content/125/5/e1048.full.pdf
4. Unal S, Arhan E, Kara N, Uncu N, Aliefendioğlu D. Breast-feeding-associated hypernatremia: retrospective analysis of 169 term newborns. Pediatr Int. 2008; 50(1): 29-34.
5. Peñalver Giner O, Gisbert Mestre J, Casero Soriano J, Bernal Ferrer A, Oltra Benavent M, Tomás Vila M. Deshidratación hipernatrémica asociada a lactancia materna. An Pediatr (Barc). 2004; 61(4): 340-343.
6. Boskabadi H, Maamouri G, Ebrahimi M, Ghayour-Mobarhan M, Esmaeily H, Sahebkar A, et al. Neonatal hypernatremia and dehydration in infants receiving inadequate breastfeeding. Asia Pac J Clin Nutr. 2010; 19(3): 301-307.
7. Pelleboer RA, Bontemps ST, Verkerk PH, Van Dommelen P, Pereira RR, Van Wouwe JP. A nationwide study on hospital admissions due to dehydration in exclusively breastfed infants in the Netherlands: its incidence, clinical characteristics, treatment and outcome. Acta Paediatr. 2009; 98(5): 807-811. 
8. Aguayo Maldonado J, Arana Cañada Argüelles C, Arena Ansótegui J, Canduela Martínez V, Flores Antón M, Gómez Papí A, et al. IHAN Calidad en la asistencia profesional al nacimiento y la lactancia. Informes, estudios e investigación. Madrid: Ministerio de Sanidad, Política e Igualdad. Centro de publicaciones, 2011.
 
Publicado en Cartas al Director
Jueves, 05 Noviembre 2015 09:13

Síndrome de «dumping» en pediatría

El síndrome de dumping (SD) es un conjunto de síntomas gastrointestinales y vasomotores que se produce como consecuencia de la cirugía gástrica. En pediatría se ha descrito fundamentalmente tras la cirugía antirreflujo. El diagnóstico es clínico, pero la sobrecarga oral de glucosa puede ser de utilidad si existen dudas.

Se presentan los casos de 8 pacientes afectados de SD, 6 varones y 2 mujeres, con edades comprendidas entre 13 meses y 9 años en el momento del diagnóstico. Cuatro pacientes tenían como enfermedad de base una atresia de esófago intervenida, 2 un reflujo gastroesofágico, 1 una hernia diafragmática congénita y 1 un tumor gástrico. Todos fueron sometidos previamente a algún tipo de cirugía gástrica. En 7 de ellos se realizó una funduplicatura, y en 4 una piloroplastia. Todos los pacientes tenían clínica de SD temprano, y 6 asociaban clínica de SD tardío. En todos ellos se realizó una sobrecarga oral de glucosa, que confirmó el diagnóstico. El tratamiento dietético fue efectivo en 7 pacientes, y 1 paciente precisó además tratamiento con acarbosa.

El tratamiento dietético es efectivo en la mayoría de los pacientes con SD.

Publicado en Originales
La ciencia abierta (open science) es el movimiento que pretende hacer accesible a todos los niveles la investigación científica y la difusión de los datos. Implica la publicación en abierto (open access) y la publicación y reutilización de los datos generados en las investigaciones (open research data). Participar en la ciencia abierta y compartir las publicaciones y los datos de investigación estimula el trabajo científico, aumenta su citación e impacto y contribuye al avance de la ciencia. 
Las principales estrategias para aumentar la difusión y el impacto de los trabajos son las siguientes: 1) publicar trabajos de calidad; 2) publicar en las mejores revistas; 3) publicar en abierto; 4) publicar y compartir los datos brutos de investigación; 5) incluir los trabajos en Google Scholar y crear un perfil en Google Scholar Citations, y 6) aprovechar las herramientas de la web 2.0, como incluir contenidos en las wikis, participar en redes sociales, colgar vídeos profesionales en la red, difundir una web y un blog propio, compartir referencias y presentaciones de diapositivas, participar en listas de distribución y disponer de un perfil en ORCID. 
 
Introducción: El título es la frase más importante del artículo científico y necesita estar redactado con corrección para captar la atención del lector e inducirle a leer todo su contenido. De la acertada elección de las palabras que lo forman depende también que el artículo sea recuperado en las bases de datos bibliográficas. El objetivo de este trabajo es determinar la corrección de los títulos en una muestra de artículos publicados en revistas pediátricas españolas.
Material y métodos: Se han revisado 3.043 artículos publicados en revistas pediátricas españolas durante el periodo 2008-2013. Para determinar su corrección se siguieron las recomendaciones de los manuales de estilo y de redacción científica, artículos previos y las recomendaciones de la Real Academia Española. 
Resultados: Numerosos títulos presentaron algún defecto o eran mejorables. El defecto más frecuente ha sido la falta de concisión por el uso de palabras o expresiones que no aportan información. Menos frecuentes han sido las faltas de claridad y el uso de siglas.
Discusión: Muchos de los títulos escritos por los pediatras españoles son mejorables. Deben elegirse y redactarse con la máxima corrección, pues la presencia en el título de palabras superfluas, errores de sintaxis y cualquier otro defecto refleja un descuido del autor y puede ser determinante en la decisión de leer todo el artículo o de rechazarlo. 
 

La arteritis de Takayasu es una enfermedad crónica inflamatoria que afecta a los grandes vasos, con predilección por la aorta y sus ramas. Describimos el caso de un adolescente de 14 años con arteritis de Takayasu, con una estenosis moderada de los troncos supraaórticos y una dilatación aneurismática de la aorta ascendente y descendente. En el tratamiento de base se administraron corticoides, inmunosupresores y fármacos biológicos (infliximab y tocilizumab). Durante el periodo de tratamiento, el paciente desarrolló una tuberculosis pulmonar que fue tratada sin complicaciones.

Publicado en Notas clínicas

Los epónimos son muy frecuentes en ciencias de la salud y una parte fundamental del lenguaje y de la cultura histórica de los médicos, ya que numerosas personas han dado nombre a enfermedades, síndromes y signos, partes anatómicas y procesos fisiológicos y patológicos. A pesar de ser términos etimológicamente vacíos, están ampliamente arraigados en la educación médica y en la historia de la medicina, de manera que sería muy difícil prescindir de ellos, o incluso, como proponen algunos, erradicarlos. En la actualidad no es frecuente que surjan nuevos epónimos médicos, ya que todos los desarrollos importantes de la medicina son fruto del trabajo en equipo y, por ello, es difícil bautizarlos con nombres que incluyan a todas las personas involucradas. Continúa el debate científico en la literatura médica con argumentos a favor y en contra de su uso. Lo razonable parece ser mantener los epónimos clásicos que han perdurado en el tiempo, sea porque tienen mayor importancia clínica, sensibilidad, especificidad y significación diagnóstica, o por su mayor importancia histórica.

Los trastornos del espectro autista (TEA) son alteraciones del neurodesarrollo caracterizadas por una afectación de la interacción social y de la comunicación asociada a comportamientos rituales, estereotipados y repetitivos, que habitualmente son diagnosticados en los niños. Su prevalencia parece estar aumentando, aunque este incremento podía deberse a un mejor conocimiento del problema y, por tanto, a una mayor sospecha clínica. Los clínicos, y sobre todo los pediatras que tratan a niños diagnosticados de TEA, deberían adquirir conocimientos científicos sobre los tratamientos considerados en este momento alternativos, para poder proporcionar información y consejos sobre sus posibles riesgos y beneficios.

Publicado en Nutrición infantil

Los diferentes tipos de abreviaciones (abreviaturas, siglas y símbolos) se emplean ampliamente en todos los campos científicos, especialmente en ciencias de la salud, y normalmente se utilizan como recurso para ganar tiempo y ahorrar espacio. Sin embargo, pueden producir problemas de comunicación entre los profesionales de los diferentes niveles asistenciales y suscitar interpretaciones erróneas con posibles consecuencias graves, sobre todo en las prescripciones de medicamentos en la edad infantil. En este artículo se revisan las reglas que definen su construcción y uso, se describen los problemas de su utilización en la comunicación científica, se proponen soluciones para evitarlos y se detallan algunos buscadores de siglas en internet.

La subluxación atlantoaxoidea es una etiología que debemos tener presente en el diagnóstico diferencial de la tortícolis adquirida en pediatría. La etiopatogenia de este cuadro no es bien conocida y, aunque parece tener relación con traumatismos leves o afectación inflamatoria del cuello por infecciones respiratorias o cirugías faríngeas, es posible que se origine espontáneamente sin un antecedente. Debe sospecharse ante tortícolis resistente al tratamiento, realizando prueba de imagen y descartando patología infecciosa y tumoral. El manejo depende de la gravedad y duración del proceso.
Presentamos el caso de un paciente de 6 años con subluxación atlantoaxoidea rotacional sin traumatismo previo, que evolucionó favorablemente con tratamiento conservador.

Publicado en Notas clínicas

Ante una nueva prueba diagnóstica, y antes de utilizarla en la práctica clínica, es necesario conocer su validez. Y para que los estudios de pruebas diagnósticas sean válidos, es preciso que tengan rigor metodológico en cuanto a su diseño y aplicabilidad. En las pruebas diagnósticas podemos considerar dos listas guía de comprobación: STARD para la validez y QUADAS para la calidad.
La declaración STARD define un listado de 25 preguntas y un diagrama de flujo que debería seguirse para que el diseño de un estudio sea adecuado, teniendo en cuenta la inclusión de los pacientes, el orden de la realización de la prueba, el número de pacientes que reciben la prueba y la prueba de referencia seleccionada.
La declaración QUADAS está formada por cuatro áreas fundamentales: a) selección de los pacientes; b) prueba en estudio; c) estándares de referencia, y d) flujo de pacientes y cronograma.

Actualmente las revisiones sistemáticas de calidad (con o sin metaanálisis), ya con una metodología bien definida, se consideran una de las mejores fuentes de evidencia científica disponibles. Tienen gran valor (y popularidad) en el ciclo de generación, transmisión e implementación del conocimiento, tanto por su valor per se como por ser el punto de partida de guías de práctica clínica y/o informes de evaluación de tecnologías sanitarias.
Pero una revisión sistemática no es buena per se (como tampoco lo es un ensayo clínico) y, para ello, debe describir de forma completa y transparente su metodología. Disponemos de la declaración PRISMA, como una lista de comprobación para este tipo de estudios, que viene a sustituir a la declaración previa QUOROM. Disponemos ya del «prisma»; resta utilizarlo y demostrar que mejora la calidad de las revisiones sistemáticas.

Introducción: El objetivo principal de nuestro trabajo fue conocer la valoración de los pediatras que realizaron una rotación externa durante la residencia de pediatría en otro país y comparar esta valoración según rotasen en países con grandes recursos frente a otros con recursos más limitados.
Material y métodos: Estudio transversal de ámbito nacional mediante encuesta on-line, enviada a los pediatras socios de la Sociedad Española de Infectología Pediátrica (SEIP) mediante correo electrónico entre enero y marzo de 2014. Los países de destino se clasificaron en países de renta alta y media-alta (RAMA) y de renta baja o media-baja (RBMB), según la clasificación de las economías realizada por el Banco Mundial en 2013. Se compararon las diferentes variables recogidas entre los grupos.
Resultados: Un total de 47 residentes (61%) tuvieron un ámbito de formación en enfermedades infecciosas durante su estancia. La valoración fue muy positiva. Veinticinco residentes (35%) rotaron en países considerados como RBMB. No hubo diferencias significativas en la valoración de la formación de los residentes que rotaron en países de RBMB respecto a los que rotaron en países de RAMA. Doce residentes (17%) realizaron esta rotación en el seno de un programa de cooperación o ayuda al desarrollo, la mayoría de ellos en países de RBMB (44%).
Conclusiones: Las rotaciones externas en diferentes países durante la residencia son bien valoradas por los pediatras. En el caso de la formación en países de RBMB, además de una formación técnica, puede tener un valor añadido la formación en salud global.

Publicado en Originales

El duelo infantil es muy diferente del adulto, y presenta una expresividad variable en cada niño y en cada edad. A menudo, la información que los progenitores proporcionan al niño sobre la muerte es escasa, tardía y equívoca. Además, suelen ocultar sus emociones negando el impacto de la muerte, en un intento fallido de proteger al hijo del sufrimiento, lo cual impide al menor expresar sus propios sentimientos y favorece la aparición de psicopatologías presentes y futuras. Incluso en el ámbito escolar se aborda también tímidamente el concepto de muerte por parte del profesorado.
Los pediatras de atención primaria y el personal docente escolar, como grupos profesionales referentes en estrecho contacto con el niño, pueden desempeñar un papel relevante en el asesoramiento y el apoyo de las familias en duelo, minimizando la necesidad de recurrir a intervenciones psicológicas que podrían inducir a la interpretación y asimilación como enfermedad de una situación vital que, si se maneja correctamente desde sus inicios, no tiene por qué llegar a serlo.
Se proponen unas pautas de actuación dirigidas a los padres, demás familiares y profesorado, para educar en salud mental desde las consultas de pediatría de atención primaria y también desde las aulas.

Publicado en Revisión

El ensayo clínico es el diseño que se considera el «patrón oro» en intervenciones terapéuticas, y el factor clave es la aleatorización. El germen de estas listas guía procede de los estándares aplicados al ensayo clínico aleatorizado, «patrón oro» de la publicación biomédica, y es preciso que se describan detalladamente, con exactitud y transparencia, su diseño, ejecución, análisis y resultados. Sin embargo, la información facilitada en las publicaciones es muchas veces insuficiente o inexacta, carencias que motivaron el desarrollo de la declaración CONSORT en 1996. Nos encontramos en la tercera generación de la declaración CONSORT y revisamos los 25 ítems considerados críticos que, por tanto, deberían incluirse en todo informe de un ensayo clínico aleatorizado.
Cuando existen razones que impidan la realización de un ensayo clínico aleatorizado es necesario efectuar estudios de intervención no aleatorizados, pero para comunicar con transparencia los resultados obtenidos en ellos debe emplearse la lista de comprobación TREND. En este artículo también revisamos los 22 ítems de la declaración TREND con una breve descripción de cada uno.

En la necesaria labor de publicar menos y publicar mejor, necesitamos buena formación y buenos recursos. Uno de estos recursos son ciertas guías de buena práctica para la elaboración de trabajos (tanto en aspectos formales como éticos) que se divulguen y estén disponibles para editores, autores, revisores y lectores. A estas guías se las denomina «listas guía de comprobación».
Estas listas guía conforman un mar de siglas (AGREEE, CONSORT, COREQ, MOOSE, PRISMA, REMARK, SQUIRE, STARD, STROBE, TREND, etc.) que definen iniciativas para mejorar la realización y la publicación de estudios experimentales, observacionales, de precisión diagnóstica, pronóstico, evaluación económica, guías de práctica clínica, etc.
Existe bastante información publicada sobre listas guía de comprobación de artículos científicos. Además, algunos recursos en internet ofrecen información al respecto, útil para lectores, revisores y editores, entre los que destacamos EQUATOR Network, acrónimo de Enhancing the QUAlity and Transparence Of health Research.

Introducción: Redactar y publicar requiere una metodología, una organización y una sistemática que los pediatras deben conocer.
Objetivo: Evaluar la formación en publicaciones biomédicas entre los pediatras y especialistas médicos que trabajan en nuestra área de pediatría, así como su experiencia personal respecto a la publicación de artículos.
Material y métodos: Se realizó una encuesta de oportunidad con 13 preguntas cerradas y una mixta sobre formación, experiencia y motivación para publicar. La muestra estuvo constituida por los asistentes a una sesión sobre «Cómo publicar artículos» de un curso dirigido a pediatras, médicos de familia, residentes de pediatría (MIR-pediatría) y residentes de medicina familiar. La estadística descriptiva se llevó a cabo con el programa SPSS versión 15.
Resultados: La población diana estuvo formada por 53 médicos; cumplimentaron el cuestionario 34 (64,1%). Sólo 13 de los 34 respondedores (38%) refirieron haber asistido a cursos o seminarios sobre cómo realizar una publicación: 9 de 21 pediatras (42,8%), 2 de 6 MIR-pediatría (33,3%) y 2 de 7 MIR-medicina de familia (28,6%). Respecto a la experiencia, 18 pediatras (85,7%) publicaron al menos 1 artículo en los últimos 5 años; publicaron más de 5 artículos 5 pediatras (23,8%), 2 MIR-pediatría (ambos menos de 6 artículos) y 5 MIR-medicina de familia. Respecto a la motivación, publicar les resultó «demasiado difícil» a 5 (un 20% de los que publicaron). El motivo principal para publicar fue el currículum personal (un 94,1% de 34).
Discusión: Este estudio piloto nos sirvió para conocer la realidad y la necesidad formativa para escribir artículos biomédicos en nuestra muestra local. Es una propuesta para extender este tipo de estudios a otros distritos o áreas sanitarias. Un porcentaje importante señaló que no le resultó emocionalmente positivo publicar, antes al contrario, que tuvo «demasiadas dificultades».
Conclusiones: En nuestra muestra se observa una falta de formación percibida en escritura científica. Para conocer, promover y orientar las necesidades de formación en docencia sobre escritura biomédica, creemos recomendable potenciar herramientas como este tipo de encuestas.

Publicado en Originales

Como en una obra teatral, en los artículos científicos hay un inicio (Introducción), un nudo (Material y métodos y Resultados) y un desenlace (Discusión). En la Discusión se analiza el significado de los hallazgos del estudio, se destacan los aspectos nuevos y relevantes y las principales conclusiones, se analizan e interpretan los datos de la investigación según la metodología empleada, y se concreta una respuesta (conclusión) a la pregunta (objetivo) de investigación. En la Discusión se debe dar respuesta a cuatro apartados esenciales: validez científica, importancia clínica, novedad y utilidad clínica.
El cuidado en seleccionar y transcribir la bibliografía de un artículo científico orienta sobre bastantes aspectos, pero uno esencial es el rigor con el que se ha realizado un estudio. Las referencias bibliográficas constituyen una sección destacada en un trabajo científico, en que la selección cuidadosa de documentos relevantes es un elemento que da solidez a la exposición teórica del texto, a la vez que constituye una importante fuente de información para el lector. Es fundamental conocer bien los estilos de citación para elaborar las referencias bibliográficas basadas en los «requisitos de uniformidad» (el estilo Vancouver es el más utilizado en ciencia médica).
Finalmente, cabe considerar cuatro apartados que suelen ir al final del documento y que también son de interés: Agradecimientos, Financiación, Conflictos de intereses y Anexos.

Material y métodos y Resultados son las secciones centrales y más importantes de un artículo, pues de ellas emana la esencia de la lectura crítica: permiten evaluar la validez (desde el punto de vista científico), la relevancia (desde el punto de vista clínico) y la aplicabilidad (a la práctica clínica).
El apartado Material y métodos es el «manual de instrucciones» de la investigación, por lo que es fundamental que se exponga con precisión, hasta el punto de que constituye el apartado del artículo que ocasiona mayor número de rechazos en su publicación. La redacción de este apartado puede ser literal o, quizá mejor, se puede estructurar en diversos apartados, entre los que podríamos incluir los siguientes: tipo de diseño del estudio, sujetos o pacientes, tipo de variables, población y muestra, intervenciones y medidas, análisis estadístico y normas éticas.
El apartado Resultados es el «corazón» del artículo, pero un corazón que debe latir al mismo ritmo que Material y métodos y ser siempre coherente. En él se deben seleccionar, ordenar y presentar los datos mediante dos formas estilísticas: el texto (con una forma estilística muy eficiente, clara y precisa) y los elementos auxiliares del texto (tablas, gráficos, figuras, fotografías y diagramas). Por tanto, en el apartado de Resultados hay dos puntos clave: hacer bien el análisis de los datos y presentarlos bien.

La cerebelitis aguda constituye una de las principales causas de disfunción cerebelosa en pediatría. Su pronóstico es generalmente bueno, y su evolución hacia la atrofia es excepcional. La afectación de un solo hemisferio es muy infrecuente, lo que obliga a realizar un diagnóstico diferencial con los procesos tumorales de la fosa posterior. Su etiología puede ser infecciosa, postinfecciosa o posvacunal, y Mycoplasma pneumoniae es uno de los agentes causales descritos en la bibliografía. Se presenta el caso de una niña de 8 años que, tras una neumonía atípica, desarrolló un cuadro de hemicerebelitis derecha que evolucionó posteriormente a una hemiatrofia cerebelosa con secuelas en la motricidad fina.

Publicado en Notas clínicas

Cada apartado de un artículo debe diseccionarse en profundidad para conocer sus oportunidades y amenazas a la hora de leer (y escribir) un artículo científico. En estas páginas abordaremos los tres apartados iniciales de un artículo: título, resumen e introducción.
El título es lo primero que se lee de un artículo; de ahí su importancia. Hay que buscar buenos títulos y por ello debemos conocer las características que se aconsejan y los errores que debemos evitar. En el título (como en todo el texto) hemos de cuidar dos cuestiones básicas: la longitud de las frases y la longitud de las palabras, lo que se conoce como «índice de niebla».
El resumen es una parte fundamental del artículo, su tarjeta de presentación. Suele ser (junto con el título) lo que despierta el interés inicial para leer el texto completo. Su finalidad es identificar el contenido del documento de forma rápida y exacta, con pocas palabras (150-250) y con un estilo preciso y conciso. Debemos cuidar bien las palabras clave y su traducción al inglés. La introducción es la presentación del trabajo y viene a ser como su texto de promoción. Debemos conocer bien la secuencia aconsejada, el buen uso de la bibliografía y la correcta exposición de los objetivos, pero también debemos evitar los errores más frecuentes que se comenten en este apartado.

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